capítulo diecisiete

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Eduardo había cumplido su palabra, aquella noche me había olvidado de todos mis problemas, nos reímos, bromeamos, comimos pizza hasta reventar y luego dormimos juntos en la misma cama sin preocuparnos de tener un acercamiento más íntimo. Por la mañana me convenció para faltar de nuevo a clase y ahora iba en su coche sin saber a dónde nos dirigíamos.
_ ¿De verdad no me vas a decir a dónde vamos?
Me sonrió y luego volvió a poner la vista en la carretera, condujo por una vía secundaria entre bosques autóctonos durante más de una hora hasta que llegamos a un enorme centro de ocio al aire libre integrado perfectamente con la naturaleza.
_ ¿Qué hacemos aquí?
_ Vas a vivir una emocionante aventura conmigo, voy hacer que te sientas viva otra vez.
Nos dirigimos a la entrada, había algunos monitores hablando y poniéndoles el arnés a un grupo de personas.
_ ¿Y ahora qué?
_ Puedes escoger entre paseo en Kayaks, tirarnos por la tirolina gigante, irnos al rocódromo y practicar escalada, una ruta a caballo o hacer rafting, ¿por dónde empezamos?
Eduardo era incansable, después del rocódromo y de reírse de mí por la manera tan penosa que tenía de escalar aquella roca nos fuimos a la tirolina, había gritado a pleno pulmón cuando descendía a toda rapidez y descargado toda mi adrenalina, cuando llegué abajo estaba súper relajada, mi amigo tenía razón, venir a este lugar me estaba sentando de maravilla. Luego practicamos paintball, lo había pasado genial disparando bolas de pintura a mi contrincante, y aunque se había rendido yo estaba segura de que me había dejado ganar. Cuando nos fuimos del lugar yo estaba cansada pero muy feliz, jamás podría agradecerle lo que había hecho por mí, era el mejor amigo que uno podía tener. El viernes cuando me fui a trabajar aún tenía agujetas de nuestro día de juerga, Adam me había preguntado si me encontraba bien, le dije que sí y después me fui al cuarto para cambiarme, no vi a su novia en el local aunque estaba segura de que no tardaría mucho en hacer su aparición. El día anterior le había dicho a Eduardo que lo invitaba a una copa si se pasaba por el trabajo pero no me había dado una respuesta concreta. Pasaron las horas y su novia no se había pasado por el bar y mi amigo tampoco, cuando faltaba una hora para cerrar y ya apenas quedaba gente en el local no pude evitar preguntarle.
_ No he visto a tu novia esta noche en el bar.
_ No, ella y yo rompimos hace unos días.
_ Yo, yo lo siento Adam, parecía que te gustaba, ¿ qué ha ocurrido?
_ No ha salido bien, quería que le prometiese cosas que no podía cumplir.
_ Yo no sé qué decir.
_ Tranquila estoy bien.
Cuando iba a salir de la barra para buscar lo necesario para empezar a limpiar el local Adam me agarró suavemente el brazo.
_ ¿Beel, me dejarás que te acompañe esta noche a tu casa?
­_ No creo que sea buena idea Adam, tú acabas de romper con tu novia y yo he perdido a mi padre, los dos estamos demasiado vulnerables y puede que luego acabemos arrepintiéndonos de esta noche, no quiero pasar de nuevo por eso.
_ Te prometo que no haré nada que tú no quieras.
_ Adam, ¿y si yo quiero aunque sepa que es un error?, ¿aunque luego tenga que arrepentirme el resto de mi vida?
Antes de que pudiese hablar la puerta del bar se abrió y apareció Declan, ¿ qué hacía él aquí cuando estábamos a punto de cerrar?
_ ¿Puedo pedir una última copa?
Le serví el whisky de mala gana antes de seguir con mis tareas, Adam no dejaba de observarnos, yo me había puesto nerviosa, aún recordaba nuestra última conversación, se había acercado a mí con el vaso en la mano.
_ Mi moto está aparcada al otro lado de la acera, te espero y te llevo a casa.
_ ¿Qué?, ¿ qué te hace pensar que voy aceptar tu propuesta?
_ ¿Has tenido noticia de tu acosador?
_ ¿Cuál de ellos?, porque uno está hablando conmigo en estos momentos.
_ Muy ingeniosa, pero yo no necesito acosar a las mujeres para conseguir de ellas lo que quiero.
_ ¿Y qué quieres de mí?
Aquella pregunta la había formulado tan bajito que casi estaba segura de que no me había escuchado.
_ Eso mismo me estaba preguntando yo, venga, deja que te lleve a casa.
_ No, lo siento pero ya tengo quien me lleve.
Aquellas palabras las había dicho mientras me dirigía con el paño a limpiar las mesas que estaban al lado de la barra.
_ ¿Quién?
_ Yo amigo, yo voy acompañarla a su casa.
Declan se acercó a la barra y miró a Adam de arriba abajo.
_ Yo no soy tu amigo, no me llames así, por cierto, ¿y tu novia?
_ Eso no es asunto tuyo.
Adam salió detrás de la barra y se acercó a Declan, aunque mi amigo era alto, el rastreador le sacaba una cabeza pero Adam no se dejó amedrentar por ello.
_ Eh, eh, ¿ qué pasa aquí?, ¿de verdad os vais a pelear?
_ No pienso pelear con tu amiguito, ¿es eso no, o es que hay algo más?
_ Eso a ti no te importa Declan, mejor vete.
Me miró durante un rato sopesando los pros y contras, dejó el vaso en una de las mesas y se acercó a mí, Adam también se movió hasta ponerse a mi lado.
_ Está bien, me iré, pero sabes que no podrás huir siempre de mí, pronto tendremos que hablar y puede que para entonces yo no esté dispuesto a escucharte.
Me miró una última vez y luego a Adam, salió de aquel local cabreado y yo seguí mirándolo preguntándome porque aún no me había marchado de esta ciudad, estaba claro que él sabía mucho más de mí de lo que yo quería admitir.
_ ¿Qué pasa con ese tío Beel, de que lo conoces?
_ Ahora no Adam, no quiero hablar de ello, terminemos cuantos antes, quiero irme a casa.
Me acompañó a casa, no podía arriesgarme a encontrarme con Declan, hicimos el camino en silencio, cuando aparcó el coche delante del edificio me miró.
_ Beel, quiero que sepas que la razón por la que no estoy con Inés eres tú, no debí alejarme de ti después de, de... aquello.
_ ¿Qué es aquello Adam?, después de que te contase que hay alguien más del que no me puedo deshacer, ¿sigues pensando que estoy loca?
_ No es eso joder Beel, pero entiende que para mí fue todo un shock, hablar así como si de verdad existiese, tú, que siempre fuiste...
_ Adam no sigas, estoy a punto de pegarte y luego sé que voy a lamentarlo, no me crees ¿verdad?, pues entonces tendré que mostrártelo.
Me acerqué a él, la palanca de cambios era un pequeño impedimento para abrazarlo como quería pero aun así no desistí, agarré su cabeza y la acerqué a la mía, tomé sus labios con un hambre feroz y lo besé con pasión, sus manos me cogieron por la cintura y me apretó fuertemente a su cuerpo, su lengua bailaba con la mía en una danza necesitada. Una ola de calor inundó todo mi ser, mis manos bajaron hasta su camisa y acaricié su piel suave haciendo que todos sus músculos se tensasen. Me senté a horcajadas sobre Adam , la calle estaba desierta a esas horas de la madrugada, solo se escuchaban nuestros gemidos en aquel pequeño espacio, nuestros labios estaban hinchados por nuestros largos besos apasionados, pasé mis manos por su cabello, escuché otro gemido por parte de él, sus manos recorrieron mi espalda y luego se movieron lentamente para subir hasta mi cabeza, sabía que esto iba a terminar pronto, escuché al ser demoníaco causante de mis desgracias enfurecido en mi interior, mis ojos se clavaron en la mirada llena de deseo de Adam y se quedó quieto, parado, extrañado, sabía lo que había visto, aunque agradecía que no se hubiese alejado de mí, sus manos ahora en mi cintura ejercían un poco más de fuerza.
_ ¿Qué te ocurre Beel?
El momento cuerpo con cuerpo había llegado a su fin, me liberé de sus manos y regresé de nuevo a mi asiento, coloqué mi ropa con manos temblorosas y luego pasé mis dedos por mi pelo, intentando peinarlo un poco, lo miré con tristeza, agradecí que no abriese la puerta y corriese calle abajo.
_ Ya te lo he dicho Adam, existe, es de verdad y no deja de atormentarme, no es ningún amigo invisible, mi imaginación no me está jugando una mala pasada, está aquí y no sé cómo combatirlo, ni como deshacerme de él.
Adam volvió a mirarme a los ojos, sabía que aquella mirada oscura estaba allí, la sentía, yo intentaba con todas mis fuerzas no mostrar una sola lágrima.
_ ¿Qué pasa con él, te provoca dolor?, ¿te manipula?, ¿estoy hablando con la verdadera Beel?
_ Me conoces Adam, sigo siendo yo, aunque a veces logra controlar mi cuerpo, pero mi mente sigue siendo mía, no dejaré que me lleve al abismo.
Echó sus manos a la cabeza y apartó unos mechones de su cara, sabía que esto era demasiado para él.
_ Escucha Adam, ahora que has visto esa parte de mí quiero que pienses sobre ello, si quieres alejarte de mí yo sabré entender.
Cuando salía del coche Adam me agarró de una mano y me miró con cara triste y al mismo tiempo asustado.
_ ¿Cómo funciona esa cosa, que quiere de ti?
_ Si quieres saber algo más sobre estos seres deberías leer "sombras posesivas", ese libro te dará algunas de las respuestas que buscas, cuando estés preparado para hablar de ello conmigo búscame.
Cogí el ascensor y esta vez sí que dejé que las lágrimas brotasen de mis ojos y recorriesen por la piel de mi rostro, apoyé la cabeza en la fría pared y me dejé llevar por mi llanto, mis manos habían escondido mi cara. Las puertas del ascensor se abrieron y cerraron un par de veces más antes de que yo saliese y entrase en mi apartamento, estaba agotada, derrotada y deprimida.
---- Me ha sorprendido su reacción, creí que huiría como lo habían hecho los demás idiotas que han querido meterse entre tus bragas, pero ha demostrado entereza, tengo que admitir que me ha dejado impresionado, aun así no pienso dejar que tengas una relación con él.
­_ ¡Déjalo ya!, esta noche no tengo ganas de pelearme contigo.
---- Aunque tanto tiempo metido aquí en este cuerpo empiezo a entenderlo y sé que tienes tus necesidades así que....
_ ¡Otra vez!, te dije que no pienso dejarme hacer cosas contigo.
Sentí en mi interior una risa sarcástica.
---- Tú te lo pierdes pero no iba a decirte eso, si tienes necesidad de desahogarte con alguien, ¿por qué no lo haces con tu nuevo amiguito?
Por un momento pensé en Declan y creí que mi demonio se había vuelto loco.
---- No idiota, me refiero a tu amigo el pelirrojo.
_ ¡Oye, no me insultes!, y no me pienso acostar con Eduardo, ¿quién te crees tú para decirme con quién debo acostarme?, ¿mi chulo?
Me metí en la cama y cogí mis inseparables cascos para no escucharlo, el sueño me invadió rápido, cosa que agradecí. El sábado amaneció con lluvia aunque a media tarde había desaparecido por completo, a medida que llegaba la hora de ir a trabajar más nerviosa estaba, no sabía cómo me miraría, cómo me trataría ahora Adam que había visto mi secreto con sus propios ojos. Me sorprendió llegar y no verlo en el trabajo, detrás de la barra se encontraba mi jefe.
_ Buenas tardes Marcos, ¿y Adam?
_ No puede venir, tenía unos asuntos que atender.
No sabía si me sentía sorprendida o por el contrario estaba decepcionada, al final él también intentaba evitarme, ¿ cómo íbamos a trabajar así?, puede que mi demonio tuviese razón y ya era hora de irme de aquí. Luego de dos horas de trabajo una voz bastante familiar me pidió una cerveza, sonreí, sabía a quién pertenecía aquella voz.
_ ¿Has venido?
_ Por supuesto, no iba a rechazar una invitación de la chica más bonita del local, siento no haber venido ayer, tenía asuntos que atender.
_ Espero que no tuviesen que ver con tu amiga la psicópata.
Me miró a los ojos y luego sonrió.
_ Parece que no te cae muy bien.
_ Después de lo que me has contado sobre ella pues no es que sea santo de mi devoción.
_ Tal vez algún día te la presente, puede que incluso lleguéis a congeniar. Esto está muy bien, es bonito, agradable, y ponen buena música...
_ Y aún falta lo mejor, antes de que termine la noche me subiré a la barra y bailaré al son de la música, igual que en la película bar Coyote.
Creí que se atragantaba con la cerveza que estaba bebiendo, lo escuché toser dos veces antes de mirarme sorprendido, le sonreí y me acerqué a él para hablarle cerca de su oreja.
_ Es mentira, pero admite que disfrutaste de esa imagen durante unos segundos.
_ Siempre puedes deleitarme con ese baile cuando cierres el bar, aquí solos los dos, humm, me está gustando esa idea, además me debes dos salidas, las mías no te han dejado indiferente. Si bailas para mí tu cuenta estará saldada.
_ ¡No pienso bailar encima de la barra ni para ti, ni para nadie!
_ ¿Quién habló de otras personas?, también puedes bailar para mí sin subirte ahí.
_ Creo que ha sido una mala idea invitarte a una copa en mi lugar de trabajo.
_ ¿Por qué?, yo estoy disfrutando mucho.
Sonreímos los dos y luego seguí sirviendo copas, cuando se terminó la jornada me había olvidado de Adam y tampoco había pensado en Declan.
_ A ese chico yo ya lo he visto antes, ¿trabaja aquí?
_ ¿Quién, Fernando?
_ Sí, tengo un vago recuerdo de él, su cara me resulta conocida pero no sé de qué.
_ Ésta es una ciudad pequeña, probablemente te cruzarías con él por ahí, suele ocurrir.
_Supongo que tienes razón.
Mi amigo no se había ido y ahora me acompañaba a casa en su coche, cuando llegamos subió conmigo en el ascensor.
_ No te tomarías en serio lo del baile y ahora quieres uno privado en mi habitación, ¿verdad?
_ Eso estaría bien pero creo que he bebido de más y no me gustaría conducir hasta mi casa en estas condiciones.
_ Eso me suena más bien a una excusa, recuerda que fui yo quien te sirvió las copas, sé cuánto has bebido. Está bien, pero si tus manos se acercan peligrosamente a zonas prohibidas de mi cuerpo te irás a dormir al balcón, ni siquiera el salón será una opción.
_ Entendido.

EL ENTE QUE VIVE EN MÍ  ( Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora