capítulo treinta y cuatro

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_ ¿Ha ocurrido algo entre tú y Adam?
Miré a Fernando, no hablaba mucho pero se preocupaba por los demás, recordé lo que había dicho mi amigo sobre él y de que me mantuviese alejada porque me miraba raro.  ¿Acaso él sentía algo por mí?, ¡qué va!, nunca le  había visto mirarme de forma diferente a como miraba otras chicas, además si alguna vez le había visto interesarse por alguien no era precisamente por el género femenino, Adam y yo lo habíamos comentado más de una vez. ¿Sabría Fernando lo que pasaba conmigo, lo que me ocurría, había descubierto mi secreto?,  no, no lo creo, mi ente me hubiese dicho algo, empezaba a delirar, necesitaba dejar de pensar tanto o acabaría echando humo por las orejas. Pasamos el resto de la noche sirviendo y limpiando mesas, apenas había cruzado algunas pocas palabras con Adam e intentaba ignorarlo todo lo que podía, tenía derecho a hacer nuevos amigos aunque no tendría que ser necesariamente mis compañeras de piso pero tampoco podía impedírselo, fui yo quien los había presentado, tenía suerte de que fuese Ana y no Mar la que estaba allí porque seguramente ella acabaría tirándoselo. Esperaba que ella no le hablase de segundas oportunidades y toda esa mierda porque no necesitaba que nadie arreglase mi vida, además los dos ya habíamos hablado y dejado claro cuáles eran nuestros sentimientos, ¿entonces porque seguía molesta con mi compañera de apartamento y con Adam? Cuando echamos el cierre cogí mis cosas  de la otra habitación y salí apresuradamente del local, Adam estaba dispuesto a acompañarme pero ni siquiera le di la oportunidad de hacerlo.  Le mandé más tarde un mensaje diciendo que había llegado bien a casa y le dibujé una carita sonriente, intentaba que todo estuviese bien entre nosotros pero no sé si daría el pego, luego apagué el móvil, necesitaba una buena noche de descanso sin interrupciones. Me lavé los dientes, me puse el pijama y me metí en cama, casi al instante me quedé dormida, estaba demasiado agotada después del día que había pasado. Eran las diez de la mañana cuando me desperté, me levanté y me dirigí a la cocina, tenía un hambre voraz, me sorprendió que mi ente no me hubiese molestado durante todo este tiempo, normalmente no se quedaba callado tanto rato, me preocupaba que estuviese maquinando algo raro. Mientras me tomaba el desayuno Ana apareció por la puerta, nos miramos un instante y luego volví a poner mis ojos sobre el tazón, se sentó en frente de mí y me observó por unos instantes.
_ Beel, quería pedirte perdón por haber ido al bar, no sabía que te molestaría tanto, yo quería saber cómo se encontraba, Adam me ayudó cuando yo estaba mal y quería devolverle el favor pero si te molesta que lo vea no lo haré más, tenía que habértelo preguntado antes de hablar con él.
_ No, no tienes que pedirme permiso para ver a Adam ni perdón, yo y él ya no estamos juntos ya te lo he dicho, yo solo me he sorprendido nada más, es bueno que tenga amigos en los que apoyarse, es verdad que me sorprendió un poco veros juntos no te voy a mentir pero sé me pasará, Adam puede tener los amigos que quiera al igual que yo, solo necesito tiempo para asimilar lo nuestro pero todo va a estar bien te lo prometo.
Después de nuestra conversación regresé a mi habitación y encendí el móvil, tenía dos mensajes de Adam, me daba las gracias por haberle escrito ya que estaba preocupado por mí y en el segundo mensaje me preguntaba si todo estaba bien entre nosotros dos, le contesté con un escueto sí. No tenía más mensajes, de Declan no sabía nada desde que se fue y Eduardo quería echarme de su vida pero yo iba a pelear para salvarlo de su demoniaca ente, no iba a abandonarlo así como así aunque él buscase las maneras de herirme para hacerlo, recordé a Amelia Louzagar la escritora y mi cuerpo se estremeció de miedo, no, no dejaría que a mi amigo le pasase lo mismo.
