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—¿Señor meliodas, desea algo de comer? — el rubio negó con la cabeza sin siquiera mirar a su empleada peli morada y dejó escapar dos lágrimas. No quería comer nada, no quería hacer nada y aunque zaneri llegara y le gritara que se cambiará o se parara no lo haría. Melascula solo asintió con la cabeza saliendo de esa habitación con una mueca y un semblante preocupado que sus compañeros de trabajo claramente notaron

—¿Todo bien mela? —la chica negó con la cabeza y suspiro hasta recargarse en la barra de la lujosa cocina

—No es común de él—

—¿Se habrá peleado con la zorra? —

—¡Derieri! — la de cabellos naranjas solo alzó los hombros y rodó los ojos indiferente

—No, cuando se pelea con la señora se pone a fumar o se va con Ban y king. Ahora no quiere ver a nadie —

—Quizá le fue mal en el trabajo— añadió galand

—No, de ser así estaría en la empresa y no en su cama llorando — se quedaron callados pensando en alguna opción sin embargo antes de conseguirla escucharon bien como la mujer de esa casa entraba riéndose, como un hombre parecía despedirse de la mano a lo que ella le lanzaba un beso y cuando cerró la puerta y se volteo para verlos si sonrisa se esfumó convirtiéndose en una mueca arrogante y unos ojos indiferentes

—Le dicen algo a meliodas y a todos los dejo en la calle— como si ella fuera tan importante

—Su esposo esta en la habitación —

Dirty ElizabethDonde viven las historias. Descúbrelo ahora