46

706 63 7
                                    

—¿Estas loca? Mi esposa esta dormida pudo haberte escuchado— salió a la puerta encontrando la a ella aun bajo la lluvia mirándolo con los ojos iluminados—¿Qué estas esperando? ¿Un invitación? Entra ya o te vas a enfermar—no lo dudo ni un solo segundo, solo corrió hacia el interior justo cuando un trueno la dejó media sorda y empezó a temblar de verdad por el frío. Ahí adentro estaba cálido, era algo enorme y muy bien amueblado, sin embargo distinto a lo que meliodas creyó que haría simplemente se quedó parada y se dio la vuelta para mirarlo.

—Gracias. Meliodas yo... —

—No— la detuvo en su hablar—Te ayude por que no podía dejar que te mojaras pero las cosas entre nosotros no han cambiado—eso la desilusionó demasiado, pero no había soportado la lluvia y el frío solo para conseguir un "no" como respuesta. Frunció el ceño al verlo como subía rápido por lo que aprecia una toalla y apenas estuvo de nuevo abajo se lanzó a abrazarlo sin importarle mojarlo

—Te amo— le susurro suavemente, eso fue suficiente para que él se quedara en shock unos segundos

Dirty ElizabethDonde viven las historias. Descúbrelo ahora