---- Deberías ir al centro psiquiátrico.
Me sobresaltó su voz en mi cabeza.
_ ¿Dónde estabas?
---- ¿Me echabas de menos?
_ Igual que una piedra en un zapato, ¿por qué quieres que vaya a ese centro?, ella ya no está, ¿ qué voy a encontrar allí?
---- Tal vez respuestas.
_ ¿Sobre qué, sobre Declan?
---- Puede que ya sea hora de que sepas la verdad.
_ ¿De qué verdad hablas?
De nuevo llegó el silencio, ¿ qué le pasaba últimamente a mi ente?
_ Dime, ¿qué sabes tú que no me hayas contado?, no te calles ahora,  ¿ cómo voy a ir hasta allí, con qué pretexto?, ella ya no está, ¿a quién digo que voy a ver?
Corrí hacia el baño y después de una ducha apresurada me vestí lo más rápidamente posible, aun no tenía idea de qué hacer cuando llegase allí, esperaba que mi ente no me estuviese tomando el pelo porque de una forma u otra se lo haría pagar, si allí estaban las respuestas para salvar a mi amigo tenía que encontrarlas. Cuando llegué al centro estaba más nerviosa que la última vez.
_ Venga, ahora no me abandones, ¿ qué debo hacer?
---- Ella dejó algo para ti aquí solo que no sabemos dónde.
_ ¿Qué quieres decir con sabemos?, ¿de quién hablas? ¡no te quedes callado ahora!
---- Cuando viniste la primera vez había alguien que la observaba y la atormentaba de cerca.
_ Sí lo sé, lo vi en sus ojos, un ente como tú.
----- No, no te hablo de él si no de alguien mucho más poderoso.
_ ¿Qué quieres decir?, ¿hablas de Declan?
----Hablo de un gris, él estaba allí cuando la fuiste a ver por primera vez, Amelia sabía que tú no eras diferente a ella, lo había descubierto, había vivido muchos años con ese ser y había visto lo que tus ojos escondía, yo me había mostrado unos segundos porque así me lo había pedido el atávico, el ser gris.
_ ¿Por qué no me lo dijiste?, ¿y por qué ahora sí?
---- Porque quiere hacerte daño, porque cree que eres demasiado peligrosa.
_ ¿Quién es él?, ¿ dónde está escondido?
---- No puedo decírtelo, lo he intentado pero es una orden del atávico y sus poderes son más grandes que los míos, es peligroso por eso deberíamos alejarnos de aquí. Acabará matándote pero puede que para entonces tú ya estés libre y ya no tenga que hacerlo.
_ ¿Libre de qué?
Estaba ya subiendo las escaleras que me llevarían al mostrador de aquel psiquiátrico y a cada paso que daba más preguntas tenían que hacerle a mi ente y más nerviosa estaba.
---- Libre de mí.
_ Cuando salga de aquí me debes una explicación, no pienso dejar que sigas ocultándome cosas, ahora dime que venimos a buscar en este lugar.
---- Según el atávico ella estaba escribiendo un libro donde ocultaba información que había recopilado desde que su ente pasó a formar parte de su vida, además el gris había cometido un error que debía ocultar a otros como  él, pues los otros atávicos acabarían por arrancarle sus poderes y terminaría relegado a una posición más vulnerable aunque llevase muchos siglos en este mundo.
_ Ya hablaremos de eso más tarde, ahora necesito escuchar la versión corta, estamos a punto de cruzar las puertas y quiero saber que estoy buscando.
---- No estoy muy seguro pero creo que un libro, el gris no me dio mucha información, supongo que no quería mostrarse más estúpido de lo que había sido, tú solo dile tu nombre y que la escritora había dejado algo para ti. Creo que en ese libro encontrarás toda la información que necesitas sobre nosotros, el atávico le contó cosas para atormentarla, jamás creyó que alguien iría a  verla y creería en sus palabras, sabía que no saldría de allí, además la observaba y tenía como aliado al ente que ella llevaba en su interior pero el día de su muerte el gris no estaba, tenía que estar en otro lado, no se hubiese ausentado si supiese que iba a aparecer el rastreador, los atávicos saben cómo pasar desapercibidos delante de ellos, cuando tu amigo se reunió con la escritora algo debió suceder, supongo que su ente interior era joven porque no sabía enfrentarse al rastreador, acabó por crearle un infarto a la persona que lo mantenía oculto y tu amigo consiguió ocuparse de él antes de ser descubierto, lo que no logró saber el  atávico fue lo que sucedió mientras la llevaban a la sala de reanimación, su ente ya había salido de su cuerpo y el rastreador se había encargado de él fácilmente mientras los que estaban allí ponían su atención en salvarle la vida a la escritora, no había nadie que estuviese observando al rastreador. El gris se quedó un tiempo en el centro, iba de un cuerpo a otro intentando averiguar qué había pasado con el libro que estaba escribiendo pero no logró encontrarlo.
_ ¡Espera!, ¿me estás diciendo que los seres grises pueden salir y entrar de una persona sin problema?
Silencio.
_ Espero que me respondas después a todo esto.
Caminé hasta el mostrador, detrás de la pantalla de un ordenador estaba un hombre de unos cincuenta años tecleando con premura, esperé a que dejara de hacerlo.
_ ¡Espera un momento!, ¿y tú que obtienes de todo esto?
Esta vez le hablé mentalmente, ¿y si mi ente me estaba manipulando para encontrar el libro?, puede que yo fuese su última opción.
---- Créeme, esta vez no es así, solo quiero ayudarte para que encuentres las respuestas que estás buscando antes de que sea demasiado tarde para ti.
_ ¿Y si estás tan preocupado por lo que pueda pasarme porque no me lo cuentas tú todo?, puede que ese libro ya no esté aquí, ¿por qué tengo que pasar por todo esto?
---- Por qué yo no puedo decírtelo, sus poderes me lo impiden, necesitas averiguarlo por ti misma.
_ ¿Y qué ganas tú con todo esto?
_ Buenos días señorita, ¿viene usted a visitar a alguien?
_ Bueno, no, yo en realidad venía a buscar algo.
_ ¿Se le ha perdido algo aquí?
_ No, yo vengo a recoger un paquete que dejaron a mi nombre.
El hombre detrás del mostrador me miraba con ojos perturbados.
_ ¿Cómo se llama usted?
_ Anabel Berroguero
Después de teclear unos segundos me miró de nuevo.
_ ¿Y quién se supone que le dejó el paquete?
_ Amelia Louzagar.
Dejó de teclear y me miró sorprendido.
_ ¿Quién?
_ La escritora Amelia Louzagar.
_ ¿Usted no sabe que esa mujer murió hace tiempo?
_ Lo sé, estuve aquí el día que murió pero no pudo entregarme lo que me había prometido y luego yo estuve ocupada, no pude venir a recogerlo.
Intentaba mostrarme segura mientras hablaba, esperaba ser muy convincente.
_ Espere un momento por favor.
Llamó por teléfono a alguien y luego de unos minutos una mujer con bata blanca y grandes tacones caminó hacia mí.
_ Dime que no lleva en su interior a un gris.
Le volví a hablar a mi ente desde mi interior.
---- Tranquila, está limpia, no lleva a ningún ser en su interior.
_ ¿Y porque debo creerte?
---- Si no me crees, ¿por qué me has preguntado?
_ Buenos días señorita Anabel Berroguero.
Después de las presentaciones y de decirme que ella había sido la doctora de la escritora durante años me hizo una serie de preguntas para saber de qué conocía a Amelia, también buscó en el ordenador si yo había concertado una cita con la escritora unos meses atrás, esperaba que después de aquel interrogatorio me entregasen lo que venía a buscar.
_ Señorita Anabel siento decirle que
Antes de que siguiese hablando una enfermera de baja estatura y de unos cincuenta o sesenta años entró para que la doctora le firmase unos papeles, mientras lo hacía siguió hablando.
_ Discúlpeme, como le  iba diciendo siento decirle que Amelia Louzagar no dejó ningún paquete ni libro para usted, tal vez se lo llevase la última persona con la que tuvo contacto.
La enfermera que recogía cada papel que aquella doctora firmaba me miró unos segundos para luego apartar la vista inmediatamente.
_ Espero que encuentre  lo que busca pero aquí no lo tenemos, lo siento mucho, puede dejarnos su dirección por si ese libro o paquete aparece.
Después de despedirme de las dos mujeres y escribirles mi dirección salí del despacho un poco decepcionada, me habían retenido allí durante casi hora y media para nada, sabía que aquello no iba a ser tan fácil, si fuese así aquel ente gris ya se había hecho con el libro. Caminé sin prisa hacia la primera parada del autobús que me llevaría cerca del apartamento de Eduardo. Sí, aún recordaba cómo me había echado de su casa y prácticamente de su vida pero yo era muy terca y no pensaba renunciar a él, además necesitaba saber que existía una posibilidad para deshacernos de nuestros entes y para ello necesitábamos buscar la manera de dar con el libro de la escritora, allí escondía todos los secretos que le había revelado el ente gris.  Tampoco tenía a nadie más que me pudiese ayudar, no me fiaba de mi intruso después de saber que me había estado ocultando toda esa información que era vital para nosotros, ¿ qué más me ocultaba?, ¿por qué me lo revelaba ahora, que estaba tramando?
---- Después de arriesgarme a contártelo todo, ¿aún sigues pensando que es un complot entre entes?, ¿crees que intento ayudar al atávico?
_ No pienso hablar contigo ahora, estoy muy cabreada pero tú y yo tenemos una charla pendiente, tengo en mi cabeza demasiadas preguntas que esperan tener respuesta.
---- Puedo contestarlas ahora si quieres, olvídate de tu amigo y regresemos al apartamento, te prometo que intentaré contestarlas todas.
_ ¡Por supuesto que lo harás, me lo debes!, pero ahora necesito hablar con Eduardo.
---- ¡No, no vayas!
_ ¿Qué problema tienes?, ¿por qué no quieres que lo vea?, ya te lo dije y no tengo intención de repetírtelo varias veces, Eduardo no es peligroso, el peligro está dentro de él, tu amiguita intenta manipularlo pero no pienso permitirlo, espero que lo deje en paz cuando se entere de todo lo que me has contado.
---- ¡No, ella no puede saberlo! si se lo cuentas a tu amigo estarás en serios problemas.
Me paré de golpe en medio de la calzada provocando que una mujer casi chocase conmigo, después de disculparme seguí mi camino hablando lo más bajito que me permitía mi voz.
_ ¿Por qué no quieres que se entere?
---- Ella se lo contará todo al atávico y eso te pondrá en peligro.
_ ¿Estás hablando de la intrusa que vive dentro del cuerpo de Eduardo?, ¿ella también conoce al ente gris?, debería suponerlo, ¿ cómo lo hacéis?, ¿ quién es?, venga dímelo, me gustaría decirle un par de cosas, puedo presentarle al rastreador,  estoy segura que estaría encantado de conocerlo.
---- ¡Ya te lo he dicho!, ¿es que no me escuchas?, ¡no puedo decírtelo!, se nos hace muy difícil incumplir una orden de nuestros superiores en la jerarquía, por no decir que eso supondría un mayor peligro para ti, ya sabes demasiado y quieren que me deshaga de ti.

EL ENTE QUE VIVE EN MÍ  ( Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora