capítulo seis

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Se había levantado y echado el pelo hacía atrás mientras suspiraba, luego desapareció por la puerta que había al lado del mostrador, sabía que para él esta conversación aún no había terminado, en cuanto estuviésemos en el coche seguiría insistiendo y yo ya no sabía que más decirle, hablarle de mi intruso resultaba algo inimaginable, cogí mi abrigo y mi bolso de la silla y salí del local a toda prisa. Fuera seguía lloviendo con fuerza pero me daba igual, no quería enfrentarme de nuevo a Adam y mucho menos encontrarme a solas con él en su coche, si intentaba besarme de nuevo yo no tendría fuerzas para impedírselo y sabía que sería un error. A pesar de no aparecerse durante el día mi demoníaco intruso sabía que no dejaría que ocurriese lo de la anterior noche sin tener consecuencias y no, con Adam no podía arriesgarme, no quería  perderlo. Cuando llegué al apartamento estaba calada hasta los huesos, había dejado un gran charco de agua en el ascensor cuando salí de él, mi teléfono no había dejado de sonar y emitir pitidos durante mi carrera hasta casa, estaba segura de que era Adam pero tendría tiempo a pensar en cómo afrontarlo durante todo una semana. Corrí hacia el baño y me di una ducha caliente, durante los primeros meses en los que había aparecido mi intruso en mi vida yo no me había desnudado totalmente cuando tenía que darme una baño, ahora había aceptado que formaba parte de mí y ya no me importaba, ya ni siquiera me molestaba sus palabras obscenas cuando estaba totalmente desnuda y mi cuerpo se reflejaba en el espejo.
---- Sabía que me harías caso, buena chica.
_ ¡Eres un hijo de puta!, ¡te odio, quiero que me dejes en paz!, no soporto escucharte.
Mientras el agua caía por mi cuerpo me permití derramar unas lágrimas, le había hecho daño a Adam y me lo había hecho a mí misma porque no quería enfrentarme a mi intruso, porque tenía miedo de perder a mi amigo, ahora puede que algo entre los dos se hubiese roto, ¡y todo por este maldito ente!, sabía que nunca podría vivir una vida normal pero ¡joder!, podía dejármela  vivir por lo menos durante un tiempo.
---- Sabes que acabaría por dejarte.
_ ¡Eso tú no lo sabes!
---- ¿Entonces porque no le muestras lo que ocultas en tu interior?
No respondí a aquella pregunta, suspiré y me fui para cama, estaba exhausta, a la mañana siguiente mientras desayunaba para irme a la facultad decidí ver los mensajes de Adam, tenía tres llamadas perdidas y varios mensajes.
¿Por qué no me has esperado?, ¿qué ocurre Beel,  ahora huyes de mí? –Adam
Te he llamado y  no respondes, estoy preocupado, llámame o mándame un mensaje para saber que has llegado bien a casa – Adam
¿Qué pasa Beel, ahora ni siquiera somos amigos?, ¿dónde estás?, ¿por qué no me contestas?  - Adam
Ojalá no te hubiese besado aquella noche, no sé cómo vamos a arreglar lo nuestro, estoy preocupado Beel, dime que has llegado bien, por favor- Adam
Sentía un par de lágrimas asomarse a mis ojos, me los limpié antes de derramarse por mi rostro,  luego un ruido hizo que girase la cabeza hacia la puerta. Un chico rubio con un piercing en la oreja y otro en la nariz se acercó a la nevera, llevaba como única prenda unos calzoncillos negros y tenía varios tatuajes por todo el cuerpo. ¿Qué le pasaba a mi compañera de piso?, ¿estaba obsesionada con los chicos con tatuajes?
_ Escucha, me importa una mierda quien seas, me da igual si eres un amigo, su novio o el amante de turno pero tenemos reglas y no puedes pasearte medio desnudo por nuestro apartamento y mucho menos coger en la nevera lo que te apetezca, así que lárgate y vuelve con unos pantalones puestos o mejor aún quédate en la cama hasta que yo me largue de aquí.
_ ¿Qué pasa, nunca has visto a un tío desnudo?
_ Eso no es asunto tuyo, y te agradecería que no te acercases tanto a mí, no me gusta como hueles.
