capítulo veintinueve

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Me dio un vuelco el corazón, aunque no quería admitirlo mi intruso tenía razón, no había sido nada precavida, le dejé una nota para que se pusiese en contacto conmigo que necesitaba hablar con él cuanto antes, luego se la pasé por debajo de la puerta. Antes de salir del edificio miré hacia ambos lados por si había rastro de una conocida y potente moto negra o de la persona que la conducía. Después de varios días sin saber nada de mi amigo empecé a preocuparme más seriamente, incluso me había propuesto no ir a trabajar. El viernes después de salir del local decidí que si no contactaba conmigo antes del domingo, ese día que no tenía curro me pasaría todo el día delante de la puerta de su apartamento hasta que me abriese, aunque significase acampar allí todo el día. Adam me acompañó a casa pero no se quedó a dormir, tenía que hablar con él, algo le estaba preocupando y necesitaba saber que era para poder ayudarlo.
La siguiente noche el bar estaba hasta arriba de gente, siempre que venían un grupo a tocar para darse a conocer acaba llenándose en un par de horas el local, teníamos más trabajo pero también más propinas y de eso no me podía quejar. Adam y yo apenas tuvimos tiempo para nosotros los dos, nos besamos durante unos minutos mientras había entrado en la otra habitación para cambiarme y luego apenas tuvimos momentos para hablar con lo abarrotado que estaba el lugar, incluso tuve que ayudar a Fernando un par de ocasiones con las mesas. Dos horas después de haber empezado a trabajar una voz familiar y que me tenía preocupada me pidió una bebida.
_ ¡Eduardo, por fin te apareces!, ¿sabes lo preocupada que estaba por ti?
_ No soy un crio Beel, sé cuidarme solo.
_ Pues a veces te comportas como si lo fueses, ¿ dónde estabas?, te he estado llamando un montón de veces, ¿ qué pasó con tu teléfono?
Mi amigo se llevó la mano al bolsillo de su cazadora oscura y sacó su móvil.
_ ¿Lo has encontrado?, ¿cuándo?, ¿por qué no me has respondido a mis llamadas?
Antes de que Eduardo me pudiese contestar unos chicos me reclamaron para que les sirviese unas copas.
_ ¡Tú no te muevas de aquí!, ¿entendido?, necesitamos hablar.
Después de un par de horas sin parar de moverme de un lado para otro sirviendo copas , el local empezaba a despejarse poco a poco, el grupo había gustado a casi todo el mundo, muchas de las chicas que se encontraban en el local no lo abandonaron hasta que consiguieron un autógrafo del grupo, otras se habían quedado. Le pregunté a Adam si podía hacerse cargo de la barra mientras yo me tomaba un pequeño descanso.
_ ¿Te encuentras bien, Beel?
_ Perfectamente, solo que necesito unos minutos para hablar con mi amigo.
Le señalé con el dedo de mi mano alzada a Eduardo que se había sentado en una de las mesas con un vaso pegado a sus labios y saboreando el líquido oscuro que apenas quedaba ya en él. Una chica sentada a su lado le sonreía mientras su mano tocaba uno de sus brazos, Adam me miró con la frente fruncida, sabía que no le gustaba la relación tan fuerte que tenía con Eduardo, antes era él quién había sido mi mejor amigo y no lo llevaba muy bien, pero nuestra relación estaba ahora a un nivel superior y debería confiar en mí, lo que tenía con Eduardo era distinto, a los dos nos unía una serie de circunstancias que nadie que no estuviese en nuestra misma situación entendería. Cogí a mi amigo por la mano y me lo llevé en dirección al callejón, la chica protestó un poco, incluso pude escuchar algún insulto hacia mi persona pero Eduardo la calmó guiñándole un ojo y diciéndole que regresaría en un momento, que se tomase algo que lo invitaba él. Una vez en el exterior le pregunté que le pasaba, entendía que estuviese preocupado por lo que le estaba ocurriendo pero alejándose de mí no era la mejor manera de ganarles la batalla a nuestros intrusos.
_ ¿Y qué se supone que debo hacer Beel?
_ Luchar Eduardo, beber, actuar como si no pasase nada no es la solución y mucho menos desaparecer así sin decirme nada, ¿tú sabes lo preocupada que estaba por ti?, ¡no vuelvas a hacerlo!
_ No quiero que te lastime
_ ¿Qué me lastime quién?
_ Ella quiere hacerte daño Beel, alejarme de tu lado es la mejor opción.
_ ¡Ni se te ocurra!, ¿me oyes?, ella no me hará daño, en cuanto tomes de nuevo el control sobre tu cuerpo ella ya no podrá hacer nada, tú y yo juntos no se lo permitiremos, haremos todo lo que haga falta para conseguirlo.
Me sonrió y al segundo escuché el ruido de la puerta abrirse, el callejón se inundó de voces que provenían del interior y de una luz tenue que cubría parte del espacio, antes de que pudiese girarme para ver quién era la persona que la había abierto, Eduardo me cogió por los hombros y me besó, tardé solo unos pocos segundos en reaccionar y alejarme de él un paso para luego mirarlo con sorpresa, ¿ qué estaba pasando por su cabeza para haber hecho aquello?, él sabía que estaba saliendo con Adam. En el rostro de mi amigo se dibujaba una pequeña sonrisa y sus ojos ya no eran los mismos de hace unos segundos antes, ahora otros que empezaba a conocer muy bien se asomaban a su cara. Giré entonces hacía la persona que había abierto la puerta, Adam tenía la cara descompuesta, se notaba su enfado, sus manos formaban un puño y ejercían presión sobre él, por un segundo creí que golpearía a mi amigo. Me acerqué con paso rápido a mi novio, quería explicarme aunque aún no estaba segura que decirle pero Adam no me lo permitió, con la palma de la mano cerrada en un puño y mirándome con enfado y lleno de rabia me golpeó con sus palabras.
_ ¿Para eso querías tomarte un respiro?, ¿para tirártelo en este callejón?, parece que yo no soy suficiente, me pediste que confiara en ti y lo hice porque creí que valías la pena pero me equivoqué contigo, no eres la Beel que yo conocía, tú, tú, solo salí para saber si estabas bien y decirte que tus compañeras de apartamento están aquí y me preguntaron por ti.
Quise retenerlo, hablar con él pero sabía que no era el momento, además cuando iba a abrir la boca Adam ya había desaparecido y cerrado la puerta, ¿ qué podía contarle?, ¿ qué no era mi amigo el que me había besado sino la intrusa que llevaba en su interior?
Me acerqué de nuevo a Eduardo, estaba enfadada, aquellos ojos de los que intentaba deshacerme seguían allí observando con cierta presunción.
_ ¡No pienses ni por un segundo que has ganado, esto ni siquiera ha empezado, acabaré contigo de la manera que sea!, ¡ah y deja en paz a mi amigo!, no pienso permitir que se sienta culpable por tus acciones.
Al entrar choqué con Fernando, llevaba una bolsa de basura en la mano.
_ ¿Estás bien Beel?
_ Sí, gracias por preguntar.
Caminé hacia la barra, Adam tenía el rostro serio y no me miró ni siquiera una sola vez, no sabía cómo haría para que me perdonase pero no quería que lo nuestro se terminase así, no cuando apenas habíamos comenzado una relación y aceptado mi situación, buscaría la manera de hacerle entender que lo que pasó no tenía importancia para mí, tal vez le tendría que hablar de su ente pero estaba en peligro mi relación, esperaba que no acabase para encerrarlo. Mi mente me trajo imágenes de Amelia y de cómo había terminado su vida, mi cuerpo se estremeció. Miré hacia mi derecha, mis compañeras de apartamento estaban sentadas en la barra y Ana apenas podía sostenerse por sí sola, me acerqué a ellas, Mar me miraba como si me estuviese pidiendo disculpas por la conducta de nuestra amiga que no paraba de reírse.
_ ¿Qué ha pasado?
_ Quería que olvidase al imbécil de su novio y nos fuimos a divertirnos antes de terminar aquí, parece ser que a nuestra compañera de piso no le sienta bien el alcohol, te prometo que solo tomó un par de copas, puede que tres.
_ ¿Por qué no la has llevado al apartamento?
_ Quería venir aquí y ya sabes cómo se pone de pesada cuando quiere algo, pues imagínate, borracha lo es el doble.
_ Olvídate de pedir alguna bebida alcohólica, creo que ya ha tenido suficiente, mañana lo va a lamentar.
_ Eso díselo a ella, Adam ya nos ha servido una especie de coctel, ¿ qué es?, está bueno, hablo de la bebida no de... bueno ya me entiendes.
_ Tranquila, eso no lleva alcohol, pero será mejor que os traiga un par de vasos de agua.
El local empezaba a despejarse, suspiré después de observar el ambiente, las llevé hasta una mesa vacía que había en la otra esquina y les dije que luego regresaríamos juntas a casa, solo me quedaba media hora para acabar con mi turno, además Mar no sería capaz de hacerse cargo ella sola de Ana. Regresé a mi puesto de trabajo, Adam seguía sin mirarme ni hablarme, repartía bebidas a los clientes sin apenas sonreír, ¡esta iba a ser una noche larga!, cuando creí que la noche no podía ir a peor apareció Declan por la puerta. ¡Mierda!, había dejado a Eduardo en el callejón, ¡si lo encontraba acabaría con él!, conmigo se estaba conteniendo pero estaba segura que no tendría piedad con ninguna otra persona que estuviese en mi misma situación. Miré en todas las direcciones para encontrar a mi amigo pero no se veía por ninguna parte, tal vez seguía en el callejón, salí deprisa por la puerta trasera pero cuando recorrí con mi vista el lugar Eduardo ya no estaba, suspiré antes de dar media vuelta y entrar de nuevo en el local, caminaba en dirección a la barra pero Declan se puso en frente de mí y me impidió seguir avanzando. Me cogió por un brazo y me llevó hacia un rincón vacío, yo me solté bruscamente de su agarre.
_ ¿Qué haces tú aquí?
_ Parece que no has tenido una buena noche.
_ Todo iba estupendamente hasta que apareciste tú.
_ Supongo que aún sigues enfadada conmigo.
_ ¿A qué viniste Declan?
_ Tengo que hablar contigo.
_ Hoy no es el mejor día, además estoy trabajando.
Mi mirada se dirigió a Adam, Declan se volteó y lo miró, luego volvió a poner sus ojos sobre mí con una media sonrisa.
_ ¿Sabes que está enamorado de ti?
Yo bajé los ojos y le hablé bajito, aun así escuchó mis palabras.
_ Él y yo somos....
Con su mano levantó mi rostro hasta observarme detenidamente, su mirada no se apartaba de la mía, sentí como mi cuerpo se estremecía, Declan también me habló bajito y despacio.
_ ¿Qué sois Beel?
_ Adam y yo estamos saliendo, o eso creo.
_ ¿Qué significa eso último?, ¿no estás segura de lo que tienes con él?
_ Nada déjalo, Adam y yo somos novios.
_ Al final lo consiguió, ¿lo sabe Beel, sabe tu secreto?
_ Ese no es tu problema, no voy hablarte de mi vida con Adam.
_ ¿Ya estabais juntos cuando nos besamos Beel?
_ Aquello ha sido un error, no volverá a ocurrir, además ya te he dicho que no es un buen momento para hablar, a no ser que quieras deshacerte de mí no tenemos nada más que decirnos.
Empecé a caminar de nuevo hacia Adam que no dejaba de observarme, sabía que esta noche tendría que explicarle muchas cosas, esperaba que pudiese entenderlo, no podía estropear lo que teníamos después de tantas idas y venidas.
_ Me voy de la ciudad Beel.
Me paré en seco, ¿ qué significaba aquello, me había llegado mi hora?, mi ente interno gritaba que me alejase de él, que echase a correr, que me protegiese, pero yo ignoraba sus gritos. Estaba aterrada, era cierto que sentir que mi muerte estaba tan cerca hacia que el miedo cubriese de frio helado todo mi cuerpo pero aun así no podía quitar mi mirada sobre la suya, había dejado de escuchar los sonidos de mi alrededor, y de pensar en los problemas que tenía que solucionar esta noche, pues solo en mi cabeza se repetía una y otra vez aquellas palabras que me había dicho Declan, "me voy de la ciudad Beel"
Sentí que por mi cuerpo recorría varias sensaciones a la vez, miedo, alivio, dolor... un vacío inmenso, llevé mis brazos a mi cintura, temía que esa entereza que intentaba aparentar se desvaneciese y acabase desplomándome. No volvería a verlo y eso me asustaba, ya no por lo que me pudiese ocurrir a mí, aunque pareciese una locura estos últimos días a su lado me sentía segura, protegida y ahora de una u otra manera iba a perderlo.

EL ENTE QUE VIVE EN MÍ  ( Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora