capítulo cincuenta y cuatro

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Sabía que ella no me escuchaba, me limpié la cara por las lágrimas derramadas y me acerqué a los chicos, Kiara y los demás también se encontraban allí. Después de decirle que mi madre estaba más o menos bien le pedí el teléfono a Adam, hablé con Olga para contarle lo sucedido y le dije que ya no había necesidad de irse que yo iba a arreglar la situación, colgué antes de que me pudiese preguntar algo. Luego les dije a los chicos que se podían ir que esta noche me quedaría con mi madre en el hospital y que al día siguiente ya hablaríamos de lo que hacer. Declan quería quedarse pero le pedí que se fuese, que era lo mejor, miró con desgana a Adam pero a él también le pedí que volviese al trabajo, ya había perdido bastantes horas aquí a mi lado, les agradecí su compañía y les dije que mañana hablaríamos. Declan me dio su teléfono por si lo necesitaba y después de darle las gracias se fueron. Adam me dijo que Ana se pasaría por aquí para hacerme compañía y que no aceptaría un no por respuesta porque ya estaba en camino. Ana apareció unos pocos minutos después de haberse ido su novio, nos abrazamos, me regañó por todas las horas de preocupación que les había hecho pasar desde mi desaparición y luego de explicarle brevemente y sin dar muchos detalles de los días que estuve sin dar noticias de mi existencia pasamos a otra cosa. Le pedí si podía cuidar de mi madre mientras yo me iba a solucionar unos asuntos, me dijo medio en broma si me iba a escapar de nuevo, le dije que regresaría pronto aunque yo no estaba muy segura de ello, la abracé fuertemente y luego me fui no sin antes decirle que cuidase a mi madre. Cuando salí del hospital ya pasaba de la media noche, quedaban poco taxis, cogí uno que me llevó a mi apartamento, después de una ducha larga me cambié de ropa y de nuevo me volví a alejar de los chicos, esto se había vuelto una costumbre pero si les contaba mis intenciones jamás me hubiesen dejado ir. Esperé pacientemente cerca del lugar donde teníamos alquilado los apartamentos a que los chicos saliesen de él, me habían llamado al móvil de Declan varias veces, ya había amanecido cuando dos de ellos salieron hacia el coche, ¡mierda!, Kiara y Fabián se habían quedado en el apartamento, ¿ cómo iba a conseguir los manuscritos si no podía alejarlos de allí? Sentía mucho lo que estaba a punto de hacer pero no tenía otra opción, podía decirse que eran daños colaterales, primero llamé al hospital para saber cómo se encontraba mi madre y luego de colgar después de decirme que su salud iba evolucionando cogí un trozo de tela para prenderle fuego y tirarlo al interior de la furgoneta de los dueños, la propagación del fuego empezó rápidamente, al lado del auto había varios más aparcados. No tardaron en oírse gritos, solo tardaron un par de minutos en salir del apartamento para ayudar a apagar el fuego, entré rápidamente en él y luego de coger todo lo referente a los entes dejé el móvil de Declan y una carta en el mismo lugar donde segundos antes se encontraban los manuscritos, esperaba que no lo encontrasen rápidamente, necesitaba tiempo hasta llegar a mi destino. En la carta les pedía que me perdonasen pero que no tenía otra opción, también le decía a Declan porque me temía que no volvería a verlo que ya le había perdonado por la muerte de mi amigo, al final me di cuenta que estaba culpando a la persona equivocada y que si había intentado alejarlo de mi vida era porque tenía miedo que fuese él el que acabase por apartarme de la suya, que era una parte muy importante de mi vida y que no parase hasta conseguir el propósito que se había impuesto. Después de salir de allí cogí un taxi y varios autobuses que me llevaron a la sede de los rastreadores, un monasterio dónde seguramente se encontraban los primeros entes y los líderes o gobernantes de todos los rastreadores a los que habían engañado. Mientras viajaba en el autobús pude observar a una viandante joven que llevaba en su interior a un ente gris, me sorprendió porque pensé que había perdido esa capacidad de detectarlos, también descubrí a un ente esta vez de los menos peligrosos en la persona que conducía un taxi, decidí caminar hacía la parada más próxima y coger otro taxi allí. Cuando llegué a la entrada del edificio que me conduciría a una muerte casi segura me sentía agotada, demasiadas emociones, demasiadas horas sin haber descansado, demasiado tiempo torturando a mi cerebro, dándole un montón de vueltas a todas las preguntas que me hacía y a las que no lograba encontrar respuesta o solución. Dos monjes se acercaron a mí, uno de ellos llevaba a un intruso en su cuerpo, mientras caminaba por el interior de aquel lugar dejé de sentir y ver al ente que llevaba dentro uno de los monjes, me sorprendió bastante, de nuevo mi tatuaje había vuelto a fallar, observé a algunos de los rastreadores con los que nos cruzábamos mientras andábamos hacía el encuentro de los líderes, no logré ver más entes ni siquiera a los grises que tenían en su cuerpo los líderes de aquella orden, era extraño, no podía verlos, no podía sentirlos pero estaba segura que seguían allí. Me observaron durante unos segundos, les di todo lo que tenía de información sobre ellos y luego el mismo que había llevado la voz cantante la última vez que estuve en este lugar me preguntó por mi madre. Aquello me enfureció muchísimo e intenté acercarme a él, quería golpearlo aunque sabía que no era al ente al que le haría daño pero una par de brazos me retuvieron, era uno de los rastreadores que me miraba con ojos asesinos.
------ ¿Y ahora que ya sabes que jamás deberías enfrentarte a un ente dime dónde están tus amigos los desertores?
_ Ellos no van a venir.
------ Oh sí, créeme que sí que lo harán, pero mientras esperamos su llegada te llevarán a tus antiguos aposentos.
Mientras salía de aquella habitación me di cuenta de los nuevos símbolos que decoraban una parte de la pared de aquella sala, era el mismo que había visto en la habitación de la madre de mi amigo, el que había pintado con sangre Clara, ese mismo símbolo se podía ver dibujado en algunas de las paredes de los pasillos por los que yo caminaba, ¿ qué significaba aquel símbolo y porque aparecía ahora en el interior de ese edificio? De nuevo me encontraba en aquel cuarto pequeño y con una cama a punto de romperse en pedazos, empecé a darle vueltas a lo que había visto, ¿ y si ese símbolo era el causante de mi pérdida de visión y percepción hacia los entes?, ¿ qué significado tenía el ojo de horus y una espiral de letras a su alrededor dónde se podía leer, " non vides, non credis, sentis, non sentiunt", era latín y su significado era algo así como no ves, no puedes creer, siento pero no siento. Tenía cierta lógica, si no los ves no crees en ellos, si no los sientes no sabes que están ahí. No podía decir cuánto tiempo había pasado en aquella habitación pero unos pasos ligeros me alejaron de mis pensamientos y me mantuvo alerta, un par de golpes y luego la voz de una mujer hizo que me acercase más a aquella puerta.
_ Tú eres la amiga de Declan, ¿verdad?
_ ¿Quién lo pregunta?
_ Soy la prima de Sandro, ¿no te ha hablado de mí?
_ No hemos tenido mucho tiempo para conversar, lo siento.
_ No importa, voy a sacarte de aquí, solo necesito unos minutos.
Esperé impaciente hasta que la puerta se abrió, al otro lado se encontraba una chica joven de no más de dieciséis o diecisiete años, bajita, delgada y con el pelo largo y negro que le llegaba casi a su cintura, a su lado había un chico tal vez de su misma edad o un poco mayor, de igual comprensión delgada y de pelo corto y negro.
_ Hola, me llamo Raquel y éste es mi amigo Miguel, rápido debemos irnos.
_ ¡Espera un momento!, ¿ qué pasará contigo cuando sepan que me has ayudado?
_ Tranquila no me cogerán y si se enteran sé mentir muy bien, no pueden probarlo.
Volvía a dar dos pasos atrás y regresar a la habitación.
_ ¡No, no puedo hacerlo!, no voy a cargar con otra muerte, si nos descubren no solo yo acabaré muerta.
_ ¡No seas idiota!, conozco este lugar como la palma de mi mano, sé por dónde puedo moverme y donde esconderme si hay algún peligro, vamos debemos darnos prisa, no tardarán mucho en regresar. Empezamos a caminar por el mismo pasillo que me había llevado hasta el encierro, luego en vez de girar hacia la derecha cogió hacia un pequeño pasillo estrecho a su izquierda y entró en una sala pequeña y oscura aunque una luz que provenía del exterior iluminaba partes de ella, se podía observar como dos de las paredes estaban llenas de libros, entramos por una puerta estrecha que había en un lado y nos movimos por otro pasillo más estrecho que los anteriores y con las paredes desiertas de adornos o símbolos, tampoco había ninguna ventana ni puerta.
_ ¿Dónde estamos?
_ Es un pequeño pasadizo secreto que descubrí cuando tenía doce años.
_ ¿Qué está pasando?, se escucha voces.
_ Mierda, creo que ya saben que te has ido, tendremos que movernos más deprisa.
Las voces empezaron a ser más numerosas, incluso se podía escuchar algún que otro grito.
_Esto no me gusta nada, voy a ver.
Anduvimos un poco más deprisa hasta llegar a una bifurcación, nos movimos a la derecha y se acercó a la pared que tenía en frente, la empezó a palpar hasta que se paró en una de las piedras, la sacó despacio y miró a través del pequeño agujero.
_ ¡Mierda, tenemos un problema!, no te buscaban a ti, los encontraron a ellos.
Me acerqué a esa chica y le pedí que me dejase ver, me susurró que hablase más bajo o nos podrían oír. Miré al interior de la sala, desde donde me encontraba se podía ver toda la habitación porque estábamos a más altura que ella, casi rozando el techo, era la misma en la que estuve la primera vez a excepción de que en esta ocasión eran solo unos pocos los que se encontraban en ella. No había rastro de entes ni de seres grises aunque yo estaba muy segura de que se encontraban allí, los habían esposados y probablemente golpeado ya que a Declan le caía un hilillo de sangre por la comisura de su boca y Sandro se encontraba arrodillado al lado de él.
_ Tengo que hacer algo, no puedo huir y dejarlos ahí.
_ No tendrías que haber venido, ahora ellos no estarían en esa situación.
Sabía que tenía razón pero ahora necesita encontrar una manera de ayudarlos, puse la vista en aquella sala, no veía nada que pudiese utilizar para sacarlos de allí, nada de armas, entonces me fijé de nuevo en los símbolos de la pared, tres de las paredes que yo podía observar estaban cubiertas con los mismos símbolos que había por los pasillos que había recorrido y que se encontraban en la residencia donde seguía la madre de Eduardo, también había otros que ya estaban cuando vine a este lugar la primera vez pero uno en particular fue el que me llamó la atención, el que estaba en la pared que yo tenía enfrente justo detrás de ellos, era grande, casi cubría toda la pared aunque apenas perceptible porque estaba hecho con una tinta muy parecida al color de la pared, y si no estabas bastante lejos y no la observabas en todo su contenido casi pasaba desapercibida. Se veía varios triángulos unidos entre sí y formando una gran espiral que casi cubría la pared, dentro de esa gran espiral había tres triángulos de distintos tamaños pero que se encontraban uno dentro de otro y en el más pequeño había dibujado una cruz. Estaba casi segura que en esos símbolos estaba la clave de porque no podía ver a los entes ni yo ni nadie, me giré hacia la prima de Sandro y el chico.

EL ENTE QUE VIVE EN MÍ  ( Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora