capítulo cinco

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----  Tú aun no me has visto sacar mi lado malvado muñeca, no estaba preocupado por mí, lo estaba por ti,  si descubre lo que ocultas acabará contigo sin dudarlo pero por ahora no pienso dejar que eso ocurra.
_ Me ha visto con unas bolsas de supermercado, no hay que ser muy listo para darse cuenta de que vivo por la zona, puede que no tarde mucho en encontrarme.
---- Deberías plantearte buscar otro lugar en dónde  vivir.
_ ¿Buscar de nuevo un piso compartido?, ni hablar, me ha costado mucho y he perdido un montón de tiempo en encontrar éste, no voy a empezar de nuevo.  ¿Y por qué no te largas tú?, búscate a otra a quien atormentar y arruinar su vida.
----  ¿Me creerías si te dijese que he pensado en esa posibilidad?, pero ya te he dicho que no puedo salir de aquí mientras estés viva y por ahora no pienso cambiar esa situación.
_ ¿Por ahora?
---- Tú sigue poniéndome a  prueba y acabarás descubriendo mi lado más perverso.
El resto de la semana me dejó mi espacio, solo aparecía para ayudarme con mis estudios o para recordarme que no me tirase a ningún tío, que pensase en su propuesta. Cuando me tocaba trabajar yo mantenía las distancias con Adam, no era porque me había vuelto más vulnerable y ahora mi ente me empezaba a dominar, nada de eso, seguiría manteniéndolo a raya, no iba a permitir que se apoderase por completo de mi cuerpo y mente, sí, estaba ahí, pero haría todo lo posible por no dejarme avasallar.  Adam se había convertido en mi mejor amigo, no podía permitir que descubriese mi secreto y se alejase de mí, hasta ahora era lo mejor que me había pasado y no estaba dispuesta a que eso cambiase. Con respecto a mis pequeños alumnos a los que les daba clase unas horas a la semana le pedí y rogué que respetase esos momentos, me prometió que me daría mi espacio, no me importaba a donde se iba durante el rato que estaba con ellos, solo tenían doce y trece años, no iba a crearles un trauma y hasta ahora había cumplido su palabra, no podría darles clase si él estaba por allí atormentándome a cada momento. Las veces que iba a la facultad o hacía la compra el miedo recorría todo mi cuerpo, era escuchar el ruido de una moto y me ponía en modo alerta, esta semana me había gastado una pequeña pasta en el transporte público, no me gustaba vivir con miedo pero hasta que no encontrase la forma de dominarlo nada podía hacer. El viernes me fui a trabajar, como siempre Adam ya estaba allí cuando yo entraba por la puerta, me saludó con una bonita sonrisa.
_ Hola guapa, prométeme que ésta vez me esperarás para que te acompañe a casa, ya sabes que no me gusta que andes sola a esas horas de la madrugada por las calles.
_ Te agradezco que te preocupes por mí Adam pero sé cuidarme sola, llevo haciéndolo durante meses.
_ Ya,  lo que pasa es que yo antes no te conocía y no me importaba, pero ahora que sé que existes me preocupas.
Me fui al cuarto que estaba a la derecha de la barra para dejar mi ropa de abrigo y mi bolso.
---- Está enamorado de ti y eso me cabrea mucho.
_ Solo somos amigos y aunque no fuese así ese no es tu problema.
----  No quiero que le eches una de esas sonrisas seductoras tuyas que sueles mostrar.
_ ¿Sonrisas seductoras?, ja, permíteme que me ría, ¿qué sonrisa seductora?, ¿es que te has vuelto un demente?
---- Solo te lo advierto, no querrás que me muestre a través de tus ojos, ¿verdad?
_ Si lo haces puede que yo misma acabe con mi vida y así no tenga que escucharte más.
---- ¿Serías capaz?
_ Ponme a prueba, puedes leer mis pensamientos así que no tengo nada más que decirte.
Salí de la habitación para ponerme detrás de la barra y empezar mi horario de trabajo, de vez en cuando Adam me hablaba y yo involuntariamente bajaba mi vista al suelo, a pesar de amenazar a mi intruso no podía evitar sentirme asustada con la idea de que Adam viese en mi mirada otros ojos que no fuesen los míos. Una vez que hubo terminado la jornada, Adam no dejó que me fuese sola pues ya me estaba esperando cuando salía del cuarto donde tenía mi ropa guardada. Caminamos unos metros en silencio, luego paró el paso y puso su mano en mi hombro, lo miré por unos segundos a los ojos antes de volver a bajar mi cabeza.
_Beel, ¿qué  ocurre?, esta noche te noto extraña, es como si intentases evitarme durante todo el tiempo.
_  Eso no es cierto, solo estoy cansada.
Seguí caminando, quería llegar cuanto antes a casa, esa conversación me estaba poniendo incómoda.
_ ¿He hecho algo mal?
_  Para nada,  ya te lo dije, estoy cansada llevo una semana de mierda.
Volvió a pararme, me levantó el rostro y me miró fijamente.
_ Yo estoy aquí no me voy a ningún sitio, si tienes problemas puedes contármelos, prometo ayudarte, sabes que puedes contar siempre conmigo.
_ Te lo agradezco Adam, eres el mejor amigo que he tenido, no sé qué haría si tú no estuvieses aquí.
Lo abracé y volvimos a ponernos de nuevo en marcha, caminamos  en silencio durante un largo rato y ya cuando divisaba el portal de mi edificio Adam volvió a hablar.
_  Me gustas Beel.
_ Tú también me gustas Adam.
_ Lo sé, pero estoy seguro que lo que yo siento por ti no tiene nada que ver con los sentimientos que yo te inspiro, ahora mismo me muero de ganas por besarte.
Unas mariposas que estaban ocultas en mi interior empezaron a revolotear incansablemente  por mi estómago, yo no sabía que decirle, no me esperaba aquello, estaba en blanco. Habíamos llegado al portal de mi edificio y se acercó a mí, caminó conmigo hasta una de las paredes y me levantó el mentón, me miró de nuevo a los ojos y poco a poco se fue acercando, yo no podía aguantarle su mirada, no solo porque me sentía nerviosa con su contacto, también tenía miedo de que mi intruso que aún no había hecho su aparición saliese a flote y asustase a mi único y mejor amigo. Cogió mi cara entre sus manos y luego inclinó la cabeza, sus labios se apoderaron  de los míos, su beso era  húmedo, ardiente, sentía como me derretía entre sus brazos, su lengua invadió el  interior de mi boca.
----  ¡Te lo advertí  Beel, aléjate de él!
Cerré  fuertemente los ojos cuando aquella voz penetró en mi cabeza, no quería que aquello acabase, no quería  asustarlo, temía  que si veía al monstruo que habitaba en mí huyese de mi lado. Me estremecí contra él, no estaba segura de si era por el miedo de mi intruso o por lo que Adam me hacía sentir, me dejé  llevar nuevamente, quería liberarme de ese ser que no me dejaba disfrutar de aquel momento, que no me dejaba  ser libre, su beso se volvió más intenso y sus caricias más profundas, los dedos de su mano rozaban la piel de mi cintura y se deslizaban hacia arriba, dejó por un momento de besarme para acariciar mi rostro.
_ Mírame cariño,  quiero ver tus hermosos ojos.
_ Yo, yo no puedo.
Me solté de su abrazo y corrí hacia la protección de mi apartamento mientras Adam se quedaba llamándome en la entrada del edificio. Sentía en mi interior como aquel intruso sonreía con satisfacción por haber ganado, sabía que no podía dejarme vencer, que debía luchar por mantener el control de mi misma pero sentía que empezaba a ser dominada  por ese ser que ya formaba parte de mi misma y eso me asustaba. Me había sentado en mi cama, mi cuerpo temblaba de miedo y de frio.
---- Sabía que al final me harías caso.
_ ¡Déjame en paz!, ¡vete!, búscate un rincón en donde no pueda oírte y púdrete en él.
Cogí mis cascos de la mochila y puse la música a todo volumen hasta hacerme daño en mis tímpanos, pero lo prefería a escuchar de nuevo aquella odiosa voz. Escuché vibrar mi teléfono  y un  pitido me anunciaba que me había llegado un mensaje.
¿Qué ha pasado?,  creí que los dos estábamos disfrutando de ese beso.  -Adam
Tiré mi móvil de nuevo a la cama y me fui al baño,  me mojé la cara con agua fría y me miré en el espejo, ni rastro de los ojos que me atormentaban, el sonido del teléfono diciéndome que había recibido un nuevo mensaje hizo que regresase a la habitación.
Vamos Beel, dime algo, estoy preocupado por ti, no sé si lo he fastidiado todo contigo, háblame por favor- Adam
Todo está bien entre nosotros, mañana hablamos, estoy cansada- Beel
¿Cómo me iba a enfrentar mañana a Adam?, estas  malditas hormonas me estaban complicando la vida, tenía que  hacer algo al respeto.
Que duermas bien entonces, mañana hablamos- Adam
Esa noche el cuerpo de mi amigo pegado al mío, sus  besos, sus caricias, no dejaban de mostrarse en mi mente, tuve que levantarme un par de veces para ir a la cocina y beber un vaso de agua. Era cerca de las diez de la mañana cuando me levanté de cama, estaba agotada, no había sido un sueño reparador como esperaba y esta noche prometía ser larga, aun no tenía ni idea de cómo iba a enfrentarme a Adam. Mi intruso apenas me molestó durante el día, por lo que pude al menos relajarme algunas  horas antes de volver al bar,  ojalá la noche fuese igual de tranquila. A medida que se acercaba la hora de entrar a trabajar mi cuerpo se retorcía por los nervios que empezaba a tener, Adam era mi amigo y yo no quería estropear esa amistad, no podía tener una relación con él, de hecho no podía tener una relación seria con nadie. Mi vida era demasiado complicada como para hacer partícipe de ella a alguien más, además mi intruso no dejaría que nadie más entrase en mi  mundo, me estremecía pensando siquiera en que tendría que vivir toda mi vida con ese ser en mi interior, estaba segura de que acabaría loca o puede que antes ese ente se aburriese y terminase con mi vida, cualquiera de las dos opciones eran demasiado abrumadoras. Cuando salía del apartamento mi compañera de piso entraba con otro de sus ligues, éste era el cuarto que Mar se traía a casa en un mes, ¡era imparable!, ¿cómo lo hacía?, Ana por el contrario se había ido para pasar el fin de semana a casa de sus padres. Cuando llegué al local Adam estaba ocupado en la barra atendiendo a algunos clientes, lo saludé con la mano y me fui al cuarto para cambiarme, sentía sus ojos en mi espalda, un escalofrío recorrió todo mi cuerpo, no estaba segura de cómo soportaría trabajar al lado de mi amigo esta noche. La gente empezó a llegar y apenas tuvimos tiempo de decirnos un par de palabras, agradecía por una vez que esta noche el local estuviese lleno, de vez en cuando sentía sus ojos puestos en mí y eso agrandaba mi torpeza, por dos veces se me cayó los vasos de la mano, cuanto más avanzaba la noche más nerviosa estaba yo.  Aun no habíamos cerrado el local cuando empezó a llover con intensidad, unos truenos se escuchaban a lo lejos, me estremecí, odiaba las tormentas, ya apenas quedaba nadie en el bar, Adam me agarró del brazo suavemente y  me llevó hasta una silla, me trajo una bebida y luego se sentó.
_ Debería irme, cada vez llueve más y no me gustaría ahogarme  en la calle.
Intenté aparentar tranquilidad pero por dentro mis nervios recorrían gran parte de mi cuerpo.
_ Tengo el coche en frente, luego te llevo a casa.
_ Estoy cansada Adam, ha sido una noche de locos.
_ Tenemos que hablar de lo que pasó ayer Beel, ¿no crees?
_ Yo no sé si estoy preparada para tener esa conversación ahora.
_ Si lo dejamos pasar acabaremos sintiéndonos incómodos los dos cuando nos veamos, no quiero eso.
_ Yo tampoco, tu amistad es muy importante para mí.
_ Por eso debemos hablar, me gustas Beel, creo que me gustaste desde el mismo momento en que entraste por esa puerta y pediste hablar con el jefe. No sé qué es lo que tú sientes por mí pero me gustaría intentarlo, el beso de ayer me ha confirmado que no te soy indiferente.
_ Adam yo, eres un buen chico y no estás nada mal pero yo no estoy interesada en ti de la misma manera que tú en mí, además puedes tener a cualquiera, basta con ver las miradas que te echan las tías.
_ Pero yo no quiero a cualquiera, te quiero a ti Beel.
_ Adam no puede ser.
_ ¿Por qué?, y no me digas que no sientes nada por mí porque no me lo creo, sé cómo respondiste a mi beso.
Adam me había cogido mi mano por encima de la mesa, la sentía temblar debajo de la suya, inmediatamente la aparté.
_ Compréndelo, solo quiero tu amistad y que estés ahí cuando te necesite aunque eso suene egoísta, quiero que sigamos teniendo lo que teníamos hasta ahora.
_ ¿Pero y si yo quiero más?
_ No puede ser Adam.
_ ¿Pero por qué?
_ Simplemente es imposible.
_Dime entonces por qué no quieres tener una relación conmigo, ¿cuál es la razón?
_ Me voy, esta conversación no nos lleva a ninguna parte.
_ Espera, te llevo a casa, déjame coger la cazadora y las llaves.

EL ENTE QUE VIVE EN MÍ  ( Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora