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Le daba vueltas a su café casi vacío con la mirada perdida en la ventana. Ya era hora de irse, le había dejado una nota a su amada dormilona de que ya se había ido a resolver ese asunto peor la realidad era que aún no salía. Pensaba y pensaba, aún estaban a tiempo de tomar sus cosas e irse de el país para desaparecer como por arte de magia, sin embargo eso empeorará la situación en vez de mejorarla o solucionarla. Miró hacia su bebida con una mueca y un nudo en el estómago, le dio un trago disfrutando de el sabor amargo y dulce y cuando se lo terminó soltó un suspiro.

—¡Vamos meliodas! Ya es hora de hacerlo—pero por más ánimos que se daba a si mismo el miedo y el nervio era tan palpable como el constante nudo en su estómago

Dirty ElizabethDonde viven las historias. Descúbrelo ahora