-Despedida de soltero...
Adrein Walk.
Tuve que sujetarme del brazo de mi hermano para no caerme. Todo se procesaba rápido, parecía una maquina tras recuperar tanta información. Recordé cada segundo, cada maldito segundo y hubo un dolor en mi pecho tan profundo al saber que le había causado el peor daño a la mujer que amo.
Me sentí culpable, hasta asqueado de saber que esta vez no la salvé. Miré a mi hermano, hubo un ceño fruncido y asentí tras su mueca. Había funcionado como lo queríamos. Al matar a Massimo lograríamos que el hechizo se rompiera ya que fue su lazo quien hizo que nuestras mentes borraran todos los recuerdos.
Mi vista se nubló cuando todo regresó. Ese dolor era nuevo, la sensación de que ni la saliva podía pasar a causa del nudo que no me dejaba hablar. Tenía todo atascado, pero primero fue el dolor de saber lo que le habían hecho a Stefany.
Mis piernas se debilitaron y se doblaron llevandome al suelo cuando empecé a sentirme ahogado. Respiraba hondo pero la tristeza se apoderó de mi. La habían... Le habían hecho el mismo daño que yo cargaba hace años. Había destruido su brillo.
Mis ojos se empañaron por la impotencia y el solo pensar cuanto sufrió. Dolía tanto, que era como enterrar un cuchillo en mi corazón repetidas veces.
—Discúlpame —Mi voz fue un susurro leve, no tenia fuerzas ni de alzar mi rostro para mirarla—. Lo siento mucho... no era yo mismo... nunca en mi vida te habría causado ese dolor.
Ella tragó saliva pero no se acercó a mí. Observó el anillo que tenía en mi dedo y apartó la vista tensando su mandíbula.
Mi hermano agarró mi hombro y lo sacudí para que no me tocara. Si quería recuperarla debía mostrarle tal cual era.
—No era yo mismo —Justifico a pesar de los errores que cometí—. No me acordaba de ti... no eras nadie en ese entonces.
—¿Y ahora que soy? —Cuestionó soltando una risa irónica que apretó más mi pecho, hasta el punto de que me sentí ahogado tras no respirar correctamente.
—La mujer que amo —La miré fijamente, quería que viera la sinceridad en mis ojos—. La única que merece mis lágrimas. La única mujer que ha sido capaz de hacerme sentir algo real. La mujer que no merezco pero necesito en mi vida. Eres mucho para mi, Stefany Renaldy y siempre lo serás.
—Detente —Reclamó firme respirando con pesadez.
—Nada va a remendar mis errores pero quiero tu perdón. No quiero vivir con la culpa de saber... —Mi voz se entrecortó. Una lágrima viajó por mi mejilla—. No puedo vivir sabiendo todo lo que te he hecho.
—Los dejaré solos —Comentó mi hermano y a pesar de la mirada de Stefany, que lucia dudosa. Él no iba a quedarse ahí. Nos respetaba a ambos.
Salió y cerró la puerta.
Todo el ambiente se intensificó y a pesar de la lejanía sentía mi respiración atascada.
—Jamás en mi vida te hubiera hecho eso —Me sincero reprimiendo las lágrimas—. Hubiera preferido que me hicieran eso a mi antes que a ti. Hubiera bloqueado todo tu dolor, Stefany...
—Está bien. Te disculpo —Fue lo único que dijo.
Sus palabras fueron secas, frías, tensas.
—Stefany...
Levantó una mano indicando silencio.
—Ya dije que te disculpaba —Suspiró—. Eso era lo que querías escuchar y realmente lo hago. Hace tres años que lo hice.
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Mi Crimen Favorito
RomanceUn pueblo pequeño. Una entrevista de trabajo. Algo... Peculiar en ellos. Letalidad. Ojos mieles. Ojos azules. Ojos verdes. Ella... Solo quería un trabajo, uno que ayudara su estabilidad económica, por ello viajó al pueblo más pequeño de Georgia, don...