capítulo cuarenta y cinco

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Nos abrazamos y luego desapareció en el ascensor, el apartamento estaba vacío, Mar no se encontraba en él, me sentía cansada así que me fui directamente a mi cuarto, los libros y la carpeta de Amelia seguían en el suelo, los recogí y los puse en la cómoda, luego de darme una relajante ducha me senté en la cama, volví a echarle un vistazo al manuscrito pero seguía sin pista alguna, ¿ dónde había escondido la escritora los secretos del ente? Me fui a la cocina y me preparé la cena, regresé a mi dormitorio y seguí leyendo, me cayó una gota de mayonesa en una de las hojas y empecé a limpiarla, intentaba que no quedase huella por mi torpeza y entonces lo vi claro, había algo distinto en aquella escritura. Las pistas estaban allí todo el tiempo solo tenía que haber sido más observadora, todas las páginas estaban formadas por acrósticos. Me quedé dormida con las hojas esparcidas por la cama, estaba agotada, aún no había completado todo el mensaje que dejó escrito pero ya sabía varios secretos de los entes que eran bastante interesantes, ahora entendía porque quería el ente gris recuperar estos papeles, su existencia en este mundo dependía de seguir ocultando sus secretos. Hablaba de un libro escondido en la sede de los rastreadores donde al parecer se escondían todos los secretos de los entes, también me decía que no debía confiar en nadie pues algunos de los altos mandatarios que gobernaban esa organización estaban dirigidos por entes grises desde hacía siglos. Aquello sí que me sorprendió, ¿ cómo los entes podían moverse entre los rastreadores sin que ellos se diesen cuenta? También hablaba de que había muchos secretos escondidos entre las paredes de aquel monasterio dónde los entes permanecían ocultos y usando a los rastreadores desde siglos. En la última página me hablaba de más pistas, dibujos que debía ver, estaban ocultos en el bolsillo de un abrigo azul que le había regalado a su amiga Emilia Barrero, "solo necesitas decirle que te lo preste, ella no pondrá ninguna objeción sabe que si yo estaba en lo cierto acudirás a ella". Esa mañana me levanté temprano y me fui al centro donde había estado la escritora, esperaba que esa mujer me recibiese, ahora que estaba a punto de completar el enigma me decepcionaría regresar con las manos vacías. El hombre que estaba en recepción puso mala cara cuando me vio, supongo que empezaba a estar harto de mis visitas a ese lugar, pregunté por Emilia y luego de marcar unos números en el teléfono y hablar con ella solo tuve que esperar unos minutos. Cuando apareció traía una sonrisa en los labios, me apartó del mostrador y me llevó a un rincón.
_ Sé a qué has venido, Amelia me había dicho que eras una muchacha lista y que había dejado pistas para que regresases a por algo que tenía guardado para ti, te confieso que empezaba a perder las esperanzas.
Me llevó hasta su habitación y sacó de su armario varias cajas de distinto tamaño, dejándolas encima de la cama.
_ Esto son todas las pertenencias que Amelia me dejó, coge lo que necesites,
Había ropa, zapatos y algunas joyas..., no me llevó mucho tiempo dar con la prenda que andaba buscando, vi en los ojos de Emilia decepción, el abrigo era muy bonito, supongo que se pensaba que me quedaría con él. Busqué en los bolsillos y no encontré nada, empecé a recorrer la tela con mis manos dándoles algunos toques a la prenda en busca de aquellos papeles, dentro del forro y en una de las mangas se podía notar un pequeño bulto, rasgué con permiso de Emilia un poco el interior del abrigo y saqué aquel bulto de hojas ocultas, al desplegarlas me di cuenta que eran unos dibujos y debajo unas letras, eran pocas hojas pero estaba segura que importantes, volví a doblarlas y me las guardé en el bolsillo, le di las gracias y salí de la habitación.
_ ¿No te vas a llevar el abrigo?
_ No, es todo tuyo, al fin y al cabo te lo regaló a ti, yo solo vine a por esto.
Le señalé las hojas mientras le sonreía.
_ Amelia tenía razón en confiar en ti, dijo que eras una chica lista y valiente y qué harías grandes logros.
_ No estoy segura de eso pero haré todo lo que pueda.
_ Me alegro haberte conocido.
_ Yo también.
Me apresuré a llegar a casa, tenía muchas ganas de leer lo que ocultaba aquellos dibujos en aquellas páginas, estaba segura de que eran importantes. ¿Cómo había hecho Amelia para ocultarle eso al ente? Una vez en casa desdoblé las hojas, en los primeros párrafos me hablaba de que lo que estaba a punto de saber era peligroso y si no estaba dispuesta a correr riesgos probablemente no debería seguir, me advertía que estaría en peligro yo y la gente que me rodease y que los entes si se viesen amenazados no pararían hasta destruirnos. Habían terminado con la vida de mi amigo así que no pensaba detenerme, si teníamos alguna posibilidad de destruirlos o alejarlos de nosotros estaba dispuesta a llegar hasta las últimas consecuencias. Eso significaba que tal vez debería alejarme de mis compañeras de piso, la última vez casi habían acabado con una de ellas. Me senté en la cama y empecé a ojear aquellas hojas. Había varios dibujos de runas y tatuajes que decían que podían ayudarme, algunos dibujos representaban tatuajes muy comunes entre la gente pero que sin saberlo podían ser peligrosos pues era como abrirles una puerta para entrar en tu cuerpo más fácilmente, según la escritora Amelia el tatuaje de las espirales en cualquiera de sus formas significaba las tres conexiones, el inframundo, el terrenal y el supramundo, la evolución interior y la liberación, era uno de los símbolos más antiguos y más utilizado, lo que les facilita mucho las cosas al obtener un portal de entrada a tu cuerpo para los entes, otro portal era tatuarse la runa Perth o la Kenaz, eran aperturas para ocupar tu cuerpo y mente o la runa Gebo, para los entes significaba recibir un don a cambio de otro don, el intercambio en todos los niveles y la interacción de dos fuerzas formando el sello sagrado. Otro tatuaje muy potente y al que terminarías atado a tu ente eternamente incluso en vidas posteriores era el nudo infinito, la cruz de Ankh hablaba de una mitad de la vida y otra de la mente, "cuando el cuerpo se va, el mío también se alejará de ti" era una manera de librarse del ente cuando llegase el momento, celebra la muerte de un ser por la liberación de otro, otro claro tatuaje de entrada. Y por último mencionaba el tatuaje de Valknut (también conocido como nudo de la muerte) para los entes significa sacrificar tu vida a cambio de una promesa futura, (yo te prometo liberar tu alma si tú me das refugio en tu cuerpo) otra clara puerta abierta para los entes. También hablaba de los que protegían como el Pentagrama o Estrella de cinco puntas, la runa de Algiz, tatuarse un Trisquel ya que protege cuerpo, alma y mente. El tatuaje de Aegishjalmur, o el Nudo Escudo, uno de los tatuajes más potentes de protección. Al final estaba uno de los tatuajes más importantes para los entes que procuraban esconder a la humanidad y que cuando el ente gris se lo reveló a la escritora ella supo enseguida que no saldría de aquel lugar viva. Lo había dibujado en unas de las hojas y en él se podía ver un triángulo isósceles orientado el ángulo diferente a los otros dos hacia la derecha, dentro de él se encontraba el ojo de Horus y en el interior de ese ojo otro triángulo señalando en dirección contraria que el primero y dentro de él dos veces escrito el número tres, uno mirando a la derecha y el otro a la izquierda y los dos entrelazados, en cada vértice del triángulo exterior, el más grande, estaba escrito el uno, el dos y el tres en números romanos. Según Amelia llevar ese tatuaje te daba poder, el triángulo significaba abrir tu mente a un nivel superior, dentro de la numerología el tres es un número místico y poderoso y cuando va acompañado de los dos anteriores su poder es mucho mayor, ya que el uno significa fuerza, el dos la apertura a lo desconocido y el tres sabiduría, y luego está el ojo de Horus que simboliza la percepción más profunda de las cosas, abres tu mente a un mundo distinto, puedes mirar a través de otras dimensiones. Todo el conjunto hace que una vez te lo tatúes puedas ver no solo a los entes, sino también a los grises. Eso facilitaría su caza, le llamaban el tatuaje de las tres Supremacías, (triángulos, ojo de Horus y numerología.) A partir de allí todo empezó a ser un galimatías, un lenguaje difícil de comprender, como si dos personas distintas escribiesen esa parte del fragmento, lo único que llegué a entender era que en la orden de los " venatot-ente" había intrusos, seres grises entre los grandes mayores y que desde siglos los venatot estaban a su merced. Me pasé prácticamente toda la noche en vela intentando descifrar toda aquella información, lo último que me decía era que los entes tenían guardado dentro de la orden el libro " Primordia Quod" que hablaba de su nacimiento y de su exterminio, su lema era "para derrotar al enemigo, únete a él " y eso es lo que llevaban haciendo desde que fundaron la orden. Me empezaba a doler la cabeza después de intentar asimilar toda aquella información, a pesar de lo que había ocurrido con Declan él tenía derecho a saber lo que estaba pasando dentro de su organización. Lo llamé un par de veces pero saltaba el buzón de voz, recogí todos las hojas y libros que tenían esparcidos por la cama y me puse a pensar donde podría guardarlos. Dos horas después salía de un estudio de tatuajes con la imagen de las tres supremacías entre el hombro y la escápula y también en el costado izquierdo y a un palmo del corazón supuestamente un símbolo de protección, el nudo escudo. No estaba muy convencida de que aquello surtiese efecto pero después de llevar unos diez minutos sentada en el autobús en uno de los asientos más alejados del conductor un chico se subió en él y lo primero que vi fue como una especie de bruma bordeaba todo su cuerpo, al cabo de unos minutos esa bruma se elevó sobre él formando un pequeña niebla marrón ovalada con una cola como la de los renacuajos, ondeando entre las cabezas de los pasajeros que se encontraban en el autobús, cuando se fue acercando a mí una especie de calambres y espasmos me recorrieron el cuerpo y luego sentí como descendía la temperatura en todo mi ser dejándome la piel de gallina. Supe enseguida que aquello era un ente y a medida que se acercaba noté unos pequeños ojos en toda esa masa de niebla, me observaba con cautela y luego se alejó de mí para volver a ser absorbido por el cuerpo del chico. Cuando el autobús se paró para dejar y coger nuevos pasajeros salí a toda prisa de él, empecé a caminar con rapidez para alejarme de allí, lo que había sucedido en el autobús me había dejado impactada. Bajé la cabeza y cogí el primer taxi que me llevaría a casa, no quería ver más entes pulular por la ciudad, no estaba muy segura de que hacerme el tatuaje fuese una buena idea. Cuando llegué al apartamento Ana estaba en el salón maquillada y vestida para salir.

EL ENTE QUE VIVE EN MÍ  ( Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora