Sesenta Siete

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Tan pronto pudo salir al balcón respiró lejos de los aromas. Por mucho tiempo había estado únicamente con el suave aroma de Mingyu, nada parecido al de los lobos que lo rodeaban y que mandaban una avalancha de feromonas alrededor. Sin mencionar a Hoshi, toda la habitación donde lo tenían confinado olía a Hoshi, incluso la ropa que sería del cachorro y la ropa de Minghao. Quería salir y respirar el aire limpio de la pequeña casa donde estuvo antes.

Sintió la mano de Jeonghan en su hombro y este lo abrazó por la espalda recargando su rostro ahí, era reconfortante tenerlo cerca, saber que no estaba completamente solo. Le tomó la mano y continuó respirando mirando al cielo nocturno. Quería ver a Jun, saber que se encontraba bien y que no estaba viviendo entre montones de lobos en una asquerosa habitación del sótano. Pero Hoshi no cumplía su palabra, al menos no aun.

—¿Cómo te sientes?— Le preguntó Jeonghan.

—Como la mierda.— Confesó. —No quiero que se sigan acercando a mí... Tampoco quiero que Hoshi me toque.

Ese era otro detalle. Ya no soportaba del todo el tacto, prefería mantener una distancia considerable y de ser posible ocultarse en un rincón lejos del mundo. Pero Jeonghan estaba bien, y apostaba que Jun también lo estaría, ellos podrían tocarlo y Minghao no sentiría esa horrorosa incomodidad en el centro de su pecho.

—Es por el cachorro. Cuando él nazca no querrás que nadie lo toque. Solo tú, y su padre.

—No quiero que lo toque Hoshi.

—No me refería a él.

Minghao respiró profundo y se apartó por un momento. No quería seguir pensando en Mingyu, pero inevitablemente llegaba a su cabeza y se quedaba ahí por largo tiempo. Minghao quería estar de nuevo con él, estar en su incomoda cama y oler su asquerosa pizza con piña. Tener a la perra en sus piernas mientras lee y piensa en que otra pintura hará una vez la luz sea adecuada, quería mirar a Vini por horas hasta que le creciera una nueva hojita. Y quería estar con Mingyu. Tan solo existiendo, ni siquiera acurrucado o abrazado, tan solo existir a su alrededor sintiendo su característico aroma a Mingyu. Sin preocuparse por nada más.

—Mingyu no es...— titubeó. —él está donde debería estar, en su casa, tranquilo.

—Si, eres tú el que no está donde debería.— Jeonghan le sonrió acariciando sus mejillas como un niño. —No quieres estar aquí, quieres estar con él.

Minghao suspiró apartando la mirada. Pensar en eso era caso perdido, Minghao ya no podría irse de ese lugar, era su hogar ahora mientras que Jun y Jeonghan estuvieran ahí, y se esforzaría por hacerlo un hogar también para Vernon, donde pudiera crecer feliz.

—Eso no importa. Ya le causé demasiados problemas.

—No, Hoshi fue el que causó problemas, estoy seguro que Mingyu aun te quería ahí.

—No despues de lo que le dije...— exhaló una pequeña risa. —él debe odiarme... me odia.

El sentimiento amargo lo hizo esconder su rostro. Mingyu lo odiaba, lo odiaba por haber sido tan débil y dejarlo, por solo causarle problemas desde que llegó, porque Minghao no pudo regresarle nada, ni siquiera pudo agradecerle por todo. Él solo se fue, y era comprensible que Mingyu lo odiara, y quizás era lo mejor, porque Minghao no podría vivir con la idea de que Mingyu aun le tenía algo de cariño... no podría vivir con la idea de tener una mínima posibilidad de correr hacia él y sostenerlo.

—Lo amas.— No fue una pregunta, pero la mirada de Jeonghan estaba sobre él.

—Eso no importa ahora.

Jeonghan lo abrazó de nuevo.

—Claro que importa... siempre va a importar. Aunque los años pasen. Minghao... no dejes que ese amor se convierta en odio... Eso consume todo tipo de amor.

La tristeza que lo invadió era demasiada como para ser únicamente suya. Comprendió las palabras de Jeonghan, y recordó sus ojos la vez que decidió irse. Tan llenos de odio que quizás alguna vez también estuvieron llenos de cariño. No quería sufrir como él. No quería odiar a su cachorro, u odiar su vida. Pero ya no podía hacer nada.

—No puedo hacer nada ahora... cuando el cachorro nazca no tendré posibilidad alguna de huir. No voy a dejarlo aquí.

Jeonghan se apartó y dio un par de pasos hacia atrás, su precioso rostro enmarcado por los mechones de su cabello, y sus tan abiertos que el color gris podría ser opacado por el blanco.

—Escapa antes de que nazca.— Le dijo Jeonghan. —Y si no lo haces... Voy a deshacerme de él, para que nada te ate aquí.

El corazón de Minghao latió con tanta fuerza y el mareo fue tan repentino que sus rodillas no soportaron y se desplomó al suelo. Golpeó accidentalmente una de las plantas a su lado y esta se estrelló con fuerza haciendo un sonido estridente. Jeonghan no fue a ayudarlo.

—Jeonghan...— intentó razonar, pero ni siquiera él estaba haciéndolo.

La puerta se abrió de golpe dejando a Hoshi pasar, le dijo un par de cosas que no logró comprender porque su mirada aún estaba puesta en Jeonghan. El padre de Hoshi fue el siguiente en entrar intentando comprender la situación. Minghao no dijo nada.

—¿Qué fue lo que le dijiste? ¡Si el cachorro sale lastimado...!— Gritó el padre de Hoshi para Jeonghan, pero este no apartaba su mirada de Minghao. Él lo haría. —¡Mírame ahora!

Jeonghan no respondió el llamado.

—Hao ¿Qué pasó? ¿Qué fue lo que hizo Jeonghan? ¿de nuevo está metiéndote ideas a la cabeza?— Preguntó Hoshi.

No pudo responder. Cuando el alfa mayor golpeó a Jeonghan en el rostro soltando algunas palabras hirientes, Minghao dejó de pensar en ello.


...

Capítulo medio feo porque estoy bloqueada.

Hold [GyuHao] [Omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora