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Elizabeth camino sensualmente hacia él con una mirada que lo dejó sofocado en su lugar, meliodas sólo marcó a aquel número y se lo coloco en la oreja alejándose de ella

—Soy toda tuya esta noche—le murmuró justo cuando zaneri contestó el teléfono posiblemente moleste

—¿¡Donde carajos estas demon!? —

—Estoy bien zaneri, yo llegare tarde a casa solo deja la puerta sin llave ya que las olvi...—antes de que pudiera terminar, elizabeth le arrebato el celular colocándolo en su oreja y sonrió cínicamente. Meliodas supo que lo que iba a pasar sería un volcán en erupción

—Lo siento linda, pero él no va a regresar porque estará durmiendo conmigo —

—¡Maldita hija de pu...! —y le colgó sin importar la cantidad de gritos que la castaña empezó a lanzarle a través de el teléfono, la albina solo empezó a reírse, se burlaba de zaneri. Antes de que meliodas pudiera enojarse y replicar elizabeth dejó el celular en la mesa y se le aventó encima haciendo que ambos cayeran sobre el sofá—Escúchame bien demon, ya no estoy dispuesta a seguir siendo la otra. Te quiero solo para mi así que más vale que arregles esta asustó porque si no te prometo que no me vuelves a ver ni a mi ni a tu hijo—el rubio solo se quedó en shock en el suelo, si tanto la amaba ¿por qué tardaba tanto y la hacía dudar?

Joder, joder, sabía que eso pasaría en algún momento y que elizabeth quería dejar de ser una sombra. Él la amaba pero todo se asunto...a la mierda, había algo más importante que atender en ese momento.

—¿Hijo? —susurro, fuera de estar asustada elizabeth solo lo miró profundamente y asintió. Así que ahí estaba el porque de su desmayo

Dirty ElizabethDonde viven las historias. Descúbrelo ahora