_ De nada te ha servido ponerle ojitos a ese chico, deberías haberle dicho que me diese el Kart más viejo y menos veloz que tuviesen.
_ ¡Pero si se lo he dicho!
Se echó a reír antes de cogerme por mi cintura y llevarme hasta la salida. Subimos al coche hasta llegar a un centro comercial, en la planta cero había un parque de ocio con multitud de actividades, jugamos al battlebeam que consistía en luchar sobre una barra elevada armados con una lanza de espuma y derrotar al rival tirándolo al foso, que era una red que había unos metros más abajo. Ésta vez gané yo porque lo había engañado para que mirase hacía su derecha y aproveché ese instante para tener mi momento de victoria, terminamos el día en los súper trampolines, saltando y haciendo piruetas. Cuando me dejó delante de mi apartamento estaba reventada pero me lo había pasado mejor que nunca, entré en mi casa mostrando una enorme sonrisa, en el sofá se encontraba mi compañera Mar y un nuevo novio encima de ella, ¡menos mal que aun llevaban la ropa puesta!, pasé de ellos, le saludé y me metí en el baño, me daría una ducha y luego me echaría a dormir, no podía conmigo. Aquella noche no hubo pesadillas ni ruidos extraños que me despertasen en medio de mi sueño, dormí como un lirón.
---- Veo que te ha sentado de maravilla salir con tu amigo.
_ No empieces, no pienso alejarme de él, me hace sentir bien y me alegra mi vida así que esta vez voy a pasar de tus amenazas.
---- No voy a decir que te apartes de él, de hecho me gusta que estéis juntos, es estimulante.
_ Vale, ¿quién eres y que has hecho con mi ente demoniaco?
Lo sentí reír en mi interior.
---- Disfruta de él mientras puedas, incluso no estaría en contra si te lo quieres tirar, deberías darte un revolcón de vez en cuando, eso sí, solo si es con tu nuevo amiguito.
_ Ahora sí que me preocupas, ¿qué estás tramando?
Llegué a la universidad con mis pensamientos puestos en lo que me había dicho mi intruso, no me fiaba de él, algún plan secreto estaba tejiendo para hablarme así, y estaba segura de que no me gustaría descubrir el resultado. No vi a mi amigo por el campus, lo llamé y me contestó que estaba cansado de la paliza de ayer y que hoy se quedaría tirado todo el día en el sofá pero que me haría un huequecito por si luego quería pasarme por allí, cuando terminaron las clases le mandé un mensaje.
Hoy me quedo en casa, tengo que estudiar, ponerme al día, gracias a ti tengo un montón de notas y apuntes que repasar, tú también deberías hacer lo mismo. Por cierto, gracias por regalarme un maravilloso día como el de ayer, nos vemos –Beel
El viernes llegué media hora antes al trabajo, necesitaba hablar con Marcos sobre un posible aumento de sueldo pero no estaba y probablemente no vendría en toda la noche. Adam y yo entramos en el bar en cuanto abrió la puerta.
_ Hoy te veo más alegre Beel, ¿te ha ocurrido algo interesante esta semana?
_ Aparte de que ya no les doy clases a los del segundo porque mis vecinas creen que mi piso es un burdel donde sus maridos están a punto de sucumbir, no, nada.
Adam me miraba sin comprender.
_ ¿Has perdido tu otro trabajo?, lo siento Beel.
_ No, no importa ya conseguiré uno nuevo.
En cuanto terminé de pronunciar aquellas palabras su novia apareció por la puerta, su sonrisa se borró de inmediato, normalmente yo llegaba media hora después y que estuviese allí no se lo esperaba, supongo que aprovechaban esos momentos para hacer sabe dios qué, no quería pensarlo. Cogí mi bolso que había dejado encima de la barra y me precipité hacia la habitación para dejar mis cosas allí, Adam llegó un par de minutos después, no hablamos, el silencio era total en aquel cuarto, solo roto por el sonido de nuestros movimientos. Luego de coger el teléfono del bolso y meterlo en el bolsillo y colgar en una percha mi chaqueta me precipité hacía la puerta, pero antes de llegar miré Adam.
_ Ahora que lo pienso, sí que me ha ocurrido algo interesante, he conocido a un chico maravilloso que se ha convertido en mi nuevo mejor amigo, estar a su lado era lo que necesitaba, nunca había sido tan feliz en mi vida como en estos días con Eduardo.
Después de aquellas palabras salí para colocarme detrás de la barra, escuché un fuerte golpe en la habitación que había dejado unos minutos antes, mi cuerpo se estremeció. La novia de Adam ya no se encontraba en el local, no sabía que había golpeado o roto pero no pensaba ir a averiguarlo, ver a Adam con aquella chica aún me dolía y no me arrepentía de haberle dicho todo aquello. Durante la noche apenas nos dirigíamos la palabra y cuando lo hacíamos era para decir algo sobre el trabajo, seguimos poniendo copas en silencio hasta que una voz que reconocería entre la multitud hizo que me temblasen las piernas.
_ Hola, ¿me pones un whisky?
_ ¿Qué haces aquí?
_ Vengo a tomar una copa, es lo que se suele servir en estos locales.
Le serví su whisky y le dije medio enfadada y en voz baja evitando mirarle a los ojos.
_ Ahora que has eliminado al otro tío, ¿quieres ocupar su lugar?, ¿te has propuesto ser mi acosador particular?
_ Tienes el ego bastaste alto sobre ti misma, deberías relajarte, no todo el mundo gira a tu alrededor.
Aquellas palabras me dejaron fría, no estaba preparada para que me hablase de esa manera, me había puesto en mi sitio, decidí ignorarle el resto del tiempo. Media hora más tarde sentí vibrar mi móvil en el bolsillo de mi pantalón, ¿quién me llamaba a las dos de la madrugada? Seguramente Eduardo, no conocía a nadie más loco que él, pensar en mi amigo me hacía sonreír, el rastreador seguía sentado detrás de la barra y me miraba con curiosidad, para variar le saqué la lengua, me daba igual que estuviese en el trabajo y me comportase como una niña pequeña, él se echó a reír, saqué mi móvil y la sonrisa se borró de inmediato de mi cara cuando vi de quien era la llamada. Hacía meses que no hablaba con mis padres y ¿ahora mi madre me llamaba?, ¿a estas horas de la madrugada?, salí al exterior del local y la llamé, lo cogió al primer pitido.
_ ¿Beel, cariño eres tú?
_ ¿Qué pasa mamá, porqué me llamas a estas horas?
_ Es tu padre Beel, está en el hospital, está
No llegó a terminar la frase porque mi móvil se me había resbalado y ahora estaba apagado y roto en el suelo, nerviosa recogí las piezas esparcidas a su alrededor y entré a toda prisa en el bar.
_ Adam, necesito tu teléfono, ¿puedes prestármelo?
_ ¿Qué pasa Beel?
_ Es mi padre Adam.
Aquellas palabras las había dicho mientras salía de nuevo a toda prisa hacia el exterior, le pregunté a mi madre por el hospital y que le había pasado, no quiso decirme nada hasta que llegase al centro.
_ Adam, necesito irme, mi padre está en el hospital.
_ ¿Qué ha pasado?
_ No lo sé, mi madre no ha querido decirme nada, ¿te puedes ocupar tú y Fernando del bar?
_ Cómo vas a ir, yo no puedo cerrar el local, aún hay mucha gente y Marcos me mataría, ¿quieres que te llame a un taxi?
_ Si quieres puedo llevarte yo.
Adam y yo nos giramos los dos al mismo tiempo, el rastreador estaba a nuestro lado y parecía que había escuchado nuestra conversación.
_Adam va a llamarme a un taxi.
_ Si te llevo yo llegarás antes, no tienes que esperar por él.
_ ¿Lo conoces?
Adam habló pero ninguno de los dos le habíamos respondido, yo estaba sopesando mis opciones.
_ Está bien, me voy contigo, espera aquí voy a coger mi bolso y mi chaqueta.
_ Pero Beel.
_ Sí Adam, lo conozco.
Salí disparada del cuarto con la ropa ya puesta y el bolso colgado del brazo, el rastreador seguía donde lo había dejado, Adam nos miraba a los dos un poco sorprendido. Se acercó a mí y me dio su móvil, yo ya estaba al lado de Declan.
_ Puede que lo necesites ahora que el tuyo está roto.
Lo miré, Adam estaba mirando al rastreador.
_ Me he quedado con tu cara, si le pasa algo te perseguiré.
Declan ni se inmutó, se echó a reír, luego me miró.
_ ¿Nos vamos, o prefieres seguir charlando con tu amigo?
Miré su móvil de nuevo y luego negué con la cabeza.
_ No Adam, no quiero tu móvil, ¿y si llama tu novia mientras lo tengo yo?, déjalo, me las apañaré.
Salí del local delante de Declan y me llevó hasta su moto, por suerte no me había dicho nada de nuestro pequeño numerito entre Adam y yo, cogió su casco negro y me lo entregó.
