38

647 70 2
                                    

—¡Escuchame! Meliodas por favor. Se que no tengo excusa pero yo... —

—¡Ya deja de hablarme maldita sea! ¡No quiero volver a escuchar tu estúpida voz! —

Ni siquiera le había dado tiempo, solo tomó sus cosas vistiendo se lo más rápido que podía ignorando sus súplicas llenas de lagrima donde le pedía que la dejara hablar, la apartó bruscamente cuando se había interpuesto entre la puerta y él y luego salió de ahí dando un portazo. Apenas se encontró en el exterior no le importo que alguien lo viera o que elizabeth pudiera escucharlo, simplemente miró el exterior, dejó que su mente lo torturara con conversaciones cálidas y luego tras agitar su respiración simplemente soltó un sollozo fuerte empezando a llorar. Su corazón le dolía, ese órgano inútil le había dicho que era con ella, que ella era la persona capaz de hacelo feliz y lo hizo durante un corto período de tiempo pero cuando sus sospechas fueron aclaradas todo su mundo rosa se vino abajo.

Lo peor era que no podía odiara, se había robado su corazón y su alma cada vez que lo miraba a los ojos, que le daba un beso, cada que lo desvestia con tanto cariño. Solo se limpio los ojos y la nariz intentando dejar que su dolor fluyera pero no lo consiguió. No tenía ánimos de nada, solo quería irse a su casa, recostarse en su cama y dormir profundamente

Dirty ElizabethDonde viven las historias. Descúbrelo ahora