capítulo veintiocho

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_ Te he echado de menos Beel.
_ Yo también a ti.
_ Ahora estoy aquí, ¿ qué es lo primero que quieres hacer?
_  Yo, si no te importa me gustaría pasar de nuevo por el hospital para ver cómo está mi hermana y su madre, me gustaría que la conocieses Adam, ¿ qué te parece?
Cuando entramos en la habitación me sorprendió ver a mi madre en ella, ¿ qué hacía ella aquí?, luego de presentarle a Olga a mi novio cogí a Daniela en brazos, ese era el nombre que querían ponerle a mi hermanita y me preguntaron que me parecía, sonreí, me gustaba mucho. Después de un rato en la habitación mi madre y yo salimos al pasillo y le pregunté porque estaba en este lugar.
_ Tu padre y yo terminamos con nuestra relación pero han sido muchos años juntos y sé que le hubiese gustado que le ofreciese mi ayuda a Olga y a su hija, estoy segura que él haría mismo si la situación fuese a la inversa.
Me quedé callada, no estaba segura que contestarle a esas palabras.
_ Parece un buen chico tu novio y se ve que te quiere, ¿tú eres feliz con él?
_ ¿A qué viene esa pregunta mamá?
_ No quiero que termines como tu padre y yo, no veo en tu mirada el mismo brillo que tiene él cuando te ve.
_ No sabes de lo que hablas, además yo no soy tú y no quiero hablar contigo de mi relación con Adam, hace tiempo que perdiste ese derecho.
Regresé a la habitación y me despedí de Olga, besé a Daniela y salí por la puerta de la mano de Adam, cogimos el coche y nos fuimos a una feria, cuando llegamos las palabras de mi madre aún seguían dando vueltas en mi mente. Adam me había preguntado si estaba bien, había notado que estaba más callada de lo normal y aunque le contesté que todo iba perfecto sabía que no me había creído. Cuando entramos en el recinto una sonrisa se dibujó en mi rostro, hacía mucho que no iba a una feria, la última vez tenía dieciséis años, me prometí olvidarme de mi madre, de mi demonio interior, de mi amigo que estaba en peligro  y pasarlo bien con Adam, la persona que ahora estaba a mi lado y que hacía todo lo posible para que yo fuese feliz. Subimos en la noria y cada vez que nos elevábamos nos besamos con ganas, tomamos algodón de azúcar, subimos en los coches de choque y bailamos con la música de un grupo que tocaba en uno de los escenarios en el lateral del recinto. Yo tenía mi cabeza apoyada en el hombro de Adam y me sentía relajada cuando escuché el sonido del teléfono, mi cuerpo de pronto se volvió rígido, ¿y si era Eduardo?, ¿y si Declan lo había encontrado?, lo cogí inmediatamente para descubrir con sorpresa que quien me llamaba era Mar, ¿por qué mi  compañera de piso que nunca llamaba a mi móvil se ponía en contacto conmigo?
_ ¿Beel eres tú?
Escuché fuerte ruidos al mismo tiempo que ella me hablaba.
_ ¿Qué ocurre Mar, que son esos ruidos que se escuchan al fondo?
_ Es Ana, vino llorando y se encerró en la habitación, ahora debe estar destrozando su dormitorio por los sonidos que escucho tras la puerta, tienes que venir enseguida, no sé lo que le pasa y no me deja entrar, creo que se ha vuelto loca.
_ Vamos para ahí, tú intenta tranquilizarla.
Después de hablar con Adam cogimos el coche y en tres cuartos de hora estábamos en el apartamento, ya no se escuchaba ruido alguno, Mar seguía cerca de la puerta intentando que nuestra compañera de piso saliese de su habitación.
_ Me alegro veros, he intentado que me abriese pero no quiere y yo tengo que irme.
_ ¿Vas a dejarnos así?, ¿ qué hay de Ana, no es tu amiga y compañera de piso?, va a necesitarnos a las dos, ¿es que no puedes por una vez poner a tus citas en segundo lugar?, ¿no crees que Ana es más importante que cualquier chico de paso?
_ No tengo una cita con un chico, si fuese así por supuesto que lo hubiese cancelado, al contrario de lo que tú pienses no soy tan insensible, me importa Ana pero le prometí a mi madre que cuidaría de mi hermana de cinco años mientras ellos salían a celebrar sus veintiocho años de casados, no suelen salir mucho y eso es una buena excusa para hacerlo.
_ ¡Oh, lo siento, perdona, yo no sabía!
_ No importa, tú cuida de Ana.
Después de que se fuese mi otra  compañera de piso y de pedirle perdón nuevamente por mis palabras llamé varias veces a la puerta de Ana, Adam se había ido a la cocina a preparar café, seguí insistiendo hasta que en mi sexto golpe por fin se decidió a abrirme. Tenía los ojos rojos de haber llorado un montón, manchas de rímel por el rostro y un pequeño corte en una mano que había parado de sangrar. Al mirar la habitación me llevé un gran susto, estaba hecha un desastre, como si un huracán hubiese entrado por la ventana, lo hubiese arrasado todo para luego volver a salir al exterior.
_ Ana ven, vamos a sentarnos en el sofá, te voy a limpiar esa herida y luego me lo cuentas todo si tú quieres.
Adam le había ofrecido una bebida mientras yo iba en busca del botiquín.
_ Será mejor que yo me vaya y os deje a solas para que podáis hablar más tranquilamente.
_ No por favor, quédate no me importa, eres el novio de Beel  y sabes escuchar así que está bien.
Adam me miró y yo asentí con la cabeza, tal vez en algún momento de la noche necesitase de su ayuda para calmarla.
_ ¿Qué ha pasado Ana?, ¿ha ocurrido algo con tu novio?
Mi amiga se encogió en el sofá y mirándonos a los dos empezó a hablar.
_ Cuando lo vi me dio un beso y me dijo que quería que pasara el día con él, paseamos, comimos juntos e incluso jugamos a los bolos, después me llevó a un pequeño restaurante frente a la playa y fue cuando me lo confesó todo. Creí que quería forjar un compromiso más fuerte, que se había dado cuenta que los dos nos necesitábamos después de estas semanas un poco raras, hemos estado juntos cuatro años, conocía a mis padres y yo a los suyos, siempre creí que terminaríamos juntos pero estaba equivocada Beel, me dijo que había sido un estúpido y que se sintió un poco perdido estás últimas semanas, tenía dudas con respecto a nosotros, ahora se había dado cuenta que aún me amaba pero cometió la estupidez de liarse con una compañera de trabajo.
Ana empezó a llorar desconsoladamente y yo me acerqué a ella para abrazarla, le dije que si no quería seguir hablando que lo entendía aunque estaba segura de que soltarlo le iba hacer bien.
_ La chica con la que se acostó Alex está embarazada Beel, se van a casar.
_ ¡Menudo hijo de puta!
Adam había dicho aquellas palabras casi en un susurro pero las dos las habíamos escuchado.
_ Pero hay más, creí que era sincero cuando me dijo que me amaba, que todos estos años juntos había significado algo para él pero era mentira, quería que siguiéramos viéndonos pero ahora tendríamos que hacerlo a escondidas, quería convertirme en su amante.
Adam se levantó y regresó de la cocina con un vaso de agua, luego la miró.
_ Siento decírtelo pero tu ex no te respecta, lo que siente por ti no es amor, es un auténtico cabrón para proponerte eso, espero que no aceptases, creo que vales más que eso.
_ ¡Por supuesto que no acepté!, ¿por quién me tomas?, después de decirme aquello me levanté, agarré lo que me quedaba de mi refresco y se lo tiré en su cara de imbécil, le dije que no quería volver a verlo sino su futura mujer se enteraría de que clase de hombre era, por cierto ella es la hija de su jefe.
_ Lo siento mucho Ana, me gustaría ir en su busca y patearle el culo, Adam puede acompañarnos.
_ Alex no vale la pena, no quiero que acabéis metidos en problemas por una mierda como él pero duele, ¿sabes?, me siento muy mal.
_ Adam y yo estamos aquí, puedes contar con nosotros para lo que necesites y estoy segura de que también puedes contar con Mar, ahora voy a pedir unas pizzas y cenaremos los tres.
_ No tengo hambre.
_  Claro que vas a comer, tu ex no se merece que sigas llorando por él, comeremos pizzas y veremos una comedia, nos reiremos y beberemos hasta caer de culo y mañana será un nuevo día.
Dejé a mi novio con Ana y encargado de pedir las pizzas mientras yo intentaba arreglar el caos en él se había convertido su habitación, si quería dormir en ella necesitaba un poco de orden. Recogí los cristales esparcidos por el suelo, tiré los objetos inservibles a la basura, guardé el resto y las fotos que no había roto en pedazos, las que aparecía su ex por ahora las dejaría en el fondo de su armario. Guardé la ropa esparcida por todas partes y al final pasé la aspiradora por si quedaba algún cristal olvidado, cuando terminé con aquella habitación había recuperado nuevamente el orden habitual. Comimos pizza, evitamos hablar más de su ex y vimos una película que quedó a medias porque Ana se había dormido con su cabeza apoyada en el hombro de Adam. Mi novio la cogió en brazos y la dejó en su cama, cerramos la puerta y los dos nos dirigimos a mi habitación, ya era muy tarde para que él se fuese a su casa, aquella noche simplemente dormimos acurrucados uno en brazos del otro, estábamos demasiado cansados para hacer el amor, cuando desperté Adam ya no estaba en la cama. Me dejó una nota, se había ido a trabajar y me deseaba un buen día, ¡era tan encantador! Después de una buena ducha y preparar café fui a ver a mi compañera de piso, seguía durmiendo, el día anterior había sido terrible para ella y necesitaba descansar. Escuché abrirse la puerta principal y apareció Mar, le puse al corriente de lo ocurrido con su ahora ex y empezó a insultarlo con adjetivos que yo ni siquiera sabía que existían, una vez terminado de pronunciar todas aquellas palabras nos miramos unos segundos para luego estallar en carcajadas.
_ Deberíamos salir de juerga por ahí las tres, emborracharnos y despotricar de los hombres, ¿ qué tal el viernes?
_ Yo trabajo
_ Es cierto, ¿en un bar verdad?
_ En que estás pensando.
_ Decidido, apúntame la dirección, el viernes me llevaré a Ana aunque sea a rastras al bar y a la primera copa nos invitas tú, ¿ qué te parece?
_ Eso está hecho, pero primero tienes que convencer a nuestra compañera.
Durante un par de horas Mar me había hecho olvidar que compartía mi cuerpo con un demonio, un ente o un intruso diabólico, daba igual como lo llamase, él era la causa de que mi vida se hubiese convertido en un auténtico caos y de que mi amigo estuviese en peligro. Suspiré, recogí las tazas y luego de meterlas en el lavavajillas me vestí y fui en busca de Eduardo.
_ ¡Mierda, has vuelto!, desaparece de mi cabeza y de mi cuerpo, no quiero oírte.
---- Cuántas veces te tengo que repetir que ya le está siendo difícil controlar su cuerpo, prácticamente ya no le pertenece.
_ ¡Cállate!, vosotros sois los que cogéis lo que no es vuestro, ¡dile a tu amiguita que lo deje en paz!
---- Como si yo tuviera poder sobre ella, aún sigues sin entender ¿verdad?
Dejé de escuchar cuando puse la música a todo volumen y  empezaba a tararear las canciones. Cuando llegué al apartamento de mi amigo llamé durante un buen rato, el teléfono seguía sin estar operativo, al final tuve que marcharme, me preocupaba y esperaba que no le hubiese ocurrido nada.
---- ¿Y si el rastreador te ha seguido?, ya he  visto que no eres muy lista, si quieres mantenerlo a salvo venir a su apartamento no es la mejor opción.

EL ENTE QUE VIVE EN MÍ  ( Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora