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—¡Sueltala hijo de puta! — golpeó rápidamente a aquel hombre vestido de traje logrando que dejara de tocar a la albina que se encontraba lastimada. Sabía que sus celos no debían de cegarlo, lo que escuchaba que se rompía eran sus platos cuando esa persona intentaba atraparla, los golpes cuando ese hombre la acorralo y los gemidos de dolor mientras esté quería dejarla inconsciente y luego tocarla indebidamente. Estaba furioso, más que furioso, tomó el cuello de la camisa de esa persona asustada y siguió golpeando lo sin parar. Había tocado algo preciado para él, ahora tendría que pagar las consecuencias por eso.

Aquella persona buscaba defenderse pero por más que lo golpeaba meliodas no retrocedía ni tambaleaba, estaba tocando la persona que más amaba y eso no se lo perdonaba ni a sus mejores amigos.

—E-Espere...—lo escucho murmurar pero aún así no paro—S-Su esposa...me contrato—eso si causó que abriera los ojos con sorpresa y lo soltara, aquel maldito estaba tan golpeado que la sangre ya salía de su cara. Medito las palabras dichas, se quedó estático unos segundo sin embargo antes de que pudiera escapar lo tomó de los hombros y le dio un golpe especialmente fuerte para noquearlo

Dirty ElizabethDonde viven las historias. Descúbrelo ahora