Capítulo 4

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Un secuestro, un lazo.

Adrein Walk.


Todo confuso, mi mundo dando vueltas, y mis manos adoloridas por la cuerda que tengo entre ellas. Todo me duele, las costillas, la mandíbula, y principalmente la garganta que es la que implora agua, cada vez que intento pasar saliva, es inútil ya que la tengo seca. Mi mente es un mar en confusión, ayer llegaron a mi oficina y lo último que recuerdo es a una persona disparando dardos en mi pecho.

El calor invade mi cuerpo y con pocas fuerzas mis ojos se abren poco a poco viendo y analizando el alrededor, pero la atención se roba con el cuerpo que se encuentra con las piernas abrazadas y las manos atadas. Stefany está con los ojos hinchados y rojos, no me dice nada, compartimos miradas y deduzco lo aterrada que está.

Solo hay rejas, un piso manchado y con olor a heces, intento buscar salida e intento escuchar algo cercano, pero solo somos nosotros dos en lo que parece una cárcel.

Quiero explicarle, quiero hablarle y decirle las cosas como son, me importa un carajo el mundo ahora, no soy capaz de ver a alguien sufrir por mi culpa.

—Nos secuestraron. —Aclaro—. Y no quiero que te preocupes, vamos a salir de aquí y podrás hacer con tu vida lo que te plazca.

No responde y siento que me mata todo los minutos que se la pasa respirando hondo.

Desde que empecé a ser una persona con poder en el pueblo, no tardaron en llegar los avaros, los mafiosos y las personas que me envidian, en gran parte tampoco me gusta crear lazos con las personas, ya que o terminan muertas o terminan traumadas, y eso me jode porque intento cambiarlo y no puedo. Pero lo entiendo, no lo justifico pero si lo comprendo, aquí no soy una buena persona.

He asesinado, he matado a sangre fría, he oído suplicas, he estado secuestrado varias veces, han deseado mi muerte, me han hechizado con el fin de morir pero nada me ha matado, nada me ha quitado la vida. Me han protegido, me han encontrado, y aquí la breve explicación es; Así como muchos desean mi muerte, otros desean una vida gloriosa para mí, una vida sin dolor, una vida con humanidad.

Mis actos no se justifican, y bien sé que si no hubiera matado a todas esas personas estarían detrás de unas rejas.

Pero detrás de esas rejas no sufrirían, no se arrepentirian de sus actos. En cambio conmigo sí, porque yo torturo, yo juego, yo disfruto el dolor y escuchar las suplicas de los demás. Es enfermo que lo admita, pero no lo puedo ocultar, ya que cualquier persona que hace daño, merece el triple de lo que ha causado.

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