Secreto, secretos, secreto.

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Debes arriesgarte. Sin importar que tengas miedo, arriesgaste. Lo que tienes por ganar... vale la pena.


Las palabras de Zayn continuaban en mi cabeza mientras me abría paso entre las asistentes de la fiesta. En serio, eran demasiados. El apartamento de Niall, estaba pequeño para tanta gente. En especial para tanta gente <<alegre>>.


 -¡A la derecha! ¡A la izquierda! ¡Arriba! ¡Abajo! -Gritaba eufóricamente la fila de conga que habían hecho. La cual Niall encabezaba. La cual un Niall con aproximadamente dos botellas, seis shots y una que otra copa de whisky reía a todo pulmón. Estaba en el quinto cielo.


Y se levantaría en el séptimo infierno. Por la resaca, digo.


Di un pequeño salto, asustado. Me asustó escuchar que rompieron, por cuarta vez, algo de cristal.


 -¡YEAH! -Un muchacho de cabello negro y ojos grises. Tan solo en ropa interior corría en medio de la pista de baile, la sala.


Bueno, al menos trae calzoncillos -pensé. Al menos por ahora.


Entre la abarrotada marea de gente logré ubicar una cabeza conocida. Sorprendentemente lo ubiqué a pesar de su baja estatura.


 -¡Louis! -Grité su nombre llamando su atención. Este volteó, estaba conversando con alguien, no vi quien. Sonrió al verme.


 -¡Liam! -Hizo su voz de presentador-. ¿Dónde te habías metido? Te había visto cuando llegué, no alcancé a saludarte.


 -No importa, yo solo quería...


Un grito de euforia me acalló. Vi de reojo como la gente hacía un círculo. De lo que sea que haya estado en medio de su atención, algo salió volando. Un par de calzoncillos de estrellitas y lunas aterrizó sobre una lámpara decorativa a unos metros de nosotros. Se hizo añicos al caer.


 -¡Oh! -Louis rio-. Capaz que puedo hacer que Niall también se desnudé. Lo grabaré y chantajearé. -Volvió a reír maliciosamente-. Solo necesito un vestido y una cabra. -Negué.


 -Solo no dejes que la cabra lo muerda -hasta yo me sorprendí de decir eso-. ¿Has visto a Christina?


 -¿Christina? -Frunció su ceño-. ¿La trajiste?


 -Sí, pero...


La bola de cristal que colgaba del techo, cayó.


 -¡Qué diablos! -La fiesta estaba saliéndose de control-. Olvida la cabra, con el ángulo adecuado de la cámara solo necesito un oso de peluche.


 -¿La has visto? -Obvie el comentario.


 -No, no la vi. Oh, no... creo... creo que estaba afuera. Creo que era ella. Por la terraza.


La Embarraste Payne, está embarazadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora