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El fuego a penas podía despejar la oscuridad de aquel edificio antiguo, el silencio era abrumador pues no era una prisión cualquiera. No era usual ver a un hombre noble encadenado en una celda, y menos a dos marqueses; Quienes, a pesar de estar en una prisión creada para aristócratas, se sentían abrumados.

El marqués Wistash se encontraba del otro lado de la celda del marqués Otsutsuki, mirando por la ventana, intranquilo. Él era una bestia, era consciente de ese hecho, era un hombre libertino y derrochaba dinero así como lo ganaba, odiaba a los Hyuga, los detestaba por hacer que los Wistash fueran humillados de esa manera, pero no lo suficiente para intentar eliminarlos de la faz de la tierra.

Miro de reojo sus muñecas aprisionadas y volvió su mirada hacia la ventana; Estaba seguro que Utakata volvería con su madre, lady Elena, y que su actual, futura viuda y ex doncella de su ex esposa se iría del reino junto con su hija. Cerro los ojos fieramente y apretó los puños molesto.

El emperador no iba a escuchar sus súplicas y al parecer a nadie le interesaba saber si era inocente o no.

Él era inocente, lo sabía, su esposa y sus hijos también, y sólo eso bastaba para morir tranquilo.

En cambio, Lord Otsutsuki, quién yacía sentado en un rincón de su celda murmuraba maldiciones a sus regentes. La puerta del calabozo se abrió y los pasos del joven de cabello blanco resonaron por el triste lugar.

—Mi padre no parece contento. — Añadió el muchacho después de que los guardias salieron.

—Te lo juro, hijo mío... —Hablo el hombre desde el suelo, alterado, pues tenía miedo de lo que le pasaría. —¡Yo...!

Toneri chasqueo la lengua y de inmediato la cabeza de su padre pálpito con fuerza liberando el sello que el joven tenía sobre su progenitor.

—Se bien que no lo hiciste, anciano. — Hablo, mientras sus ojos como demonio se enfriaban más, se colocó de cuclillas y tomo fieramente los cabellos de su padre mientras su sonrisa enferma se reflejaba en los ojos del mayor. — Por qué fui yo...

El hombre frunció el ceño.

— Debí matarte cuando esa zorra te trajo al mundo. — Escupió furioso.

—Debiste, pero no lo hiciste. — Contesto de vuelta. — Y ahora, morirás por tus crimenes.

— Algún día esto será conocimiento público.

El joven río en respuesta

—Padre tan sólo es una basura ¿Crees que importará si desapareces o no? — Hamura tembló desde dentro de su celda.

—Bastardo... Te juro, que antes de mi muerte me aseguraré de que seas el siguiente.

— ¿De verdad? — Se burló en respuesta — ¿Y como lo harás con ese jutsu en tu cabeza? — Toneri apretó su agarre y golpeó la cabeza de su padre contra la celda. —¿Recuerdas cuando tenía cinco y violaste a mi madre?... — Hamura tembló aún más. — ¿Recuerdas cuando la mataste por qué intento defenderme de ti, cerdo infeliz? — El muchacho soltó violentamente al hombre encadenado. — La única cosa que hizo mal mi madre... Fue haberte creído cuando la sedujiste... Y ahora, vas a pagar con creces todo lo que hiciste. — El joven se levantó de su sitio y sonrió como demonio. — Iba a activar ese jutsu otra vez, para que murieras pensando que tu mandaste la orden de regicidio, pero mejor morirás sabiendo que "el bastardo" que maltrataste fue el que provocó tu muerte. Morirás con esa frustración, anciano asqueroso.

— ¿Es así como le pagas a este hombre el hecho de haberte criado? — Cuestionó sentándose en el suelo.

—¿Tú? — Se burló el joven de cabello blanco. — ¿Le llamas crianza a mantener a tu propio hijo encerrado en un sótano?

ɢᴜᴇʀʀᴀ ᴅᴇ ғᴀᴄᴄɪᴏɴᴇs [SasuHina]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora