De seguro estaría comiendo algo, era mediodía. De seguro estaba cómoda y tranquila sin que nada le pueda pasar, en la casa. De seguro estaría sentada viendo la televisión o durmiendo. De seguro estaba mejor que yo en aquel momento.
Sentía algo en el centro del pecho, ansiedad. Un horrendo sentimiento.
Mis manos sudaban, y sentía un nudo en el estómago. Era como si alguien estuviera siguiéndome y sabía que no era así ya que volteé.
Nada más que unas cuántas personas que caminaban, paseaban o simplemente pasaban el tiempo allí, en esa plaza. Nadie que estuviera detrás de mí, nadie que...
-Lo siento –musité en disculpa del golpe que le di a un hombre de treinta con traje que caminaba hablando por su teléfono al que no vi por estar observando tras mi espalda. Me gané una mirada afilada de su parte. Bajé la mía y apuré mi paso.
Negué de mi paranoia ya que era ilógico o bueno...
-No es nada malo –me dije a mi mismo a pesar de sentir que sí-. Solo te vas a reunir con alguien nadie más, solo... solo eso –hablé tratando de calmarme.
Christina estaba en casa y yo... en la entrada de la cafetería JOX.
Un nombre raro, pero no le presté atención. Solo me senté cerca de una ventana. Me acomodé las gafas de sol y observé el paisaje londinense al tiempo que pedía una soda.
No estaba haciendo nada malo solo que...
<<Yo... yo tengo algo que hacer>>
Le había dicho a Christina antes de salir de la casa. Casi ni hablé con ella luego del primer mensaje que me llegó en la noche anterior. Me disculpé y fui a mi habitación.
Ahora estaba sentado en la cafetería como habíamos quedado. Revisé el reloj que daba las tres y media de la tarde. Tal y cómo habíamos quedado.
Pasé la mano derecha frotando mi cuello y eché un suspiro. Fijé mi vista en la soda que había pedido.
Desde la noche anterior sentía algo en mi cabeza. Algo en mis pensamientos. Era algo que me decía que lo que estaba haciendo no era lo correcto y que estar aquí estaba...
-No sabes cuánto te extrañé, Liam –un agujero negro se formó en mi estómago al oír su voz. Levanté mi mirada de la soda.
Una sonrisa nerviosa salió de mis labios.
-o-
El sol se había ocultado desde hace como... media hora y yo llegaba a mi casa. Aparqué el auto y me dirigí a la entrada.
Saqué las llaves y observé la fachada. Dudé en abrir, pero negué.
No tenía por qué estar nervioso y como si hubiera hecho algo malo. Simplemente...
Solté el aire en mis pulmones e introduje la llave. La puerta cedió y sentí nerviosismo.
-Vamos Liam –me animé. Sentí que algo crujía en mi otra mano. Si, estaba nervioso. Tomé una bocanada de aire y solté el pomo de la puerta al hacerla girar y entrar.
Algo sé hizo extrañó. Y sabía que no era por lo que pasé haciendo toda la tarde, era... pastel de chocolate.
Su aroma inconfundible estaba en mi nariz, con la mezcla extrañada de queso fundido, pasta, orégano y solo significaba una cosa.
Mi corazón se aceleró.
-Aquí estás –dijo con una sonrisa al verme. Mi boca se secó y ligeramente se abrió-. ¡Lo ven, dije que era él! –gritó hacía el interior. Nos encontrábamos en el pasillo. El cuál se volvió pequeño con otras dos personas que aparecieron desde el comedor.
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La Embarraste Payne, está embarazada
FanfictionÉl, una estrella. Un adolescente que comenzaba a ser hombre. En la cima de su carrera. Con el mundo a sus pies. A veces la vida te tiene sorpresas. Sorpresas que nunca esperas. Para bien, para mal todas son sorpresas. Nadie nace preparado. Ni siqu...