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Los días pasaban. El frío aumentaba y el hambre y la sed no eran saciados. Vidas corrían peligro y una búsqueda pondría en juego un gran secreto. Mucho se perdería y solo se pensaba en ganar.

Young Jae observaba con superioridad a los alfas que tiempo atrás lo despreciaban y se burlaban de el por ser un delta, verlos ahora bajo sus órdenes le llenaba el ego y hacerlos sufrir y humillarlos era un gusto que no se podía negar. Mientras él se mantenía abrigado alrededor de sus finas y nuevas pieles, tenía a los solados en un clima de una cifra con la ropa adecuada para entrenar, pero no para luchar contra el frío, tenían que ser ágiles y las capas de ropas no eran convenientes, menos al momento de la transformación.

Cuando tuvo el suficiente placer de ver varios labios morados los dejo transformarse y así calentarse con su pelaje, lástima que el solo podía tener pelaje falso.
Un brazo se posó alrededor de su cuello trasmitiéndole calidez, se recargo en el pecho que bien conocía, no hacía falta mirar de esa manera noto las miradas desaprobatorias de algunos individuos.

—No solo rompimos la ley de cambia-formas y traidor, nuestro amor está más que prohibido. Nos repudian por ser alfas —habló con seriedad y dureza a la vez.

Young Jae nunca se sintió diferente luego de ser marcado, su lobo jamás estuvo presente. El título de delta le daba igual, siempre sería un alfa que amaba a otro alfa.

—Si no nos pueden aceptar tendremos que obligarlos. El líder de la manada esta de nuestro lado —dijo el alfa fríamente.

Ambas miradas se clavaron en los alfas que luchaban entre sí, el odio se transmitía de los dos lados.

—¿Realmente crees que fue bueno acudir a él? —pregunto con duda disimulada.

—De no ser por él, no estaríamos aquí —explico con calma —haría todo por ti porque te amo.

—Yo igual Young Jae, yo igual.

El delta contemplo fijamente al alfa, no era el mismo de antes. La sonrisa se marchó del rostro del alfa y en su lugar tenía una mueca, el adorable alfa ya no estaba, pero él tampoco era el mismo chico enamoradizo, rebelde y atrevido que fue para haberse dejado marcar y huir con el amor se su vida... en realidad ahora era peor.

Al atardecer Young Jae salía de las mazmorras con dirección al centro de la aldea

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Al atardecer Young Jae salía de las mazmorras con dirección al centro de la aldea. Estaban preparados para iniciar con el ataque. La última parte de la manda del sur había llegado recién. El número no era para asustarse eran más del doble que ellos y no todos habían sido llevados ahí, solo los suficientes y a los primordiales. El delta de posición frente a uno de ellos y habló.

—Sr. Kim, jefe de la manada del sur —su voz era melosa y burlona —usted no me conoce, pero eso no impidió que me hiciera daño, así que ojo por ojo y diente por diente —finalizó con un semblante que expresaba el odio que guardaba.

—¿Qué quieres? —habló con calma el líder de la manada del sur. Los años de experiencia le servían para saber que no debía alterarse, debía mantener la mente fría.

L𝖆 S𝖔𝖒𝖇𝖗𝖆 D𝖊𝖑 O𝖒𝖊𝖌𝖆 [𝐈] - 𝐍𝐀𝐌𝐆𝐈Donde viven las historias. Descúbrelo ahora