capítulo sesenta

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_ Declan, ¿ qué pasa con tu hermana?, ¿por qué todos se enfadaron cuando aquel ente dijo que estaba viva?
_ No quiero hablar de ello.
_ ¿Entonces de que quieres hablar?
_ Teníamos que haber dejado las cosas como estaban, no debimos luchar contra ellos si no estábamos seguros de ganar.
Me separé un poco de él sorprendida.
_ ¿Qué me estás queriendo decir con eso?
_ Qué jamás tendríamos que llegar tan lejos, no tendríamos que haber indagado en buscar la verdad sobre esos seres.
_ ¿No hablarás en serio, no?, han manipulado a la gente, han invadido nuestros cuerpos, nos han manipulado, han matado a mi amigo y a muchos otros más y ahora me dices, ¿ qué no deberíamos intentar destruirlos?, ¿que tendríamos que estarnos quietos y dejar que siguiesen y vagasen por nuestro mundo usurpando nuestra vida y apoderándose de nuestros cuerpos?
Se giró hacia mí, sus ojos mostraban frustración y enfado, su cuerpo seguía rígido.
_ ¿Y a dónde nos ha llevado todo esto?, ¿ qué hemos conseguido?, ¡nada! acéptalo, hemos perdido y ahora tendremos que luchar para salvar la vida de aquellos que han capturado y la nuestra propia y no saldremos vivos de esta guerra.
_ ¡Vete a la mierda!
Luego de decirle aquello salí enfadada de la habitación, cuando estaba llegando a la puerta me giré de nuevo, él no se había movido y su mirada seguía fija en mí, aunque ahora sus ojos no mostraban enfado sino tristeza.
_ Declan eres un idiota.
Después me fui de allí luchando para que las lágrimas que estaban a punto de salir no cumpliesen su cometido, me dirigí al salón quería saber cuál era el siguiente paso, era cierto que las cosas estaban difíciles para nosotros pero pensaba luchar hasta el final. Tal vez deberíamos poner en conocimiento de los humanos todo lo que sabíamos, incluso puede que nos viniese bien poner cámaras y grabar lo que sucediese cuando los entes, bueno más bien nuestras familias y amigos gobernados por los entes se apropiasen del lugar y de nosotros, puede que muchos no nos creyesen pero si les hacíamos dudar y conseguíamos que se protegiesen por medio de los tatuajes ya habríamos ganado una batalla. De lo que yo estaba segura era de que no pensaba acabar como Eduardo, no iba a dejar que ninguno de aquellos seres volviese a apropiarse de mi cuerpo para puede que tal vez hacer daño a mis amigos o a mi familia, intentaría salvar a mi madre aunque tuviese que dar mi vida para ello. Tendría que hacer un amuleto o algo para luego proteger a mi madre en caso de que el ente saliese de su cuerpo, mi cabeza empezaba a idear montones de propuestas para ayudar a todas aquellas personas que se habían visto involucradas en esta lucha, necesitaba hablar con Fabián y con los demás de todo esto, puede que fuese descabellado pero ¿ qué más teníamos?
Cuando entré en el salón solo quedaban unas pocas personas, busqué con mi mirada a los amigos del idiota de Declan, vi a Sandro, Andrea y Fabián, Kiara no estaba allí, puede que fuese en busca de Declan, no perdía la oportunidad de estar a su lado cuando se le presentaba, tenía que reconocer que sentía un poco de celos pero decidí hacer caso omiso a ellos ya que estaba cabreada con él, me acerqué a Fabián.
_ ¿Pero que estáis haciendo?
_ Ya los has oído ¿no?, quiere que dejemos el lugar libre de símbolos malsanos para ellos.
Miré a mi alrededor, alguien había traído algo de pintura y estaban borrando los símbolos que habíamos dibujado unos días antes.
_ ¡No podéis hacer eso!
_ ¿Entonces qué quieres, dejar que nos maten a todos?, te recuerdo que tu madre también está con ellos.
_ Lo van hacer igual aunque no obedezcamos sus órdenes, ya hemos llegado demasiado lejos, no nos van a dejar ir, lo único que nos queda es pelear, intentar salvar a los nuestros aunque nos vaya la vida en ello, tengo algunas ideas aunque parezca descabelladas pero podemos intentarlo. Después de contarles todo lo que se me había pasado por la cabeza Sandro suspiró.
_ Desde luego tienes razón que es lo más loco que he escuchado pero no tenemos nada más y a no ser que a alguien se le ocurra algo mejor tendríamos que intentarlo.
Le sonreí, ya tenía a uno de mi parte, los demás seguían con la duda pero al final cedieron, ahora nos tocaba convencer al resto de la gente. Mientras algunos intentaban reunir a todo el mundo para informarles de lo que queríamos hacer agarré del brazo a Sandro y le volví a preguntar por Declan y su hermana, quería saber que estaba pasando con ellos y porque sus amigos les daban la espalda cuando se enteraron que estaba viva.
_ Mira, aunque esté cabreado con Declan no tengo derecho a hablarte de su vida y de su hermana, aunque confieso que me gustaría pero tendrás que preguntárselo a él.
_ Lo hice y no quiso hablarme de ella.
_ Era de suponer, me imagino que se avergüenza de lo que ha hecho o por lo menos se sentirá culpable por no habérnoslo contado, confiábamos en él.
­_ ¿Pero porque dices eso?
_ Ya te lo he dicho no soy yo quien tiene que hablarte de ello pero lo que sí puedo decirte que ahora toda información puede encontrarse en internet, si quieres saber más solo tienes que teclear su nombre, apellidos y lugar de nacimiento y encontrarás la información que buscas.
No me importaba perderme la reunión, de todas las maneras una parte de lo que iban a hablar eran ideas mías y ya luego le preguntaría a Andrea por la decisión que tomasen. Ahora mi prioridad era averiguar porque Declan estaba furioso y sus amigos le llamaban traidor, mentiroso o lo que fuese. Me fui en busca de un ordenador, no tenía que ir muy lejos ya que en la biblioteca había uno, me acomodé en una de las mesas escribí el nombre completo de Declan y la dirección, al rato apareció una nota de un periódico donde hablaban del intento de suicidio de su hermana y posteriormente su muerte por sobredosis en un centro mental, del terrible accidente y muerte de su madre, de un padre postrado en una silla de ruedas ..., en fin, una familia marcada por la desgracia, infortunio o mala suerte.
_ No deberías leer eso, mucho de lo que ahí se dice no son más que mentiras.
Pegué un salto por el susto, estaba demasiado concentrada leyendo el artículo que no escuché sus pasos.
_ Lo siento pero solo intento comprender, tú no me has dejado otra solución que buscar las respuestas por otro lado, ¿por qué no estás en la reunión con el resto de la gente? Que estén enfadados contigo no significa que no formes parte de esto.
_ Ya terminaron.
_ ¿Tan rápido?, eso solo puede significar que no les gustaron mis ideas.
_ Algunas sí, otras no, pero a falta de más ideas y de tiempo vamos a hacer lo que podamos, varios rastreadores se han ido en busca de los materiales para llevar acabo tus planes. No dejas de sorprenderme, eso es una de las cosas que más me gusta de ti, siento como me he comportado antes contigo.
_ ¿Quieres decir como un completo gilipollas?, últimamente ocurre mucho.
_ Perdona, pero me asusta la idea de perderte, no sé cómo manejar este asunto, aunque intente protegerte no sé cómo podemos ganarles y eso me frustra, en estos momentos tú eres lo más importante para mí y no sé cómo sacarte de toda esta mierda.
_ No necesito que me protejas, quiero que estés conmigo a mi lado, no contra mí, quiero que nos ayudemos, nos protejamos entre todos, porque ahora todos somos una familia que estamos unidos por una misma causa y lo que tenga que ocurrir pues lo afrontaremos todos juntos. Y ahora si quieres que te perdone, ¿por qué no me hablas de esto?
Señalé hacia el ordenador, Declan suspiró, cogió una silla y se sentó a mi lado, luego apagó el ordenador.
_ Está bien vas a saber la historia de primera mano. Éramos una familia de cuatro miembros, mi padre, mi madre, mi hermana cuatro años mayor que yo y el aquí presente, durante un tiempo fuimos felices hasta que mi padre se encontró con un viejo amigo y pasó de ser un hombre volcado en su familia y su trabajo a desaparecer por días e incluso semanas, a mi madre siempre le decía que era por motivos de trabajo pero ella no le creía y cada vez las discusiones eran más constantes. Mi padre tenía una pequeña empresa de transporte que empezó a descuidar para interesarse más por su otro trabajo que por aquel tiempo nadie de su familia sabía que se estaba preparando para ser un rastreador. Al final fue mi madre quien se cansó y fue ella quien se puso al frente del negocio y eso hizo que mi hermana y yo pasásemos más tiempo solos. Por aquella época Jacky tenía quince años y yo once, empezó a salir con más frecuencia con sus amigas mientras yo me quedaba solo en casa, me sobornaba para que no se lo contara a nuestros padres hasta que un día mi madre acabó por enterarse y contrató a una niñera para que nos tuviese vigilados. La relación entre ellas dos se volvió tensa y fue a peor cuando un noviete de mi hermana cortó con ella para salir con una amiga suya, por aquella época era habitual que mi hermana se pasase horas encerrada en su habitación, hasta que un día la encontramos media muerta en cama, había mezclado un montón de medicamentos, se salvó pero ya nunca volvió a ser la que era. Fue a terapia pero no le ayudó mucho y estuvo ingresada unos meses cuando regresó no era la misma, empezó a dejar de ser ella y a comportarse como una loca diciendo que alguien se había colado en su cuerpo y que la obligaba a hacer cosas malas, por aquel tiempo nadie le creyó, aunque mi padre ya empezó a estar en modo alerta. Un día ella y mi madre tuvieron una fuerte discusión, cuando salí de la habitación para mediar entre ellas vi como Jacky tiraba a mi madre por las escaleras y cuando me enfrenté a ella unos ojos que no eran los de mi hermana aparecieron en su mirada y una sonrisa siniestra se dibujaba en su rostro. Me empujó a mí también por las escaleras y luego bajó despacio observándonos hasta que salió por la puerta y se fue, yo tenía un brazo y un par de costillas rotas pero lo peor se lo llevó mi madre que se había golpeado la cabeza, cuando llegué a su lado no había ninguna señal de vida, llamé a mi padre y fue él quien llamó a la policía y una ambulancia. Me pidió que no le contase nada de esos ojos extraños a los policías. Buscaron a mi hermana pero había desaparecido, yo me quedé con mi padre y fue por aquel entonces cuando descubrí la existencia de esos seres, al principio pensé que estaban todos pirados y que me habían metido en una especie de secta pero con el tiempo descubrí lo que aquí hacían y quise ser rastreador. Mi hermana a veces nos llamaba llorando diciendo que sentía mucho lo que le había pasado a nuestra madre y que ella no había sido, que alguien la había obligado, otras veces nos decía que la había matado ella y que ahora era su turno y que iba a suicidarse, y en algunas ocasiones nos decía que dejásemos de buscarla o se mataría y sería culpa nuestra. Sabíamos que no era ella cuando hablaba de esa manera pero aún así papá nunca dejó de buscarla ni los otros rastreadores. Dos años después nos llamaron, JacKy había intentado quitarse la vida y estaba en un hospital a seiscientos kilómetros de su ciudad natal, cuando llegamos apenas la reconocimos, poco quedaba de la Jacqueline que nosotros conocíamos, mi hermana era una drogadicta irreconocible. Aparecieron los policías para hablar con ella por la muerte de mi madre pero lo único que pudieron hacer es reconocer que estaba mentalmente inestable, un juez dictó que se la ingresase en un centro mental y cumpliera allí su condena. Cuando se enteraron los otros rastreadores y nuestros superiores nos pidieron que acabásemos con su vida, ya que dentro de ella había uno de esos entes.

EL ENTE QUE VIVE EN MÍ  ( Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora