Dirty Elizabeth

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—No lograrás seducirme así que quítate de encima— ordeno con una voz ronca que más de ser de excitacion era de molestia, su ceño temblaba al igual que su cuerpo y sus ojos titubeaban en ver todo de ella o solo detenerse a su hombro— Conozco tus movimientos, así que ¿por qué no me dejas en paz?—

—Shhhh— su dedo sobre sus labios le dio una descarga eléctrica que le hizo ponerse rojo mientras jadeaba inconscientemente —Esta bien— le susurro cambiando su posición sobre sus piernas a sentarse con cada una de ellas al lado de su cadera pegando su intimidad a la suya y sus pechos con el suyo—Haz lo que quieras, se que quieres tocarme ternura— el rubio empezó a temblar— Yo soy lo que necesitas — lo peor no es el hecho de que podía sentir sus proporciones cerca o que incluso podía ver la fría soledad en sus hermosos ojos azules, lo peor era que estaba cayendo en su juego de abducción donde ella empezaba a hacer que deseara mucho más que una noche