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—¿No te duele nada? —elizabeth rió enternecida y negó con la cabeza. Se habían recostado a dormir después de cenar levemente pues la albina tenía los síntomas de su embarazo y meliodas ni había dejado de acariciar su espalda o rostro, estaba preocupado por ella. Vamos, le acaban a de decir que sería padre ¿como no quería que se preocupara por la mujer que ama? Serían 9 meses en donde haría lo posible para ayudarla y complacerla. Al fin y al cabo le iba. Dar lo más valioso que pueden darle a uno, una familia.

—No, estoy bien. Solo estoy algo cansada—murmuró enternecida de las caricias que le daban y los besos que recibían, estaba siendo demasiado tierno, tanto, que elizabeth por poco olvida en el lío en el que lo metió —Oye mel, lamento haberte metido en un problema con zaneri—pero el rubio solo suspiro y negó con la cabeza abrazándola por la cintura

—No te preocupes, no iba a poder tenerte en las sombras siempre. Comprendo que te hayas enojado —ella rió un poco y cerró sus ojos. No era broma el hecho de que estaba cansada, además era predecible lo de su embarazo. Con las constantes veces con las que tenían sexo no era una sorpresa

Dirty ElizabethDonde viven las historias. Descúbrelo ahora