_ Parece que nadie te ha echado un buen polvo hace días, estás demasiado arisca.
_ ¡Eso a ti no te importa, lárgate por dónde has venido!
El tío sonrió y luego de beberse el zumo directamente del tetrabrik se acercó nuevamente a mí para coger entre sus dedos un mechón de mi pelo.
_ Si quieres puedo hacerte yo el favor, seguro que.
Mi  brazo involuntariamente se acercó al cuchillo que tenía en la mesa y lo dejé caer a unos centímetros de los dedos de su pie izquierdo.
_ ¡Joder tía!, ¿estás loca o qué?, casi me dejas sin dos dedos del pie.
---- Vaya, he fallado, estaba seguro de que acertaría, no debiste mover el brazo en el último segundo, ahora estaría gritando de dolor rumbo a un hospital.
El tío se había largado dejando el zumo en la mesa y dando un portazo a la puerta del dormitorio de Mar.
_ ¿Cómo has hecho eso?, creí que yo tenía el control de mi cuerpo.
----  Cuanto más tiempo paso contigo más conozco tu cuerpo y más puedo controlarlo por momentos, con un poco de práctica acabaremos entendiéndonos los dos.
_ No pienso dejar que ocurra eso.
Cogí el cuchillo del suelo,  lo dejé de nuevo en la encimera  y luego de ponerme el abrigo, el gorro y los guantes cogí mi mochila y salí del apartamento, mientras estaba en el autobús que me llevaría a la facultad le mandé un mensaje a Adam.
Siento no haber esperado por ti, estoy bien, yo también lamento haber participado en aquel beso, parece que entre los dos ya nada es como antes- Beel
No recibí respuesta por parte de Adam. El lunes se pasó rápido sobre todo porque mi intruso no me molestó, el martes el ente de los demonios me demostró que no apostase nunca contra él porque jamás ganaría, habíamos tenido una discusión acalorada porque me había asegurado que con el tiempo terminaría tomando el control de mi cuerpo y yo le había insistido que jamás se lo permitiría, ya bastante molesto era tenerlo que escuchar en  todo momento en mi cabeza como para que aún por encima hiciese lo que le diese la gana con mi cuerpo. Pero me hizo ver que estaba equivocada, en una de las clases el profesor había pedido un voluntario para demostrar una teoría en el encerado, yo no tenía ni idea pero mi brazo se había levantado sin que yo lo pudiese evitar, al ver que no sabía la respuesta me hizo regresar a mi asiento muerta de vergüenza y muy cabreada con el idiota de mi intruso. El  miércoles tuve que esconderme dentro de un comercio porque vi a lo lejos acercarse al chico de la moto,  algo me decía que aquello no era una casualidad, estaba segura que estaba rastreando la zona, aun me temblaban las piernas cuando cerré la puerta de mi apartamento. El jueves apenas pude terminar un trabajo de la universidad porque no dejaba de pensar en el chico de ayer ni en Adam, mañana tendría que enfrentarme de nuevo a mi amigo, esa noche mi cuerpo no dejaba de dar vueltas en la cama.
---- Necesitas relajarte, estás muy tensa.
_  ¿Y a  ti que te importa?, yo soy la que debe enfrentarse mañana  a Adam, y la que tiene que huir del chico de la moto, así que lárgate a donde sueles irte cuando tu  presencia me resulta insoportable.
Empecé a cerrar los ojos cuando dejó de hablarme, mi mente volvió a la noche del beso con Adam, me había gustado y si no fuese por mi molesto intruso estaba segura de  que acabaríamos en mi cama. Sentí como un calor abrasador recorría todo mi cuerpo, mi pijama empezaba a sobrar a pesar del frio en el exterior, mis manos cobraron vida y se posaron en mi cintura subiendo lentamente hacia mis pechos  masajeándolos suavemente, luego una de mis manos se deslizó lentamente por mi vientre para bajar un poco más, todo mi cuerpo ardía, sentía el placer vibrar dentro de mí, sentía el latir de mi corazón desenfrenado, dejé escapar varios suspiros, mis dedos llegaron hasta la zona más íntima de mi cuerpo, tapé mi boca con mi otra mano para que mis gemidos no se escuchasen al otro lado de la puerta.
---- No te detengas ahora, sé que esto te gusta, lo estabas deseando, siento tu placer.
Sentía como el deseo aumentaba cada vez más, mi ente me hablaba con voz algo más ronca de lo habitual, o eso me parecía a mí,  mi cuerpo en ebullición estaba a punto de explotar mientras mis dedos marcaban un ritmo frenético y se introducían más en mi interior.
---- Lo sé, sé que esto te gusta, escucho como gimes de placer.
Cuando llegué a explosionar fue cuando empecé a recobrar mis sentidos, sabía que aunque fueron mis manos las que recorrieron mi cuerpo, las que me hicieron sentir, las que me dieron placer, no era yo la que voluntariamente se dejaba conducir, mi ente maligno me había demostrado que él era cada vez más fuerte y que yo estaba perdiendo el control. Corrí al baño y dejé que el agua mojase mi cuerpo aún vestida con mi ropa interior.
---- ¿Porque no aceptas que yo puedo darte placer igual que cualquiera de esos tíos con los que has intentado follar? Sabes que has disfrutado de la misma manera que con el beso que te ha dado tu amigo, no lo necesitas puedo hacer que explotes todas las noches.
_ ¡No lo voy a permitir!
---- ¿Y qué piensas hacer?
No respondí a su pregunta, me quité la ropa mojada y luego de vestirme una camiseta grande y vieja y un pantalón corto me metí de nuevo en cama, cogí mis cascos y tarareé las canciones hasta que me venció el cansancio, está vez nadie me molestó en mis sueños,  tenía que buscar la manera de recuperar el control, de ningún modo iba a permitir que me manejase a su antojo.  Unas  horas después me preparé para ir a trabajar, esa noche mi jefe había hecho su aparición después de muchos días de ausencia, lo saludé y luego a Adam, después me fui deprisa hacia el cuarto, una vez despojada de mis prendas de abrigo la puerta se abrió y apareció mi amigo tras ella.
_ ¿Por qué no contestaste a mis mensajes?, me rehúso a creer que ya no te importo.
_ Adam,  ¿qué haces aquí y quién atiende la barra?
_ Le he pedido a Marcos que se hiciese cargo mientras hablo contigo.
_ ¿Por qué metes a nuestro jefe en esto?
_ Solo necesito que me respondas a unas preguntas, serán unos minutos nada más.
_ Escucha Adam, ¿por qué no intentamos olvidar lo ocurrido?
_ ¿Eso es lo que quieres?, ¿olvidarlo todo y seguir como si no hubiese sucedido nada entre nosotros?, yo no puedo, ¿tú sí?
_ Tengo que trabajar Adam y tú también.
Pasé a su lado y me apoyé en la barra respirando un par de veces para intentar relajarme. La noche fue larga y agotadora pero eso hizo que apenas Adam y yo cruzáramos más de dos o tres palabras, ya no me sonreía como solía hacer para intentar darme ánimos, ¡como odiaba esta situación!, aquella noche me fui sola para el apartamento , ni siquiera me preguntó si quería que me acompañase. Caminé con pasos apresurados, tampoco mi ente entrometido hizo acto de presencia, aquella noche me sentí terriblemente desamparada y el miedo envolvió todo mi cuerpo, no respiré de alivio hasta verme segura dentro de mi apartamento. Miré mi teléfono, Adam no me había mandado ningún mensaje preguntándome si había llegado bien, verdaderamente estaba muy enfadado conmigo y yo me sentía mal con todo eso, pero no podía darle esperanzas a un futuro imposible entre nosotros mientras no me deshiciese de este ser que vivía en mí y veía muy poco probable que lo consiguiese, me lo había dejado muy claro, esa noche dormí de un tirón, todas mis preocupaciones me habían agotado mentalmente. Al día siguiente me levanté temprano y ordené mi habitación, llevaba un tiempo echa un desastre, cantaba a pleno pulmón  para evitar escuchar a mi ente molesto, una vez terminado con mi cuarto arreglé el baño, aquello hacía que evitase pensar. Preparé algo de comer y me senté en el salón viendo la tele, el apartamento estaba silencioso, ni Ana ni Mar se encontraban en él.

EL ENTE QUE VIVE EN MÍ  ( Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora