Los recuerdos de lo que había sucedido durante las últimas seis semanas habían inundado mi mente. El tiempo parecía correr, solo a veces. Era un lunes, un lunes por la tarde. El primer lunes de marzo. Aún sentía la corriente fría de inverno a pesar de estar a punto de comenzar la primavera. Pero que se le podía hacer, era Londres damas y caballeros.
Metí las manos en los bolsillos de los vaqueros mientras apuraba mi paso. Recuerdo que eran cerca de las tres de la tarde. Habíamos tenido una entrevista radial en la mañana por lo que teníamos el resto del día libre. Estábamos libres desde las once de la mañana. Niall me había invitado a almorzar, pero negué.
Tengo algo pendiente por hacer. -Le había dicho dentro de la camioneta con los demás chicos.
Y así era. Un asunto pendiente que había estado postergando desde hace semanas... meses de hecho.
Miré la hora en mi reloj en la muñeca. Diez minutos después de las tres. Solté el aire en mis pulmones mientras acomodaba la gorra de béisbol en mi cabeza. Si, no era muy imaginativo a la hora de disfrazarme para salir. Era un lugar público. Un parque. Era extraño vernos aquí, pero bueno.
No había ido a almorzar a casa. Pero habíamos quedado vernos para almorzar juntos. Pero me plantó. Una urgencia de último minuto. Entendí, pero arreglé para que fuera en la tarde. Volví a ver la hora en mi reloj.
Tres y cuarto.
Estaba un poco ansioso, lo sabía porque no dejaba de revisar la hora en mi reloj y mi pierna no dejaba de moverse. Estaba sentado en una banqueta allí en el parque. Volví a ver mi reloj.
Tres y dieciséis.
No podía dejarme plantado de nuevo, no en el mismo día. Saqué mi teléfono del bolsillo de mi abrigo. Me maldije internamente al no haber recordado que estaba sin batería. Había olvidado por completo cargarlo la noche anterior. Se me había ido con tanta cosa en mi cabeza. No, no estaba preocupado por el trabajo. Era por asuntos personales. Bastante personales.
Metí el teléfono que había muerto hace como cuatro horas en mi bolsillo.
Seguían siendo las tres y dieciséis cuando volví a revisar la hora.
Demonios.
-Sabes, a veces creo que tienen razón con eso de que tienes pinta de David Beckham. Y creo también que te verías muy bien con tan solo ropa interior.
Oh, sí. Demonios.
Me levanté ante aquel comentario. Sin previo aviso plantó un beso en mis labios.
-Hola, Li. -Me saludó.
-Te demoraste. -Fue lo único que le dije. Frunció su entrecejo.
-Bueno, hubiera sido lindo que en vez de citarme en un parque hubieras ido por mi a la universidad. Hubieras ido a verme y de allí traído al parque. No hubiera llegado tarde. -Se quejó. Solo respiré hondo.
-¿Quieres sentarte? -Le invité. Volvió a fruncir el entrecejo. Las arrugas entre sus cejas se profundizaron.
-¿Vamos a quedarnos aquí? -Sí, era mejor. Me quedé callado. Ella hizo un puchero pero levantó los hombros-. No importa, con tal de estar cerca de ti, Li.
Demonios. Demonios. Demonios.
Se sentó en aquella banca de madera. Me sonrió de oreja a oreja. Dio golpecitos a su lado, incitando que me sentara. Vi a ambos lados antes de hacerlo. Había pocas personas a nuestro alrededor.
-Extraña verte. Pensé que la tierra te había tragado. -Enganchó su brazo con el mío antes de recostar su cabeza en mi hombro.
-He-he estado ocupado. -Esa había sido mi escusa para todo. En especial para esa aclaración que todos afirmaban.
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La Embarraste Payne, está embarazada
FanfictionÉl, una estrella. Un adolescente que comenzaba a ser hombre. En la cima de su carrera. Con el mundo a sus pies. A veces la vida te tiene sorpresas. Sorpresas que nunca esperas. Para bien, para mal todas son sorpresas. Nadie nace preparado. Ni siqu...