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Sus ojos azules reflejaron con desdicha y rabia el papel destrozado que sostenía entre sus manos.
Miro con recelo al castaño quien yacía inclinado frente a él sin levantar su rostro o mover un dedo.

Temia levantar la cabeza y encontrarse con esos ojos de demonio.

—¿Esto que significa? — Cuestionó gelidamente.

Kiba apretó los labios antes de responder y se las arreglo para contestar lo más compuesto posible.

—"Dile a su majestad, que cada obsequio que envié será reducido a cenizas"

—¿Que? — El rubio frunció más el ceño.

—Fueron las palabras de Lady Hyuga.

—¿Leyó el contenido de esta nota?

El joven negó y la rabia aumento dentro de la cabeza del rubio

—Retirate. — Ordenó el monarca fríamente y el Inuzuka obedeció inmediatamente antes de que su señor se arrepintiera y desquitara su furia sobre él.

Cerro la puerta y seguido de ello se recargo en la misma sin poder creer que por el momento había podido salir ileso y sin castigo. Respiro hondo tratando de calmarse, sin embargo, no pudo lograrlo por completo, pues los ruidos dentro del despacho de Naruto comenzaron a resonar cada vez más fuerte.

«¡¿Cómo se atreve?!»

Pensó que el ojiazul furioso.

¿Acaso era cierto lo que ese periódico decía? ¿Ella había roto el compromiso por culpa de ese bastardo? ¿Ella y el?... No, no...

Llevo su palma derecha hacia su cabello y lo peino hacia atrás mientras miraba con rabia a la nada, definitivamente, su futura reina no se iría con ese maldito Uchiha, no iba a permitirlo.

Aquella mujer caballero que lo había salvado, la misma mujer que se había tomado la libertad de conquitarlo, ella... La que le había sonreído intentando acercarse a él, no le podía ser arrebatada.

La Hyuga le pertenecía. Y tenía que dejárselos en claro a los dos morenos a cualquier costo.

Tomo el pomo de la puerta y lo abrió con brusquedad azotando la misma alterando al joven que se mantenía a distancia de la habitación ya destrozada.

—Tendre un invitado. — Aviso el rubio caminando apresurado mientras el joven lo seguía. — Prepara mi despacho.

Kiba se limito a asentir en silencio.

[...]

—¡Se lo suplico, déjela! — Rogó Moegi hacia el conde quien le dio un fuerte golpe en la mejilla.

—¡Estúpida, conoce tu lugar! — Gritó, furioso. — Oh... — Y su sonrisa volvió. — ¿Acaso deseas mi semilla? — Le interrogó el hombre mirando a la joven retorcerse. — No te preocupes, tu también tendrás mi semilla, pero primero, mi querida hija.

Musitó el arrogante hombre sujetando a la chica de cabello rosa por ambas manos, tocando su pecho descubierto bruscamente.

—¡Gime, perra! ¡¿O acaso esperas que tú príncipe venga por ti?!

—¡Ojalá te mueras, bastardo! — Gritó entre lágrimas.

—¡Desgraciada! ¡¿Creíste que te daría techo y comida gratis, solo para que le abrieras las piernas al príncipe heredero?!

ɢᴜᴇʀʀᴀ ᴅᴇ ғᴀᴄᴄɪᴏɴᴇs [SasuHina]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora