Rápidamente cogí mi bolso y mi chaqueta y salí de allí, Fernando ya se había acercado a Adam y estaban hablando, cuando salí por la puerta el que había sido mi amigo estaba gritando mi nombre.
_ ¡Beel espera!
Corrí, corrí por las calles como nunca antes lo había hecho, cuando llegué al apartamento estaba sin aliento, mi cara estaba mojada por las lágrimas derramadas y mi cuerpo temblando de miedo. El teléfono no había parado de sonar desde que entré en el edificio, Adam me había llamado unas cinco veces pero no quería hablar con él. Me sentía engañada, dolida, me había dicho que siempre estaría ahí para mí, que yo era importante para él pero solo habían sido bonitas palabras para llevarme a la cama.
---- Estás temblando, tienes que reponerte o te va a dar algo.
_ ¿Ahora, ahora apareces?, te he necesitado y no estabas ahí para mí, ¿qué clase de ente eres?, ¿me tocó el más cobarde de todos?
---- ¿Cobarde?, si no hubiese aparecido el idiota de ese rastreador le hubiese arrancado las pelotas, y te lo digo literalmente, ahora estaría agonizando en ese callejón, pero espero encontrármelo de nuevo, no voy a dejar que te toque otra vez, esa basura terminará muerto. Necesito que te calmes, la cama se mueve tanto que acabará por romperse.
_ ¿Qué hacía aquel tío allí?, ha preguntado por mí, sabe dónde estudio, dónde trabajo, a estas horas también sabrá donde vivo.
_ Ahora sí que debes plantearte lo de irnos de aquí.
_ ¿Irnos?, soy yo la que tiene problemas, tú probablemente encontrarás otro cuerpo al que amargarle la vida y para cuando eso ocurra yo ya estaré muerta.
El teléfono volvió a sonar, Adam volvía a llamarme, ¿de verdad se preocupaba por mí o solo me llamaba para echarme la bronca por haberme ido antes? El pitido de un mensaje hizo que lo cogiese de nuevo para mirar quien me lo había enviado.
"Coge el maldito teléfono o iré a tu casa y aporrearé la puerta hasta que me abras, y me da igual la hora que sea" - Adam
---- No lo pienses siquiera, me da igual lo mal que te encuentres, yo estoy aquí, no necesitas a nadie más.
_ ¿No lo entiendes?, necesito de un amigo, de alguien que me abrace y me diga que todo va a ir bien, ¡lo necesito a él!
---- ¿Y después que, volveréis a ser amigos?, ¿y qué pasa cuando te pida más?, ¿le dirás que sí?, no, yo creo que no, no te dejaré.
El teléfono volvió a sonar, descolgué al tercer aviso, la voz de Adam desesperada, angustiada y preocupada se escuchó a través de él.
_ ¿Beel estás bien?, estoy cerrando el local, voy para ahí.
_ ¡No!, no lo hagas, estoy cansada, solo quiero dormir, por favor no vengas.
Mis lágrimas de nuevo volvían a hacer acto de presencia.
_ Beel, te juro que yo no lo sabía, de haberlo sabido... ¡joder, mierda!, te vi salir con la bolsa de basura y luego a él, ese no era tu trabajo, creí que queríais estar un rato a solas, estaba cabreado, tendría que haberme asegurado de que estabas bien, lo siento mucho Beel.
_ No es tu culpa, yo jamás debí acostarme con un completo desconocido, tendría que pensar más en las consecuencias y darme cuenta de que era peligroso en cuanto apareció en el campus y luego en el bar pidiéndome una cita cuando yo ya lo había rechazado varias veces.
_ ¿Por qué no me lo dijiste Beel?, ¿por qué no me pediste ayuda?
_ Quería hacerlo Adam, esta noche necesitaba tu ayuda pero tú me habías ignorado, además estabas ocupado con tus nuevos amigos y tu novia.
_ Ella no es mi novia, solo nos estamos conociéndonos.
_ ¿Es así ahora como se dice?, no, ella no es mi novia, aunque nos estamos conociendo íntimamente a ver qué tal nos va.
Intenté imitar la voz de Adam cuando pronuncié aquellas palabras.
_ ¡Joder Beel!, ¿qué es lo que quieres de mí?, me has dejado bien claro que no querías nada conmigo.
_ ¡Sí que quiero, tu amistad!
_ Pero eso no es suficiente para mí.
_ Antes lo era, ¡déjalo es igual!, no quiero hablar de ti, de mí y de tu novia, amiga o lo que seáis, solo quiero olvidar lo ocurrido hoy, nada más.
_ Lo siento Beel, cuando Fernando me contó lo que te había pasado quise matarlo, te vi salir del bar asustada, jamás te había visto así, salí en tu busca pero ya no te encontré, cuando regresé al bar me fui directamente al callejón, encontré a ese tío detrás de uno de los contenedores de basura medio muerto, su cara estaba ensangrentada y tenía golpes por todo el cuerpo, apenas podía hablar, una ambulancia vino a recogerlo, la policía habló con nosotros, pero no le hablé de ti, no estoy seguro de lo que quieres hacer. ¿Fuiste tú, lo golpeaste tú Beel?
_ ¿De verdad crees que yo podría con un tío como ese?
_ ¿Entonces quien lo hizo?
_ Cuando me tenía acorralada apareció un hombre, yo solo tuve tiempo a liberarme de él y entrar en el bar, fue cuando choqué con Fernando, de lo que pasó ahí afuera no tengo ni idea.
_ ¿Conocías al hombre?
_ No, no sé quién era.
No me gustaba mentirle a Adam pero tampoco podía decirle la verdad, la cosa ya estaba bastante complicada entre nosotros como para añadirle más leña al fuego.
_ Tienes que hablar con la policía y denunciar a ese acosador antes de que lo haga él, estaba bastante malherido pero no creo que se vaya a morir, debe pagar por lo que te hizo.
_ No sé Adam, ya se han ensañado bastante con él por lo que me dices, puede que aprendiese la lección.
_ Tienes que denunciarlo Beel.
_ Gracias por llamar Adam pero ahora necesito descansar, estoy agotada.
_ Está bien, pero si necesitas cualquier cosa llámame, a la hora que sea, ¡prométemelo!
_ Prometido.
Cuando colgué no sabía si había recuperado a mi amigo pero por lo menos habíamos hablado como si lo fuésemos, me quedé dormida con la ropa puesta y acurrucada entre las sábanas.
Me encontraba en el callejón, llovía, el agua había empapado mi ropa y resbalaba por mi pelo y cara, titiritaba de frio, la persona que se encontraba delante de mí llevaba en cada una de sus manos un sai japonés, sus ojos me miraban con frialdad y asco, había dado un paso hacia atrás y él de nuevo volvía a recortar distancia, un pequeño brote de luz que se dejaba ver entre dos paredes que daban a otro callejón me dejó descubrir quién era mi atacante, mi cuerpo se convulsionó de miedo, aquella persona que ahora intentaba hacerme daño era el que unas horas antes me había salvado de mi acosador, ¡no, esto no era real!, tenía que despertar ahora mismo, me giré y eché a correr, intentaba llegar a casa pero todo lo que veía me parecía extraño, era como si cuanto más corriese más lejos me iba de todo lo que yo conocía, , mis piernas cansadas apenas me sostenían , las lágrimas y la oscuridad de la noche apenas me dejaba ver por donde corría, una caja en medio del camino hizo que tropezase y cayese en medio de la calle ya desierta, me golpeé una pierna , en cuestión de segundos aquel chico había acortado la distancia y ahora me miraba desde lo alto, me arrastré por el suelo sin apartar la vista de su mirada.
_ ¿Por qué, por qué quieres matarme?
_ Por qué tú alimentas al demonio que hay en tu interior.
Alzó uno de los sais y luego de mirarme a los ojos lo bajó con toda su fuerza hacia mí.
_ ¡No!
Me desperté empapada en sudor y con un temblor por todo mi cuerpo, respiraba con dificultad y no me calmé hasta que después de mirar a mí alrededor supe en donde me encontraba. Llevé mi mano a mi rostro y aparté el cabello que me cubría parte de la cara, cuando mi respiración volvió a su estado normal me levanté y me di una ducha.
----Sabes que tenemos que alejarnos de aquí lo antes posible, ¿verdad?
_ ¿Y a dónde iremos?, ¿sabes lo difícil que ha sido encontrar este apartamento?, además necesito el trabajo y no pienso abandonar la universidad, casi estamos a mitad de curso.
---- Si él te encuentra no necesitarás nada de eso, estarás muerta.
_ No pienso huir, ¡no más!, estoy cansada de toda esta situación, ¿y por qué no buscas una manera de largarte tú?, ¿no te das cuenta?, el problema no soy yo, eres tú.
Esperé por su respuesta pero ésta nunca llegó, solo había silencio, aquello no era muy propio de él a no ser que un rastreador estuviese cerca de nosotros. Mi cuerpo se puso en estado de alerta, ¿era eso?, corrí hacia la ventana y miré hacia abajo, algunos transeúntes caminaban absortos en sus pensamientos pero nadie que yo reconociese. Escuché el timbre de la puerta y todo mi ser pegó un brinco, ¡no, él no podía estar aquí!, salí disparada hacia el salón para impedir que alguna de mis compañeras abriese al intruso pero cuando llegué la puerta ya estaba entreabierta.
_ ¿Qué haces tú aquí?
_ No creí que te disgustase tanto mi presencia.
_ Lo siento Adam, yo pensé que eras otra persona, me alegra que seas tú.
_ Pues a juzgar por tu cara no era eso lo que parecía.
No le contesté caminé hasta uno de los sofás y me senté, Adam me seguía, una vez sentados frente a frente me miró unos segundos a los ojos.
_ ¿Cómo estás?
_ Mejor.
Evité mirarlo de nuevo.
_ No te creo.
Nos quedamos callados durante unos segundos y luego Adam se levantó para acercarse a mí, se sentó a mi lado y luego me abrazó, yo dejé que lo hiciese, ¡necesitaba tanto de ese calor humano!, nadie habló durante los próximos minutos. Cuando mi cuerpo se calmó y dejó de sollozar Adam se despegó un poco de mí para apartarme del rostro mi cabello y limpiarme las lágrimas.
_ Tranquila, yo estoy aquí, siempre que tú quieras estaré aquí.
_ No puedo pedirte eso Adam, no cuando tú y yo....
_ Shhhhhsss
_ No digas nada, solo desahógate.
Me dejé abrazar de nuevo por él.
_ Adam, tú también me gustas.
Se apartó un poco de mí y me miró sorprendido, me acerqué a él sin dejar de mirarlo y besé sus labios, él no reaccionó y entonces profundicé más ese beso, su cuerpo ahora cobró vida y se apretó más a mí. Su lengua se introdujo dentro de mi boca y jugueteó con la mía, me besó suavemente, sus manos cogieron mi rostro para separarme un poco de él y mirarme a los ojos.
_ Tal vez no deberíamos, tú has pasado por algo traumático y....
No dejé que terminase la frase, volví a atacar sus labios, Adam me saboreó y soltó un gemido en el interior de mi boca que hizo que toda yo me estremeciese de placer, mis manos subieron hasta su cabello y lo enrosqué entre mis dedos, sus caricias pasaron a ser más profundas, separamos nuestras bocas para coger de nuevo aire, me miró con una pasión brutal.
_ Te deseo cariño, no tienes ni idea de cuánto te deseo.
Cogí su mano y lo llevé hasta mi habitación, nos sentamos en la cama y empezó a quitarme la poca ropa que llevaba puesta, le cogí nuevamente la mano y lo miré a los ojos.
_ Espera Adam antes de seguir debes saber algo.
_ ¿Ahora?
_ Por favor.
_ Me gustas mucho Adam y siento haberte lastimado pero tienes que saber porque lo he hecho, tú significas mucho para mí y no quiero perderte de nuevo, pero alguien me obligó a alejarme de ti.
Me miró preocupado y agarró mis muñecas.
_ Ahora sí que me estás asustando Beel, ¿alguien más intenta hacerte daño?
Sabía que lo que le iba a contar sería difícil pero si íbamos a empezar algo necesitaba que lo conociese todo de mí, necesitaba que supiese quién era yo y a lo que se enfrentaba. Le hablé de mi intruso y de las cosas que había hecho y las que me quería hacer, Adam me miraba espantado, sorprendido, no estaba muy segura de lo que veía en su cara, se había levantado de la cama un par de veces para luego volverse a sentar y mirarme fijamente, cuando terminé de contárselo todo suspiré aliviada, por fin lo hablaba con alguien, me sentía más liberada. Adam seguía observándome, se levantó y se acercó a la puerta.
_ Creo que aún estás traumatizada con lo que te sucedió ayer, deberías descansar, ya hablo yo con el jefe, podemos arreglarnos hoy sin ti.
_ Adam, esto no tiene nada que ver con lo ocurrido ayer, todo lo que te he contado es cierto.
Me levanté y me acerqué a él, tenía miedo de su reacción pero ahora no había vuelta atrás.
_ Adam mírame a los ojos y lo comprenderás.
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EL ENTE QUE VIVE EN MÍ ( Completa)
ParanormaleBeel era una chica aparentemente normal o eso es lo que pensaba, hasta que descubrió que un ente habitaba en su cuerpo. Un ente odioso, manipulador, pretencioso ... y por si eso no era suficiente ahora estaba siendo perseguida por su rastreador.