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Besaba su cuello, dejaba caminos húmedos por todo su escultural cuerpo y miraba como aquel sonrojo majestuoso subía hasta sus mejillas, ella estaba demasiado mojada, estaba jadeando cada que él daba un apretón sobre sus dos montañas o se aventuras en el vértice entre sus piernas para acariciarla con lujuria.

—Mhh...ahhh—

—¿Te gusta esto? —ella sintió con la cabeza abriendo su boca e inconscientemente abrió más sus piernas permitiéndole a los dedos masculinos acariciar su flor de arriba a abajo con cariño. Eso era una combinación entre la lujuria y el amor ¿siquiera era posible? Meliodas le estaba demostrando que si que lo era—Te amo—pero sus palabras se perdieron en sus gemidos, eran un vórtice donde solo existían ellos dos

Dirty ElizabethDonde viven las historias. Descúbrelo ahora