Capítulo 45 Pt.1

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Advertencia: Contenido +18 con poliamor. (No apto para algunos) se recomienda discreción.

Hechizos Lujuriosos...

Stefany Renaldy.

Sabía que ellos no traerían nada bueno esa noche. Se veían tan inocentes pero a la vez peligrosos. Con miradas poderosas, presencias pesadas, ojos depredadores. No me daban buena espina, e incluso seguí intentando deducir quieres eran y el porque sentirme atraída de sus vibras.

Sus mentes estaban bloqueadas para mi y la pelirroja constantemente me veía con una sonrisa amigable, ladeada.

Todavía seguía enojada, y mi primer impulso fue levantarme de la mesa para retirarme. Mis prometidos me miraron y supieron lo que habían provocado, ellos me devolvieron el mismo enojo con sus miradas. Sabía que había un enojo de intermedio que nos iba a poner orgullosos.

Llegué a la barra donde estaban algunos tipos de bebidas alcohólicas. Agarré la más fuerte e intenté dejar que se me pasara el enojo.

Me sentí embriagada al saber que una presencia pesada y dominante estaba a mis espaldas. Un hombre alto, con rasgos que se veían hasta sádicos, divertidos, y peligrosos. No me giré a verlo, suficiente era con tenerlo cerca. Alcé mi vaso de vidrio indicándole un brindis aun estando de espaldas.

—Ahí hay más alcohol, por si quieres —Ofrecí amistosa esta vez girandome para verlo—. Eres Asmodeo... ¿cierto?

Tenia que admitir que era muy atractivo. Lo que me asombró fue el color de sus ojos, sus pómulos marcados y el perfecto cuerpo que se veía trabajado en ejercicio. La ropa le favorecía, pese a que estuviera un poco sucia por el agua y empapada. La camisa negra se le adheria a sus músculos marcados, los cuales se tensaron al saber que lo estaba viendo. Volví a centrarme en su rostro, que demostraba mucho poder.

Sus ojos eran casi amarillos, mucho más intensos que los míos. Mi tono miel era claro, el de Asmodeo era muy intenso y la pupila se le dilataba con peligro, sabía que también me estaba viendo. Observando, detallando, analizando.

Una sonrisa pequeña apareció en su rostro. Sus hoyuelos se marcaron, y se pasó la mano por el cabello húmedo para que este dejara de caer por su frente.

—Y tú eres Stefany Renaldy. Una leyenda por lo que he oído.

Hundí mi entrecejo, ¿como sabía él... cómo sabía?

—Suelo ser muy caballeroso, aunque no frente a una amenaza.

Empecé a dudar hasta de mi existencia con el trago que había bebido. Se acercó a mí, como un cazador y se sentó a mí lado. Poca distancia nos separaba.

—Hubo un hechizo que dejó tanta lujuria en tu cuerpo que hace que el verte sea... Magnífico —Suavizó su tono de voz. Estaba tan mareada que no reaccioné de inmediato—. Me había tardado mucho en descubrir todas las cosas que haz pasado en esta horrorosa humanidad.

Jugó con el borde del vaso, pasando lentamente el dedo encima de él. Con su presencia me costaba hablar, me costaba hasta no estar tensa con su mirada que pareciera que fuera a asesinarme. Mi estado era débil, embriagado, algo tenía ese trago que me estaba poniendo mal.

—Asmodeo... ¿Que me estás haciendo?

—La lujuria te está embriagando, Stefany. Necesito tenerte débil, que tu mente apenas pueda formular pequeños pensamientos. Que no puedas dominar a nadie con tu mente —Limpió el cabello de mi rostro, muy juguetón con sus palabras. Como si todo fuera un juego divertido—. En otros casos, te hubiera matado de golpe, pero me gusta jugar. Mucho, en realidad, y estudiar tu mente en el corto hospedaje que tendré me encantaría.

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