_ ¿Y tú?
_ ¿De verdad quieres ponerte ahora a discutir quién se pone el casco y quién no?
Coloqué su casco sobre mi cabeza, subí a su moto y me agarré a él cuando sentí el rugido del motor. Nos movimos con rapidez por la ciudad ya que apenas circulaban vehículos, hubo un momento que creí que nos íbamos a estrellar contra un camión de basura cuando nos pasamos un semáforo en rojo. Llegamos al hospital y yo me bajé rápidamente, le entregué su casco y corrí hacia el interior, busqué a mi madre por todo el recibidor hasta que la vi cruzar una puerta, nos miramos, no corrí a abrazarla, recordaba muy bien la última vez que la había visto, se encontraba en una cafetería riendo y con su mano encima de la mesa sobre otra mano que no era la de papá, era cierto que mi padre le había puesto los cuernos pero ¡joder, solo habían pasado tres semanas!, ¿tan poco tiempo necesitó para olvidar el amor que se tenían, o todo ese tiempo se habían estado mintiendo?, me acerqué a ella.
_ Hola mamá, ¿dónde está papá?
_ Ven, quiere hablar contigo.
Me cogió de la mano, por un segundo pensé en soltarla pero no era el momento, su cara se veía triste, miré hacia atrás, Declan entraba en el edificio y me miraba. Llegamos a un corredor en donde un cartel colgado encima de una puerta nos decía que estábamos en la zona de Oncología.
_ Mamá, ¿qué hacemos aquí?
_ Papá está muy enfermo, tiene metástasis.
Me paré en seco y me llevé la mano a la boca, aquello no estaba sucediendo de verdad.
_ ¿Cuándo le detectaron el cáncer?
Mi madre bajó la cabeza.
_ Mamá, ¿desde cuándo tiene cáncer?
_Desde hace unos meses, tu padre me hizo prometer que no te diría nada.
_ ¿Acaso no tenía derecho a saberlo?
No me contestó, habíamos llegado a la habitación donde mi padre se encontraba acostado en una cama de hospital, hacía meses que no lo veía pero aquel hombre que estaba allí postrado en aquella cama de hospital y cubierto hasta la cintura con una sábana blanca no se parecía para nada a mi padre, al hombre que me había negado a ver después de su divorcio. Estaba demacrado, su piel arrugada y apenas sin color se pegaba a los huesos de su cara, sus ojos tristes se hundían en su rostro, su mata de pelo oscuro había desaparecido, tenía una vía en su brazo que ahora se veían delgados y huesudos. Las lágrimas empezaban a brotar en mis ojos a pesar de que hacía todo lo posible para impedir que apareciesen, no quería que me viesen llorar.
_ ¡Papá!
Me acerqué a él y lo abracé, ¡su cuerpo estaba tan delgado y ahora parecía tan pequeño!
_ ¿Por qué?, ¿por qué no me contaste nada?
Su voz sonaba apagada y cansada, unas lágrimas resbalaron por su cara.
_ No quería que tú también pasaras por esto, tenías una vida que vivir, no quería que mi enfermedad afectase a tus estudios, a tu trabajo, quería que siguieses siendo la niña alegre que siempre habías sido.
_ Esa niña desapareció hace mucho tiempo papá, soy consciente de que nos hemos dicho cosas de las que luego nos hemos arrepentido pero yo soy tu hija, tenía que saberlo, ¿no comprendes que así me siento más miserable por no haber estado a tu lado?
_ No digas eso, tú siempre has sido una chica fuerte, lo superarás, siempre lo haces, no dejes que mi enfermedad te destruya.
Aquello era demasiado para mí, me aparté de mi padre y salí deprisa de la habitación sentándome en una de las pocas sillas que habían en el pasillo, mis lágrimas salían desmesuradamente de mis ojos, había bajado la cabeza y me abracé a mí misma.
_ Sé que es una pregunta absurda, ¿pero estás bien?
Levanté mi rostro y vi a Declan frente a mí, sus ojos ya no mostraban frialdad, parecía preocupado.
_ Tengo que irme, ¿quieres llamar a tu amigo para que te haga compañía?
_ No, estaré bien.
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EL ENTE QUE VIVE EN MÍ ( Completa)
ParanormalBeel era una chica aparentemente normal o eso es lo que pensaba, hasta que descubrió que un ente habitaba en su cuerpo. Un ente odioso, manipulador, pretencioso ... y por si eso no era suficiente ahora estaba siendo perseguida por su rastreador.