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Elizabeth caminaba por su cocina con una sonría amplia en su rostro. Había recibido mucho debido a esos encuentros, placer, cariño, una sonrisa sincera que adoraba ver cuando acababan e incluso se atrevía a decir que sabia mas de aquel hombre que su misma esposa. Se conocían, no muy bien pero al menos no era sexo entre desconocidos; se podría decir que eran amigos con derechos

Dejo de sonreír cuando escucho el timbre sonar, oh no, esperaba que no fuera quien creía que era. No tenía humor para pelear con él justo ahora, solo tomó algo de aire para agarrar algo de valor, dejo su café en la mesa solo para ir hacia la puerta pero en cuanto la abrió recibió un beso feroz de un rubio envuelto en lágrimas y sabor fuerte a alcohol

—¡Mhhh!...¡ternura deten...hmmm!—

—Por favor— le escucho susurrar separándose ligeramente de su boca—Por favor...te necesito. Te necesito una última vez — bastó verle una sola vez esos ojos verdes aguados y llenos de lágrimas brillantes para asentir suavemente. Solo cerró la puerta con llave una vez más y permitió que él se lanzará a besarla con pasión y la desnudara apresurado

Dirty ElizabethDonde viven las historias. Descúbrelo ahora