Sesenta dos

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—Así que realmente se fue...— Habló Seokmin con una mueca triste, Mingyu apenas lo miró mientras encerraba ofertas de trabajo en el periódico. —¿no irás por él?

—Se fue, Seokmin, decidió irse.— Suspiró. —Nadie lo arrastró o lo obligó a subirse un auto, Minghao solo dialogó con Hoshi y tomó una decisión... ¿crees que pueda ser una secretaria de entre treinta o cuarenta años? No encuentro mejor oferta.

Seokmin soltó un pequeño suspiro y bajó la mirada tomando su café. Mingyu no tenía nada más que decir acerca de Minghao, se había terminado y ya. Se fue, de pronto lo dejó y su departamento se quedó vacío. Era triste pero no podía hacer más al respecto que seguir con su vida. Su hermana también había ido a preguntar por Minghao, y Seungkwan lo hizo un par de veces, pero siempre era la misma respuesta. Y no iba a cambiar.

—Jun no quería irse.— Balbuceó Seokmin. —Yo tampoco quería que se fuera. Él era un poco raro, pero me alegraba tenerlo en casa, también le agradaba a mis vecinos... Cuando fui con la policía ellos me dijeron que no podían hacer nada al respecto. Jun es un lobo, no un mono.

Mingyu dejó caer el periódico con desinterés y miró el rostro triste de su amigo. Minghao ya no era su asunto, tampoco Jun, pero de alguna manera ellos seguían volviendo a su cabeza. Y no solo ellos. Jeonghan también llegaba a él, la imagen de ese omega lastimado y triste, lleno de lágrimas reclamándole porque lo dejó ir. Jeonghan se veía como un hombre tan triste y desesperado que Mingyu soñó con él un par de noches.

¿Qué clase de vida tendría Minghao de ahora en adelante? ¿terminaría viéndose como Jeonghan? Porque eso sería sumamente triste. Sacudió su cabeza intentando ignorar sus propios pensamientos y siguió con su búsqueda de un nuevo trabajo.

Hold [GyuHao] [Omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora