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—Bienvenida princesa, ¿gustas que te acompañemos? —meliodas tenía razón, ellos dos en verdad eran de confiar. El albino sólo le había abierto la puerta caballerosamente, pero justo usando king intento ayudarla ella se alejo rápidamente asustada. Al instante el castaño se alejo y levantó las manos—Lo lamento, ¿Quieres ir sola? Ya tienes la llave de tu habitación, el capitán vendrá cuando la cena termine—eso hizo que su mirada azul se iluminará y sonreirá.

—¿Meliodas vendrá conmigo? —preguntó esperanzada

—Así es, deja que primero descargue un poco su ira mediante las palabras y después vendra—la risa cantaría de el de ojos rojos causó que elizabeth no supiera como sentirse. Posiblemente feliz al imaginar a aquella zorra castaña enojada

—Iré yo sola, gracias por todo—Agradeció dando una tomada de manos rápida para empezar a andar hacia el que era el elevador, ante esa acción ambos hombres solo rieron y se dieron media vuelta para volver a su casa

—No hay de que—

Dirty ElizabethDonde viven las historias. Descúbrelo ahora