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—Deja de mentir. Si solo quieres dinero puedo darte lo que quieras pero... —

—No estoy mintiendo. Me encante de ti— sollozo fuerte al mismo tiempo que permitía que él la en volviera en la toalla e intentara secarla— Y eso me hace una estúpida. Tu estas casado y yo solo soy una ladrona amante de el sexo, pero me enamore de ti meliodas, por favor confía en mi— este la miro algo dudoso pero solo frunció el ceño cuando ella intento besarlo y la apartó. No le creía nada—Te lo suplico, yo no quiero perderte—

—¿Por qué no vas con algún otro hombre y te quedas con él? —

—Por qué ya lo intente y no funciono— meliodas se quedó estático permitiendo que los celos se apoderaron de su pequeño cuerpo y se acercara a ella—De hecho, hace unos minutos estaba con alguien pero no funcionó. No podía olvidarte, me tocó en los mismo lugares que tú pero no lo consiguió, intente imaginar que quien me cogia eras tú pero no funcionó por el simple hecho de que no te tenía en mi cama—

—Elizabeth yo no sé si... —

—Dame una oportunidad, te lo suplico. Me he enamorado de ti—el rubio se quedó parado mirando hacia el suelo son poder responder, zaneri seguía dormida, melascula posiblemente estaba en la bodega y elizabeth le declaraba algo que deseaba, sin contar que estaba empapada. Antes de poder reaccionar ella ya se había lanzado a sus labios a besarlo dejándolo encantado, suspiro en medo de ese beso y acuno su frío rostro entre sus manos correspondiéndole con suavidad. Solo eso necesitaba, a los pocos segundos le lanzó los brazos a el cuello y empezaron a besarse con pasión devorando sus labios mutuamente soltando una que otra lagrima, sus cuerpos y almas lloraban de felicidad, al fin esa calidez que sólo su contacto les daba

Dirty ElizabethDonde viven las historias. Descúbrelo ahora