Treintaiuno

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Cuando Mingyu llegó a casa días despues y marcó otro día en el calendario que ahora adornaba su refrigerador no pudo evitar notar dos cosas; primero, comenzaba la semana quince, segundo, Seokmin parecía invadir su casa todos los días. Y es que Mingyu había tomado turnos dobles, nuevos trabajos y alguno que otro dinero extra de gente curiosa para poder ahorrar, lo que le daba tiempo a su amigo de escabullirse a su departamento y jugar con Minghao.

Y Minghao parecía estar perfectamente bien con Seokmin, pintaba en la cocina, en la sala, y en todos lados moviendo su caballete de lado a lado mientras que Seokmin y la perra lo seguían como si nada, incluso Vini había posado para una de las pinturas, y esa pintura la compró su hermana para adornar su habitación.

Las pinturas de Minghao eran...algunas eran realistas, otras rozaban en lo abstracto y algunas eran inentendibles, a Mingyu le gustaban, sobre todo aquellas que pintaba en la noche, cuando Minghao creía que estaba dormido y se escabullía a su lado para pintar tranquilamente, y Mingyu despertaba por el aroma de los químicos, y lo veía pintar, tan entusiasmado que no tenía fuerza suficiente como para interrumpirlo. Esas pinturas eran especiales, Minghao siempre las guardaba con especial cuidado, y la mayoría retrataba un lugar, o un sentimiento.

Mingyu quería tomar su cámara y fotografiar al mundo.

—¡Haz un autorretrato! ¡Como vangog!— gritó Seokmin.

Minghao le sonrió, y eso era algo que había estado pasando últimamente, Minghao comenzaba a sonreír mucho más.

—No creo que se pronuncie así.— Aclaró Minghao pintando líneas sobre el lienzo. —¿y si mejor te pinto a ti?

—¿puedo ser un caballero?

—Si. Lo que quieras.

—Primero paga por ello.— Dijo Mingyu dejándose caer en el sillón, sus energías abandonándolo en ese momento.

—Eres un aguafiestas.— Se quejó Seokmin.

—Si.— Respondió con simpleza sintiendo a su querida mascota subir a su espalda, y Dios, su perra era pesada, ella estaba mejor alimentada que nadie en el departamento. —Sigue en pie mi propuesta de comer croquetas para perro.

—Sigue en pie mi propuesta de metértelas por el culo hasta que las escupas por la boca.

—Debes tomar clases de anatomía.

Escuchó la risa de Seokmin y segundos despues la de Minghao. Bien, el que ellos se llevaran bien era un alivio, al menos Minghao no estaba completamente solo y su hermana iba de vez en vez para hablar con el omega, ella había sido discreta y comprendía porque Minghao no podía dejar de consumir carne, para los lobos era más necesario que los monos. Aun así ella regañó al omega por su gusto en la moda y en las grandes corporaciones de textiles.

—Me voy a casa.— Anunció Seokmin tomando sus cosas. — ¡Volveré mañana!

Mingyu solo fue consiente de un par de cosas pasando despues de eso, como Minghao despidiéndose y cerrando la puerta. El silencio comenzó a aparecer y Mingyu abrió los ojos justo cuando el aroma de Minghao sustituyó el del óleo. Se encontró con el omega justo frente a él, sus ojos grises enfocándolo con un sentimiento cálido.

—Estás cansado.— Aquello no fue una pregunta, Mingyu tan solo parpadeó lentamente. —Duerme en tu cama.

—¿piensas dormir en el sillón? Es muy incómodo.— Bostezó. —Es mejor el suelo, pero la perra y vini podrían comerme mientras duermo.

—Podemos dormir juntos.— Aquella frase sonó inocente, pero Mingyu negó. —Antes no te importaba.

—Antes era diferente.— Aclaró rodando para darle la espalda.

Antes era diferente. Mingyu ya no era un niño pequeño, ya no era un adolescente confundido, ya no era alguien que podría desconocer sus sentimientos. Antes era diferente porque no se sentía igual que en ese momento. Cerrar los ojos y fingir que nada estaba pasando era mucho peor que antes, porque Mingyu no podía cometer los mismos errores.

—¿Por qué?— Preguntó Minghao, como si no lo supiera.

—Porque...— Suspiró aun sin mirarlo. —Me gustas.— Calmó su corazón, aclarándose a sí mismo que no era nada que ambos no supieran antes. —Y si vamos a actuar incomodos que sea mañana, ahora quiero hablar de la vecina de arriba, sus hijos han estado robándome los calcetines ¿lo has notado? Lo peor es que no sé si quiero que me los regresen, creo que no.

—Mingyu.— La voz sonó seria, así que calló. Sintió la mano de Minghao en su mejilla y fue obligado a girar el rostro para encararlo. Y pensó que sería incómodo, sin embargo los ojos grises disiparon cualquier pensamiento.

Minghao no dijo nada más, él se inclinó sobre Mingyu y lo besó. Un beso que supo diferente a todos los que Mingyu había vivido antes, tanto que lo desconcentró. ¿Qué clase de beso era? Los suaves labios de Minghao cedían por completo a lo que Mingyu quisiese. Y Mingyu podría tomarlo, podría tomarlo de cualquier manera y Minghao estaría dispuesto a aceptar, porque aquel beso era el de un omega.

Mingyu podía tomarlo.

"¡Suéltame!" La voz de Wonwoo lo obligó a apartar a Minghao.

—No puedo.— Dijo con la voz temblorosa mientras se sentaba en el sillón, Minghao retrocedió un par de pasos. —Ah...yo...

—Iré por leche.— Dijo Minghao de golpe antes de salir del departamento. Mingyu no tuvo tiempo para responder. O pensar.

Hold [GyuHao] [Omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora