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—¿Entonces, esta noche?—

—Yo...Yo—

—Muy bien será esta noche ternura, ¿deseas un traje en especial?— meliodas solo retiro la delicada mano de la mujer de su cuerpo y la dejó sobre el escritorio con una mirada indecisa 

—No estabas ahí—

—¿En donde?—

—En el cartel donde estaban las personas de una noche— debía de admitir que estaba impresionada de lo que le había dicho pero en vez de hacer algo más solo se sentó en sus piernas y rodeó el cuello masculino con sus brazos 

—No, yo no estoy metida en eso. Pero me gusta el sexo y cuando encuentro a alguien igual no lo dudo— 

—Pero yo no soy igual a usted señorita —

— No, pero a mi me encantaste tú ternura— si algo podía ver en su mirada era el hecho de que no iba a soltarlo ni por más dinero que le ofrecía o por más que lograra suplicarle. No lo dejo hablar pues al instante se lanzó a darle un beso feroz devorando su boca e introduciendo su lengua en la boca de él más tímido, se separaron pocos segundos después dejando que Elizabeth admirara su sonrojo y cómo su boca parecía querer volver a juntar sus labios —Nos vemos en la noche querido— escribió su dirección en un papel que tenía a la mano, le dio un pequeño beso en la mejilla logrando que meliodas le sonriera y fue tanta su sorpresa que Elizabeth también le sonrió causando que su estomago diera miles de saltos. Luego salió de ahí contoneando sus caderas resaltando lo que la minifalda ocultaba. No sabía si quería volverlo loco o reclamarlo como suyo

Dirty ElizabethDonde viven las historias. Descúbrelo ahora