—¡Mamá, he logrado terminar este libro!
La mujer de cabello rojo se devolvió a su hijo, quien sonreía con alegría mostrándole a la mujer el objeto entre sus pequeños dedos. Por dentro se sintió aliviada y conmovida, hubiese querido cargarlo y felicitar su arduo esfuerzo, sin embargo, había demasiada gente observando su comportamiento y, para una emperatriz, expresar demasiado afecto podría llegar a generar a los nobles una perspectiva de falta de carácter.
—Ese libro es muy simple, si el príncipe heredero tiene tiempo para alegrarse por algo tan trivial podría iniciar con la biblioteca del emperador.
Punzada. Silencio.
—¡Su majestad! — Grito la niñera principal del príncipe heredero, quien había estado buscándolo por qué el pequeño había salido corriendo a buscar a su madre en el palacio de la emperatriz.
Kushina se giro y dejo a su hijo con una sonrisa débil que pronto se volvió una mueca de dolor.
¿Mamá no me quiere? Y si leo todos los libros del palacio... ¿Mamá volteara a verme?, ¿Ella me mirara?, ¿Dirá que quiere a este hijo suyo?
—Su majestad. — Llamo Chiyo nuevamente alcanzando al rubio menor. —Por favor, su majestad, no salga corriendo así.
Suplico ella con un tono dulce mientras el niño ascendió su mirada cristalina a la mujer que se había arrodillado a mirarlo. La mujer frunció el ceño en muestra de preocupación, al parecer la emperatriz seguía siendo demasiado dura con el.
—Chiyo. — Hablo el inocente niño lagrimeando un poco. —¿Madre no me quiere?, ¿No soy hijo de madre?
Aquellas preguntas desgarraron el corazón de la mujer frente a el, apretó su mandíbula y tomo por su cuenta el pesado libro de economía avanzada que tenía en sus pequeñas manos.
—Su majestad la emperatriz, te quiere, su alteza.
El niño limpio sutilmente sus lágrimas y sollozo un poco.
—Entonces... ¿Por qué no me mira?; Incluso estudie mucho, dijiste... — Sollozo aún más. — que si leía ese libro... Madre me elogiaria.
La niñera dejo caer el objeto entre sus dedos y solo se dedicó a abrazar al niño frente a ella sin poder decir nada, sintió pena por él, la emperatriz y el emperador eran muy duros con ese pequeño. Sabía que ellos al ser la corona debían mostrar ser perfectos, sin debilidades, no demostrar un sentimiento de dolor o amor en su rostro, sin embargo, no era algo que podías explicarle a un niño, por muy príncipe que esté fuera.
Abrió los ojos lentamente y después de recuperar el sentido se regaño internamente por tener ese tipo de sueños tan lejanos y patéticos de su infancia. Se levantó lentamente y miro la ondeante cortina, el sol estaba por salir y pronto sus sirvientes entrarían a vestirlo.
Se pregunto por qué de pronto había soñado partes de su infancia, ¿Era por que hoy vería a Chiyo después de tanto tiempo? ¿O quizá por qué estaba cerca de ser oficialmente un adulto?.
Fuese lo que fuese, se levantó de su cama y espero a sus sirvientes para ser atendido. Una vez bañado y vestido, tomo su capa y se la colgó en los hombros dando inicio al día.
Toc, toc.
—La señora Chiyo asta aquí, su majestad. — Anuncio un sirviente detrás de la puerta.
Naruto hizo una señal de retirada a sus sirvientes y estos salieron de inmediato de aquella habitación dejando pasar a la mujer mayor a su habitación.
—Saludo al príncipe heredero. — Musitó la señora haciendo reverencia ante el muchacho.
—Por favor, no hable con tanta formalidad cuando estamos solos, Lady Chiyo.
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ɢᴜᴇʀʀᴀ ᴅᴇ ғᴀᴄᴄɪᴏɴᴇs [SasuHina]
FanfictionElla era la prometida del príncipe, él era un caballero, su caballero ¿Que pasaría cuando ambos ya no puedan mantener al margen sus sentimientos?