ɢᴜᴇʀʀᴀ ᴅᴇ ғᴀᴄᴄɪᴏɴᴇs [SasuHina]

4

La chica de cabellos azabache suspiro con pesadez, miro el cielo nocturno sintiéndose miserable; de pronto escucho un ruido seco debajo del balcón que pisaba, se asomo con curiosidad y se sobresalto al ver al mismo chico de ojos y cabello negro como la noche saltar sobre la orilla del balcón quedando de cuclillas frente a ella con una expresión curiosa.

Miro detrás suyo, afortunadamente ningún miembro de la nobleza o conocido se había percatado de tal acción de aquel chico.

—Creí que gritaría pero veo que no es tan cobarde. — La Hyuga se volvió al pelinegro y le miro nerviosa.

—¿Cómo subió hasta aquí? — Cuestionó haciendo que el Uchiha sonriera de lado.

—Lo correcto es presentarse ¿No le parece?

Ella le devolvió el gesto y lentamente camino un par de pasos atrás haciendo que el joven por fin pudiera acceder al balcón de manera decente.

—Soy Hyuga Hinata. — La chica hizo una reverencia y ante ella él devolvió aquella acción.

—Uchiha Sasuke, un placer, señorita.

Ambos levantaron su mirada encontrándose entre sí y a ritmo lento giraron sus orbes a la luna en su punto medio.

— Es una hermosa noche ¿No le parece?

—Sin duda. — Respondió ella con una voz suave.

—El príncipe no parecía de buen humor.

Hinata lleno su expresión de oscuridad.

—¿Se encuentra bien? — Cuestionó mirando a la chica.

—A su majestad no le gustaría manchar su reputación, es por eso que se apareció de repente.

—¿La lastimó? — Interrogó mirando el brazo marcado de rojo sobre su blanca piel.

—Estoy bien. — Sonrió ligeramente con dulzura y el Uchiha sintió su corazón arder.

Si bien se había dejado llevar por su apariencia angelical e inocente ahora era claro que no sólo la belleza era lo único interesante que podía tener. Cualquier dama de sociedad se hubiera derrumbado a llorar y fingir inocencia para causar empatía con terceros pero ella simplemente afrontaba lo que sucedía, inesperadamente, eso le parecía atractivo.

—Si llega a lastimarla, por favor, no dude en contarmelo.

Ella asintió con la cabeza.

—Me agradaría pero, eso sólo lo metería en problemas.

—No se preocupe. Aunque él sea el príncipe, le será difícil atacar directamente actuar contra mi.

—Quisiera evitar cualquier problema.

—Lamentablemente el mundo está lleno de problemas.

La Hyuga abrió los ojos al límite percatandose de inmediato de una amenaza, tomo al joven caballero de ambos brazos y lo empujó por el balcón junto con ella; El chico reaccionó de inmediato y en el proceso la cargo entre sus brazos cayendo de pie desde el segundo piso.

El pelinegro estaba listo para interrogarle su acción repentina pero detuvo sus labios al ver los ojos dulces de la chica cambiados, ella tenía alrededor de ese par de perlas unas venas que sobresalían ligeramente de su piel.

—Hay una flecha en la puerta.

El joven miro hacia arriba ¿Cómo es que no se percató de la amenaza?. Antes de que nuevamente alguno de ellos pudiera hablar Hinata se abrió los ojos con sorpresa observando más flechas llegar por el mismo blanco y, algunas otras, caían del cielo amenazando su vida.