Prioridad

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Escuché como el motor se apagó. Saqué la llave. Abrí la puerta. Salí del auto. Divisé la puerta de salida del parqueadero subterráneo. Entré en el ascensor y aplasté el número ocho. Sentí como mi estómago como flotaba, cómo siempre hacía al ir en el elevador. Vi mi reflejo en el espejo: tenía bolsas bajo los ojos, el cabello un tanto largo y descuidado, y en mi rostro el indicio de vello sin afeitar de hace como una semana. Escuché como la puerta se abrió. Respiré hondo y volteé saliendo de allí. Caminé por el pasillo de paredes blancas y alfombra vino. Escuché como alguien hablaba por el teléfono dando indicaciones y a los pocos segundos vi quien era. Cuando me observó se disculpó inmediatamente con quien hablaba y asentó.

 -Hola Samantha –saludé. Ella mostró una corta sonrisa.

 -Hola Liam –me dijo mientras se levantaba de su asiento frente a la computadora. Noté que tomó una carpeta y la estrujó contra su cuerpo. Salió de su escritorio colocándose en frente mío-. Por aquí –me dijo a pesar de ya conocer a donde iba. Había un pasillo mucho más corto que él del camino a dónde la encontré. Vi la puerta de madera. Ella se movió para abrirla-. Solo faltabas tú, suerte –habló pasando antes que yo y haciendo la invitación para que entrará al sostener la puerta desde dentro.

Volví a respirar y entré.

Un ambiente tensó fue lo que sentí. Cuatro cabezas voltearon a verme.

 -Hola –saludé y ellos me dieron unas cortas sonrisas de ánimo.

 -Siéntate –ordenó la cabeza que no sé movió de ver fijamente a los otros cuatro. Pasé saliva y me ubiqué en una silla vacía justo en frente de él. Habían cinco sillas, colocadas en columna frente a su escritorio. Zayn y Niall estaban a los extremos. Louis a mi izquierda, Harry a la derecha.

De nuevo cuando estás frente al director.

Vi como sé reclinó en su asiento haciendo sonar el cuero.

 -Lamento haber llegado tarde. No sabía que...

 -A ellos los llamé más temprano –me cortó. Escuché como Zayn tosió-. Ya les expliqué que porque las vacaciones se acabaron –bajé la mirada.

 -Lo siento –musité.

 -No te preocupes. Igual, ya me estaba aburriendo de estar en casa –dijo como sí nada.

 -Harry –retó Louis en un susurro. Paul gruñó.

 -Como les decía –aclaró su garganta-. Tenemos que comenzar de nuevo con el trabajo.

Luego de una charla de cómo una hora y media acerca de lo que íbamos a hacer me percaté que Samantha tomaba nota desde el sillón detrás de nosotros. Como Niall intentaba no dormirse en el hombro de Louis y este tampoco sobre Niall. Como Zayn se movía por quinta vez ya adolorido de estar sentado.  Y como Harry miraba fijamente a un pequeño adorno de un pájaro que tomaba agua en el escritorio de Paul.

 -¿Les quedó claro? –dijo enojado.

 -Sí –dijimos los cinco. Este movió su cabeza al reloj que había sobre la puerta de entrada.

 -Es suficiente con eso. El próximo lunes comenzamos de nuevo –se acomodó de nuevo en su asiento, colocó cada codo en un brazo de la silla y junto las yemas de sus dedos-. ¿Tienen alguna pregunta?

 -No –dijeron Louis y Zayn. Niall hizo un sonido con la boca cerrada de negación. Y Harry negó con la cabeza.

 -¿Tú? –preguntó mirándome. Mi corazón se aceleró.

 -¿Te... te quería preguntar sí...?

 -Ni una sola palabra –me cortó-. Ya se los dije a ellos.

La Embarraste Payne, está embarazadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora