Una noche en un table dance, un momento en el que olvidó su timidez y su virginidad, un momento donde se olvidó de su cansado trabajo y su infiel esposa. Sus amigos estaban perplejos, los conocidos no se lo creían pero por suerte esos rumores nunca...
Apenas puso un pie dentro de su casa escucho una respiración agitada a sus espaldas, le dio un fuerte escalofrío ante esto y se dio media vuelta con el sudor en su frente. Ahí estaba ella, zaneri lo observaba como si quisiera matarlo solo de hacerlo mientras que detrás estaban sus empleados y amigos mirando todo con miedo. Nunca habían visto a la señora tan furiosa.
—De todas las mujeres—empezó diciendo—De todas las mujeres con las que pudiste engañarme escogiste a una zorra que bailaba en un table dance —el rubio frunció el ceño debido a eso. Era pasado pero estaba seguro de que su esposa había investigado para tener de donde destruirlos—¡Por un demonio demon! ¡Llevábamos un matrimonio estable hasta que esa maldita perra se entrometio! —se mordió su labio con fuerza, debía enfrentarla. Ya estaba harto de tantas veces que lo controlaba, ya no iba a permitir que lo manipularla. Solo levantó la mirada sin mostrar arrepentimiento y soltó toda la ira acumulada en años de matrimonio infeliz
—¡No! ¡Tú tenias una vida estable hasta que ella me abrió los ojos de la clase de mujer con la que me case! —su grito resonó por todo el lugar dejando a la castaña con los ojos abiertos y roja de ira
—Tu no querías sexo meliodas, me obligaste a buscar otra...—
—¡No, tú disfrutabas de acostarte con medio mundo incluso antes de la boda, incluso antes de conocernos así que tus infidelidades no están justificadas por el hecho de que yo no quisiera sexo! —
—Yo...yo...—se quedó sin papa ras, bueno casi, ella no se daría por vencida. Tenía que encontrar una forma de hacerlo sentir culpable— ¡Eso no quita que tu seas un perro infiel como todos! —
—¡Y que tu seas una maldita convenenciera como la mayoría! —los empleados cada vez iban retrocediendo más. Eso era un volcán que acababa de explotar, sin embargo se quedaron ahí para ver como el señor de la casa abría su maletín con violencia, sacaba un folder amarillo con papaleo y se lo aventaba a la mujer que miro como eso caía el suelo. Con curiosidad se aclaro la garganta y se quedó estática al ver su contenido —Son los papeles de el divorcio—hablo firme con furia y seguridad cruzandose de brazos , en ese momento zaneri empezó a temblar
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