Chocolate

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-En serio, deja de hacerlo -habló dándose la vuelta a una velocidad única dejando que su cabello pelirrojo flotará unos segundos.

-Pe... -la mirada que me dio me hizo callar. Sus penetrantes ojos azules me dieron una clara advertencia que luego salió de sus labios.

-Si no dejas de hacerlo, juro que te haré algo "no bonito" -tomó un poco de aire y volteó hacía lo que estaba haciendo. Revolví mi cabello y volteé hacía el temporizador en mis manos. Pero escuchar que revolvía unas bolsas me hizo fijarme de nuevo en ella.

-¿Segura qué...?

-¡Payne! -estalló. Me atemoricé al ver que estaba con el cuchillo en su mano mirándome afiladamente.

-Creo que iré a... a... -salí de la cocina, dejando el temporizador aún con quince minutos restantes, antes que Amber me hiciera algo "no bonito". Y con el cuchillo en su mano, me daba varias y coloridas ideas de lo que podía pasar. Y eran todas de tono rojo sangre.

Pero debía de aceptarlo. Creo que a nadie le gusta ser observado mientras hace cualquier cosa. Ni que a cada treinta segundos te pregunten si estás seguro de lo que hiciste. Y ni mucho menos que quien lo pregunte sea quien no te agrada.

Debía aceptar el por qué Amber no dudaba en hacerme trocitos, pero... no quería que algo saliera mal.

Alejándome de la cocina antes de representar una escena de terror en la cual yo no saldría vivo me encontraba en la sala. Repasé con mi vista algunas de las cosas que habíamos estado preparando toda la tarde con Amber.

No nos llevábamos bien, pero, citando sus palabras.

<<Somos dos personas incompatibles. Con un mismo interés>>

Creo que lo de incompatibles fue una manera más suave de decir que no era posible estar en una habitación sin que comenzáramos una pelea por ver quien respira más oxígeno. Aunque trabajábamos bien la mayor parte de esa tarde, pero creo que la única razón era por lo que ella dijo: Un mismo interés.

Christina

Por lo que había en la mesa un no tan pequeño botín de dulces. Desde pequeños caramelos de naranja hasta un conejo de chocolate de aproximadamente cuarenta centímetros de alto con su mellizo de chocolate blanco a un costado. Brownies, pastelillos, bombones de chocolate que adornaban toda la mesa y más.

<<Una de las pocas cosas que ama, es el dulce>>

Fue algo que Juliet me dijo aquel día en que la llame, el domingo pasado. Por lo que llamé al Dr. Shore para preguntarle si estaba bien darle dulce.

<<Un poco no le hará mal>>

Bueno, no era un poco considerando las fresas cubierta de chocolate a un costado del pastel pero... quería hacer algo por ella.

No era mucho, lo sabía. Pero era algo que la hiciera despejarse por un par de horas. Por lo que a regañadientes le pedí a Amber que me ayudará. Ella estaba un poco molesta con la idea de que organizará algo pero cuando mencione el nombre de Christina. No se demoró en pedirme dinero para comprar lo necesario.

Habían algunos globos en la sala. Y algo de confeti y serpentinas. No era mucho, pero era lo único que pude hacer al tener a Paul como un ogro durante toda la semana sobre mí.

Tomé un globo celeste que estaba atorado en una esquina y lo sostuve en mis manos. No me gustaba que Christina estuviera mal. No me gustaba para nada, pero aun así no pude hablar con ella en toda la semana. Llegaba demasiado tarde o salía demasiado temprano, cortesía de Paul.

La Embarraste Payne, está embarazadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora