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Estiró sus brazos un poco mientras bostezaba, nuevamente sentía su cuerpo deliciosamente cansado, sentía aún algo de sudor perlando su piel aún, sentía una respiración cerca de su oído y una dulces caricias sobre sus cabellos. Abrió ligeramente sus ojos encontrándose con Elizabeth ya despierta pero con los ojos cerrados dándole caricias, ¿por qué hacía eso? Era solo sexo al fin de cuentas no tendría por qué acariciar lo ni nada. ¿Siempre acariciaba a sus demás amantes?Una pequeña pizca de celos hizo que frunciera su ceño y si mañana se amargará ligeramente 

—Buen día ternura— la escucho llamarlo entre ligeras risas abriendo sus bellos ojos azules. Contrario a sus pensamientos meliodas relajó su entrecejo admirando aquellas esferas azules y le sonrió tiernamente acelerando su corazón —¿Y esa hermosa sonrisa? ¿Te gusto lo de anoche?— el rubio asintió, Elizabeth solo pudo besar su frente consiguiendo que el más bajo suspirara y se abrazara a su cuerpo 

—Gracias —

—¿Por lo de anoche?— meliodas negó sin quitar esa sonrisa de su cara y luego alzó su mirada para verla nuevamente a los ojos —¿Entonces?

—Por escucharme. No puedo hablar con nadie sobre zaneri, mis amigos al instante la insultan y no me dejan terminar, ella aveces ni siquiera me dirige la palabra y mi hermano zeldris está demasiado ocupado con su familia como para hablarme— la joven de cabello plagado detuvo sus caricias unos momento —En cambio tú solo me escuchaste, no me interrumpiste y aunque no hayas dado tu opinión el simple hecho de que me hayas escuchado me hace feliz —esa sonrisa podría volverla completamente loca 

Dirty ElizabethDonde viven las historias. Descúbrelo ahora