*
El pueblo Maldito.
Adrein Walk.
Me paso la mano por el cabello escuchando los regaños de Adriel, miro la hora en mi reloj y paso a fijar mis ojos en él, ya estoy aburrido de escuchar sus gritos e intento concentrarme en los papeles que tengo en mi mesa, pero no puedo si sigo escuchando la voz de él.
—¡Maldita sea! —Exclama apuntándole a mi pecho—. Ya vas a arrastrar a otras mujeres a tu mierda.
—No fui yo el que necesitaba trabajo, hermanito. —Le justifico, cansado—. Si no tienes más nada que decir, retírate que ando lleno de trabajo. —Me dejo caer en la silla de mi sofisticada oficina mientras cierro los ojos en busca de un poco de paz.
—Adrein ¡Vamos! —Insiste—. No quiero que me pongas a hipnotizar a nadie. Recuerda todo lo que pasa con las personas que te conocen.
Suspiro fastidiado, no ha parado de joder desde que supo que contraté a las dos mujeres.
—Lastima, porque el vampiro aquí eres tú, no yo y por ende me ayudarás si algún problema sucede entre la rubiecita y la inepta que mueve el culo bien en el tubo.
—Por poco... Puedo estrujar tu cuello y ¡Pum!, saldrás como todo un vampírito recién salido del horno. —Me amenaza arrugando sus ojos, viéndome de una forma retadora mientras reprimo una risa viendo su intento de intimidarme.
—A papi no le gustaría que su muchacho estrella mate a su hermano ¿Cierto? —inquiero con sarcasmo—. Vete a joder a otra parte que tengo encima mucho trabajo y quiero ver a la inepta en acción... Capaz sea buena para el plan.
—¡No la metas en el plan! —Grita furioso estrellando el puño en mi mesa.
—¡Tarde! —Lo empujo a la salida y cierro la puerta en su cara.
A veces provoca desangrarlo pero recuerdo que no siente dolor ya que prácticamente sus células, su sangre, y sus huesos se reproducen en segundos como si fuera una máquina, y no lo es; Es un vampiro. Un maldito vampiro con cualidades sumamente poderosas como la inmortalidad, la hipnosis, la fuerza. Pero también así como tiene sus cualidades, tiene sus maldiciones.
La maldita sed. Esa sed que no soportan y los vuelve bestias si no la consumen cuando sus encías pican, cuando su garganta lo clama, cuando sienten esa desesperada necesidad de tomar sangre, que es la vitalidad para los cuerpos.
Malditos vampiros.
—¡Maldito sin humanidad! —Reprocha en la puerta.
—¡Prefiero eso a que ser un cobarde y matarme a propósito para ser un puto vampiro! —grito—, ¿Quién habrá hecho eso?
La puerta queda en silencio y me dejo caer en la silla con ya un poco más de calma. Mi hermano no ha parado de joderme desde que supo que contraté a las mujeres. Tengo que admitir que una tiene buen potencial y la otra es muy buena con los tragos.
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Mi Crimen Favorito
RomanceUn pueblo pequeño. Una entrevista de trabajo. Algo... Peculiar en ellos. Letalidad. Ojos mieles. Ojos azules. Ojos verdes. Ella... Solo quería un trabajo, uno que ayudara su estabilidad económica, por ello viajó al pueblo más pequeño de Georgia, don...