Capítulo 25 - Extra.

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El bosque.

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Sucesos que estaban entre la tercera y cuarta etapa de Stefany...

Está narrado en pasado.

Adriel Walk.

Me senté en la cama, de nuevo, porque no podía conciliar el sueño teniendo una tormenta en la cabeza que no buscaba saciar la inquietud que representaba. Pasé las manos por mi rostro, una, dos, tres veces empezando a sentir ese raro ardor en la garganta, que suplicaba a gritos agua, pero estaba muy agotado cómo para levantarme e ir a la cocina.

Aunque, podía estar lo más agotado, y aún así, no me llegaría el sueño correctamente.

Por ello tomé mi suéter, fui a la cocina a tomar agua y a oscuras, me sentí un poco más aliviado junto con la hidratación que necesitaba. Lo cierto era que ya habían pasado más de cinco noches donde no me encontraba dispuesto para dormir, porque sabía que tenía a una mujer en la cama, luchando con cosas que desconocía y que debía aprender a manejar, porque sino, sería un caos de principio a fin.

Stefany Renaldy se estaba filtrando en mi cabeza, estaba encontrando la manera de penetrar mi sangre y recorrer mi sistema, sin dejarme algunos minutos libre de pensarla. Estaba metida, impresa, clavada en mí y aquello estaba afectando lo suficiente mi corazón y el uso de mi razón como para decir que estaba empezando a enamorar de ella, de sus ojos, de sus facetas, de la manera en la que volvía el mundo mejor al tenerla cerca.

No era bueno, en ningún sentido para ella, y también comprendía que tuviera sentimientos hacia Adrein.

No me enojaba, en realidad nunca podría sentir enojo por ello. ¿Cómo podría enojarme con ella?, tenía todo el derecho de sentir amor por quien quisiese, y la respetaba en todo su sentido, porque era su decisión, si ella estaba enamorada de él, solo debía alejarme, y sonaba sencillo hacerlo pero...

No podía, porque al verla mis ganas de besarla, o de tocarla, me sobrepasaban, y el que me diera acceso a tenerla, me enloquecía con una fuerza subnormal, que no parecía ser real.

La desee aunque estuviera prohibido.

La adoré aunque fuera incorrecto.

Y podía ser que era una manzana que podía envenarme, pero a estas circunstancias el que su veneno me recorriera, me haría sentir más vivo de lo que imaginaba, porque el infectarme de ella, y que estuviera en mi sistema, sería un bendición.

Stefany Renaldy tenía un efecto en mí que se encargaba de vaciar mis pulmones, dejarlos sin aire, aceleraba mi corazón, me desencajaba el sistema y podía hacerme temblar al escuchar los susurros lentos que pronunciaba.

Estuve acostumbrado a ser el demandante, siempre, en cualquier relación que tuviera. Además, nunca caía por nadie, y estaba perfectamente equilibrado, hasta llegó una etapa donde fui un promiscuo, alcohólico, y desinteresado del mundo.

Hasta que sus lindos ojos se posaron en mí y fueron astutos al hacerme caer, al querer rendirme con el mundo y entregarme a ella.

Porque lo valía, en todos sus sentidos, en todas sus facetas, en todas sus etapas, lo valía.

Ella lo valía, en esta, y en las otras vidas que me tocarían.

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