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—Así que por eso desaparecidas todo  el día y renunciaste—elizabeth le daba un sorbo a su cerveza con una sonrisa y cruzó las piernas de forma ganadora. Parte de ella seguía siendo esa mujer que miraba a todos los hombres pero ya ninguno le provocaba deseo o necesidad—Conseguiste a el pez gordo, un rico con una empresa, reconocido y con una mansión —chillo emocionada diane mientras movía su cabeza de un lado a otro con emoción.

—Pero se te olvida un detalle, esta casado—las palabras de elaine cambiaron por completo el ánimo de diane solo para mirar a elizabeth que seguía despreocupada pero con la duda—No lo sé ellie, si él dice amarte tanto como te ama ya hubiera pedido el divorcio—

—Mel es alguien que necesita de tiempo para conseguir valor. Yo solo le doy ese tiempo —

—Si, pero cuando ese tiempo te frustre no podrás hacer nada. Te conozco y se que ya no quieres ser la otra—touche, había dado justo en el clavo. Ella tenía razón y en algún momento quería dejar de estar en las sombras para salir a tomar su mano, pasear juntos sin miedo a que los juzguen, inconscientemente apretó los puños, no más.

Dirty ElizabethDonde viven las historias. Descúbrelo ahora