Capítulo 18

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Reza, por favor reza.

Al día siguiente...

Adrein Walk.

Finalmente Stefan se ha ido, las amenazas y los golpes estuvieron de mas pero en mi defensa, quiero aclarar que no puedo contener el odio que siento hacia él. Jugué a mi forma y logré que aceptara realizarle un hechizo de sangre, uno inquebrantable, juró mientras la bruja tomaba su piel que no buscaría a Stefany, a menos que el destino quisiera unirlos nuevamente. Juró, prometió, pudo decir mil cosas y aún no le creo ninguna.

Stefany y rizitos de oro se quedaron en casa, por suerte, porque no me siento bien para lidiar con la mierda ajena. Ha amanecido, el sol cobra vida deslumbrando el cielo azulado, busco los lentes al notar el sol colándose por la ventana de mi auto, ni estando polarizado se salva de el candente y radiante solecito. Busco mis lentes de sol y me los pongo tras bajarme del carro, azoto la puerta y observo mi alrededor; una perfecta iglesia. No hay más que falsedad rodeando este lugar.

Hemos planificado todo, cada movimiento, cada respiración, estoy consciente de que esto puede ser un problema para el pueblo si se llega a hacer público. Los oficiales tienen en vista el caso del Bar "BeWalk", cosa que me da risa ya que puedo hacer que los hipnoticen y no saberán nada. Pero no es lo mio, ahora es donde más necesito que los policías observen cada uno de mis pasos.

Paso mis manos por mi cabello viendo el "evento" que supuestamente es para recaudar fondos, cosa que ni el mis años creeré al saber que solo hombres tienen el mando de la iglesia, entre esos el más importante; "El padre", el que no ha pecado. Imbéciles todos.

Adriel yace a mi lado mirando nuestro alrededor, me genera violencia el ver como todos se ocultan tras una sonrisa, ocultando lo podrido que están por dentro. No quiero pensar en las atrocidades que hacen a niños. Estoy un 100% seguro de que lo que sucede aquí es el grupo de pedofilia.

Ser observador, ser lector y saber leer a una persona hasta te podría salvar la vida, porque ves lo que pocos toman en cuenta.

Me impacienta el ver todo tan común y corriente, familias riendo y empezando a rezar con la misa que empieza a dictar el padre. Nunca he estado en contra de eso, pero siento que las iglesias son muy hipócritas y por mi parte prefiero ser creyente apartado y evadir todas las falsedades que puede decir una persona.

Las apariencias son falsas, los lugares son solo etiquetas buenas porque todo termina siendo un horror lleno de falsedad e hipocresía.

Mis empleados yacen en mesas apartadas anotando y agarrando las recaudaciones que se están volviendo un éxito. Hay comida por banquetes y veo a muchas monjas contribuyendo con el acto. Nada se ve sospechoso, hasta diría que todos solo disfrutan pero no vale descartar.

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