Liam

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Semanas después...

 -Liam.

 -¡Vamos! Sé que puedes.

 -¡Es fácil para decirlo! -Entre gritó, refutó, y casi maldijo. Sentía que la circulación en los dedos de mis manos desaparecía, pero claramente se debía a su agarre-. ¡Liam! -Mi nombre salió de sus labios pidiendo ayuda, gritaba por mi ayuda.

 -Lo sé, lo sé. Pero tú...

 -¡Claro que no lo sabes! -Me calló. Sentía que mis rodillas comenzaban a fallar, temblaban. Pero claro, se debía a la situación-. Juro que si salgo de esta, ¡te mato! -Por la clara amenaza mi corazón se aceleró.

 -Falta poco, solo un poco más -trataba de calmar. Veía como tomaba bocanadas de aire y las soltaba en hondas exhalaciones. Gotas de sudor cubrían su frente. Incluso podía asegurar que la sangre completa de su cuerpo había pasado a su rostro por el tono carmín con el que se encontraba. Pero claro, se debía al esfuerzo que hacía. Un rastro de sudor se había dibujado en su espalda, empapando lo que llevaba puesto.

 -¡Liam! -Mi nombre nuevamente abandonó sus labios entre queja, sollozo y súplica-. No voy a lograrlo.

 -Yo sé que puedes. Confío en ti.

 -¡¿Y crees qué eso ayuda?! -Debía de esperar esa reacción. Tomé  aire, debía de comprender. Si en algún universo paralelo los papeles estuvieran invertidos, sabría que no me dejaría decaer. Estaría allí, para mí.

 -Falta poco, solo un poco más. Un último esfuerzo y verás que todo estará bien.

 -¿Lo prometes? ¿Solo esto? ¿Nada más? -Preguntó jadeante. La súplica estaba en sus ojos.

 -Vamos, estoy contigo.- Evité responder. No quería prometer algo que no llegaría a ser. Algo me decía que la próxima vez podría incluso hasta ser peor.

Tomó aire. A pesar de todo tenía la voluntad de llegar hasta el final. Bueno, después de todo lo que pasamos no habría como dar marcha atrás. Pero posiblemente yo no lo hubiera logrado y prontamente hubiera dado mi brazo a torcer. Por ello, sentía gran admiración hacia su persona.

Soltó un gruñido/queja/sollozo y grito mientras lo hacía. Sí, todas las emociones en un par de segundos. Veía que la vena en su frente latía. Un poco más, un poco más y... un pequeño sonido inundó la habitación.

Estaba hecho.

Eso, era todo.

Pude sentir como su cuerpo, a mi costado, se calmaba. Incluso una pequeña sonrisa se formaba en sus labios. Felicidad destellaba de sus ojos. Su miraba buscó a la mía, supe que quería decir.

 -Liam.

 -Lo sé -musité lleno de orgullo-. Lo lograste. -Sonrió mostrando todos sus dientes en una radiante sonrisa.

 -¡Lo logré! -Habló con emoción dos segundos antes de abrazarme.

De repente, escuché una melodiosa risa llegar a mis oídos. Su melodiosa risa.

 -¿Puedo saber qué sucede? -Mi cabeza giró a un costado, justo al lugar dónde esa pregunta salió. Sentí que mis mejillas se sonrojaron por habernos encontrado así.

 -¡Lo logré! -Gritó Niall. Dio un salto colocándose en pie y soltándome. Levantó sus brazos en señal de victoria. Pero no duro.

Dio un quejido de dolor dos segundos antes de que todo su cuerpo se desplomara.

 -Te detesto, Liam. -Musitó recostando su cabeza en el frío suelo.


 -Sus gritos se escucharon por toda la casa. Por un instante pensé que...

La Embarraste Payne, está embarazadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora