Aquellas palabras pretendía guardarlas para mí pero habían salido de mi boca sin poder evitarlo y mi rastreador sexi las había escuchado. Se había acercado a mí y me tenía cogida con sus manos ambos brazos ejerciendo una leve presión.
_ ¿Qué quieres decir?
_ Yo y, yo estoy buscando información, me estoy documentando, puede que en alguna parte exista una manera en la que mi ente y yo dejemos de estar conectados.
_ No existe.
_ ¿Por qué crees eso, te paraste alguna vez a considerar otras posibilidades?, tal vez esa no sea la única opción que tenéis para atrapar un ente.
_ ¿Tú sabes algo sobre eso?
_ No, pero estoy buscando cualquier información que pueda ayudarme.
_ No te lo decía a ti.
Me miró directamente a los ojos y entonces comprendí a quien hablaba, me enfadé.
_ ¡Él no maneja mi vida, soy yo la que está aquí contigo, y te agradecería que te dirigieses a mí cuando hables!
_ ¿Estás segura?
Me cogió de un brazo y bajamos despacio de las rocas para luego llevarme hasta su moto, inclinó el espejo para que me pudiese ver los ojos.
_ Hace rato que están ahí.
Aquellas palabras habían salido con rabia de su boca, una lágrima brotó de mis ojos, más bien de unos ojos que yo reconocía y había odiado por momentos.
_ Tal vez estén ahí pero yo puedo pensar y hablar por mí misma, no tiene el control de mi cuerpo ni de mi mente.
_ ¿Puedes afirmar que todo lo que has dicho ha sido obra tuya?
Cuando iba a gritarle que si me quedé con la boca abierta pero sin emitir ningún sonido, ya no estaba segura de que así fuese. Quería llorar de rabia y de frustración pero no pensaba hacerlo delante de Declan, ¡era lo último que me faltaba!
_ Escucha, si quieres acabar conmigo hazlo ya sino llévame a casa o me iré caminando si hace falta.
Declan no dijo nada, se acercó a la moto y luego me dio el casco, esta vez me agarré a su cintura con menos efusividad, dejando un pequeño espacio entre su espalda y mi cuerpo, esta vez no agarró mis muñecas para acercarme más a él. Una vez llegado a mi apartamento y darle su casco se fue, ni siquiera se despidió simplemente me miró unos instantes y luego se fue en su moto hasta desaparecer dos calles más abajo. Al llegar al trabajo mi ánimo estaba bajo pero intenté esconderlo detrás de una falsa sonrisa. Adam como siempre estaba detrás de la barra, no me afectó ni me preocupó que no me contestara cuando lo saludé, mi supuesto amigo me miró para luego seguir hablando con uno de los clientes que se encontraba en el bar.
_ ¿Te encuentras bien?
Me giré pues estaba dejando la chaqueta en el lugar habitual de la otra estancia del bar, Fernando me miraba atento, me emocionaba su preocupación, era una persona tímida y de pocas palabras.
_ Si, salgo en un momento.
Cuando iba a salir por la puerta volvió a girar su cuerpo hacia mí.
_ Beel sé que tú y Adam no estáis pasando por el mejor momento pero si necesitas hablar yo estoy aquí.
Me sorprendió que me dijese aquello, nunca lo había visto tan cercano con ninguna persona.
_ Gracias Fernando, lo tendré en cuenta.
Antes de desaparecer por la puerta me miró a los ojos y sonrió
Después de dos horas trabajando y sin que Adam me hablase me dirigí al callejón, no había vuelto a él desde lo ocurrido unos meses atrás pero mi amigo había salido para dejar la basura. Caminé con enfado hacia Adam y lo apunté con mi dedo de mi mano derecha.
_ ¿Pero a ti que te pasa ahora, que problema tienes conmigo?
_ ¿Qué tal tu amiguito, se encuentra mejor, ha dormido bien en tu cama?
_ ¿Así que todo este circo es por Eduardo?, ya lo viste, estaba mal.
_ Te pedí que te quedases conmigo.
_ ¿Y que querías que hiciese, que dejase a mi amigo solo para irme contigo a la cama?, puede que haya cometido muchos errores en mi vida y muchos piensen que soy un zorra pero no lo soy con mis amigos, cuando me necesitan estoy ahí.
_ ¿Y qué pasa conmigo?
_ ¿Qué quieres decir?
_ Yo también te necesitaba y te fuiste con él, lo elegiste a él antes que a mí.
_ No, tú solo estabas celoso y me querías en tu cama pero Eduardo me necesitaba de verdad.
Después de aquellas palabras entré de nuevo en el bar, cuando Adam apareció no volvimos a hablar ninguno de los dos. Aquella noche también regresé a casa sola y con ganas de olvidarme de este día. Eran las siete de la mañana cuando escuché el sonido de mi teléfono, al mirar la pantalla el nombre de Eduardo salía en él, por un momento había pensado que era Adam el que me llamaba, tiré de nuevo el móvil por la cama y me levanté. Tenía un leve dolor de cabeza y no tenías ganas de hablar con nadie, por una vez quería dejar de pensar.
---- ¿No lo vas a coger?
_ Déjame en paz.
--- Veo que te has levantado de mal humor esta mañana, tal vez deberías hacer las paces con tu amigo el barman para que así pueda echarte un buen polvo y dejar de ser tan arisca conmigo o si quieres yo puedo ayudarte, ya sabes solo déjate llevar.
Iba a contestarle cuando después de unos segundos se me encendió una lucecita en mi mente y decidí que no, que iba a cambiar de táctica, sonreí abiertamente mientras me ponía un chándal
---- ¿Y ahora qué es lo que te pasa?, ¿no piensas atacarme con algunos de tus insultos?, ¿por qué sonríes, es que te has vuelto loca?
_ ¿Sabes qué?, me da igual lo que me digas no voy a dejar que me afecte.
Después de decirle aquello cogí mis cascos puse la música a todo volumen mientras tarareaba al son de la canción y salí de mi apartamento en dirección al parque. Cuando me sentí lo bastante cansada volví a casa, al abrir la puerta me encontré a Adam charlando alegremente con mi compañera de piso, solo que esta vez no era Mar sino Ana.
_ Hola.
_ Hola Beel, han venido a verte.
_ Ya veo, ¿que haces aquí?
Ana se levantó y se fue a la cocina.
_ Tenemos que hablar.
_ Adam la verdad es que este tira y afloja ya me está hartando.
_ Lo siento, pero a veces me es difícil tratar contigo, ¿por qué me has contado tú secreto?
_ No creo que me estés preguntando eso, lo hice porque eras mi amigo, porque confiaba en ti, porque creí que tú eras diferente, porque pensé que me querías, porque te quiero, te quería. Creo que esta conversación no tiene sentido.
_ Me gustas Beel pero creo que necesitamos hablar de esto y a donde nos va a llevar esta relación, a veces no sé cómo ayudarte.
_ ¿Ayudarme a qué?
_ Ya sabes, con tu problema.
_ Adam no es un problema, es un hecho, esta aquí y no se va a ir.
_ ¿Quieres decir que nos está escuchando?, ya no sé si estoy hablando contigo o con esa cosa que tienes dentro.
_ Esta conversación no tiene sentido, es mejor que te vayas Adam
_ ¿Pero qué pasa con lo nuestro?
_ Ahora no quiero hablar contigo, además dentro de una hora entras a trabajar.
_ Entonces hablemos esta noche
_ Está bien.
Me dio un pequeño beso en los labios antes de irse, yo no había alargado ese contacto, aun estaba confundida por sus palabras, entendía que lo que le había dicho de mi ente le había afectado pero creí que lo había superado, me conocía y a pesar de que tenía que compartir mi cuerpo con un intruso seguía siendo yo, vale, era un poco difícil de entender pero aquellas palabras me habían dolido porque en el fondo de mi corazón sabía que nuestra relación ya no era la misma desde aquella confesión, ¡maldito ente de los demonios! Aquella noche llegué tarde al trabajo, había intentado buscar otra vez alguna información sobre entes y posesiones de espíritus o como deshacerse de ellos, nada de lo que salía era nuevo para mí, además nada de lo que se decía tenía que ver con mi caso o con el de mi amigo, la única persona que había conocido que fuese igual a nosotros había muerto en manos del rastreador. Pensar en Declan hacía que mi cuerpo sufriese una pequeña descarga, no podía pensar en él de esa manera cuando estaba a punto de intentar tener una relación con Adam, ¿porque mi cuerpo reaccionaba así?, puede que por miedo.
---- ¿Ahora también te crees tus propias mentiras?
_ ¿Si sabes ya la respuesta para que me preguntas?
Aquello fue lo último que me dijo mi intruso antes de llegar al trabajo y esperaba que siguiese así. Supongo que no se esperaba esa respuesta por mi parte, siempre acabábamos peleando porque yo intentaba negar lo que mi cuerpo o mi mente me decía y él lo sabía, creo que empezaba a comprenderlo y estaba casi segura de que se alimentaba de mi dolor, de mi sufrimiento, de mi odio y de esa fuerza que transmitía cuando nos peleábamos, así que iba a cambiar de táctica. Durante las horas de trabajo parecía que entre Adam y yo las cosas habían vuelto a la normalidad, podíamos mantener una conversación sin pelearnos, sonreíamos e incluso podía sentir de nuevo la complicidad entre nosotros, lo único que empañaba aquellos momentos era lo incómoda que me sentía cuando mi amigo se me quedaba mirando fijamente a los ojos durante más tiempo de lo que me gustaría porque sabía que estaba buscando en mi mirada otros ojos que no fuesen los míos, por lo demás todo bien, supongo que tendría que acostumbrarme a aquello. Cuando se terminó nuestra jornada colocó un par de cervezas en una de las mesas y me invitó a sentarme a su lado después de despedirnos de Fernando que nos miraba un poco sorprendido, luego mi amigo cerró con llave el bar.
_ Ya tenía ganas de que se acabase este día, más bien esta noche, dime, ¿estás dispuesta a intentarlo?
_ Claro pero me preocupa que si esto no sale bien nuestra amistad se pueda romper por completo.
_ Si quieres Beel podemos hacer un pacto en el que si esta historia no sale bien no se verá dañada nuestra amistad, hasta te lo puedo firmar con mi sangre.
Sonreí, Adam cuando quería podía ser encantador.
_ No hace falta llegar a tanto, solo prométeme que si esto sale mal jamás dejarás de ser mi amigo, porque no sé tú pero yo te necesito en mi vida.
Me sonrió y alzó su cerveza hacia mí.
_ Entonces brindemos por nosotros, ahora te llevaré a casa, es muy tarde.
Cuando llegamos al portal de mi edificio no apagó el motor de su coche, me sorprendió un poco porque creí que pasaríamos la noche juntos.
_ ¿No vienes conmigo?
_ Esta noche no, iremos despacio, quiero conocerte y que me conozcas fuera de las cuatro paredes del bar, por eso me gustaría que quedemos el martes, es mi día libre, ¿te parece bien?, además no quiero que pienses que solo quiero sexo contigo.
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EL ENTE QUE VIVE EN MÍ ( Completa)
ParanormalBeel era una chica aparentemente normal o eso es lo que pensaba, hasta que descubrió que un ente habitaba en su cuerpo. Un ente odioso, manipulador, pretencioso ... y por si eso no era suficiente ahora estaba siendo perseguida por su rastreador.