capítulo veintisiete

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Me miró durante varios segundos intentando buscar sentido a aquella situación para luego curvar su boca en una pequeña sonrisa.
_ ¿Y si tienes compañía que puñetas hacías fuera del apartamento?, ¿no ha cumplido con tus expectativas?
_ Deja de comportarte como un idiota, has cambiado Eduardo, ¿sabes?
Se quedó en silencio durante unos segundos mientras apartaba su mirada de la mía y luego empezó a caminar delante de mí, llegamos a un bar y pedimos cafés para llevar y unos bollos, luego caminamos en silencio hasta un banco de un parque casi desierto. Le di un buen sorbo al líquido negro que había en mi vaso antes de volver a hablar.
_ Mi hermana acaba de venir al mundo, quise estar allí cuando naciese, por eso no estaba en el apartamento.
_ Enhorabuena, ¿ cómo te sientes?
Lo miré durante un buen rato antes de responderle.
_ No sé, por un lado me siento contenta y feliz, ¡tengo una hermanita!, era algo que siempre quise tener aunque claro llega con quince años o más de retraso. Siempre me he imaginado compartiendo con ella horas de juego, momentos de complicidad, secretos... pero ahora me siento como una madre de segunda queriéndola proteger del mundo más que como una hermana. Siento miedo de no poder estar ahí para ella cuando me necesite, de no saber protegerla o de que acabe apartándose de mí si descubre como soy de verdad, no tengo ni idea de si seré buena para ella, tal vez estar a su lado, cerca de ella sea algo peligroso.
_ ¿Por qué piensas eso?
Le miré a los ojos y no hizo falta nada más porque lo entendió al instante.
_ Estoy seguro de que serás una muy buena hermana mayor para ella, Beel respecto al otro día, lo siento mucho, yo siento que estoy perdiendo, que Lana se está apoderando de mi cuerpo.
_ ¿Lana?
_ Bueno necesitaba ponerle un nombre a esta cosa, estoy cansado de no saber cómo dirigirme a ella, ¿tú no le tienes un nombre a tu ente?, deberías, así las cosas serían más fáciles.
_ ¡No, ni pienso hacerlo! para mí siempre será un intruso, un monstruo, un demonio que ocupó un lugar que no le pertenecía, ¡un parásito vamos!
Eduardo volvió a levantar la mirada y un par de ojos aparecieron, unos que no eran los de mi amigo para luego volver a desaparecer a los pocos segundos, me quedé un poco sorprendida.
_ Beel, estoy asustado, no quiero perder el control y muchos menos cuando tú estás conmigo.
Le abracé mientras unas lágrimas resbalaban por mi rostro.
_ ¡Vamos a pelear, me oyes!, tienes que resistir Eduardo, vamos a encontrar la manera de salir de ésta, van a salir de nuestras vidas y lo vamos a conseguir juntos. Prométeme que vas hacer todo lo posible para que ese... esa cosa no ocupe tu lugar, lucha y demuéstrale quien es el dueño de ese cuerpo.
Lo miré, eran sus ojos los que me observaban y suspiré, seguimos abrazados unos minutos hasta que nos separamos.
_ Gracias Beel, ahora será mejor que me vaya, creo que tienes a alguien esperándote en tu cama y si no me equivoco es el mismo con el que tienes hoy una cita así que pásatelo bien y hablamos mañana.
_ ¿Estás seguro?, puedo anular la cita y ponernos a buscar cómo lidiar con nuestros demonios.
_ Tendremos tiempo para eso, además no creo que a tu chico le haga mucha gracia que anules su cita, no quiero ser el motivo de una pelea entre vosotros, eres mi amiga y te quiero mucho pero estaré bien te lo prometo, y puedo pasar un día o dos sin tu compañía, no eres tan especial ¿lo sabes no?
Me miró sonriendo y luego se levantó del banco para empezar a caminar hacia su derecha.
_ Prométeme que si algo pasara me llamarás, da igual la hora, ¡prométemelo!
Le había gritado yo mientras se alejaba de mi lado con las manos metidas en los bolsillos del pantalón.
_ Te lo prometo.
Lo vi alejarse y desaparecer por una de las calles mientras movía su mano alzada de un lado a otro despidiéndose de mí
---- ¿Sabes que ya es tarde para él verdad?
_ ¡No!, no voy a dejar que ocupéis nuestro lugar, ¡no pienso permitirlo!
---- Le ha puesto un nombre, eso es mala cosa.
_ ¿Qué?
---- Pronto será ella quien domine ese cuerpo.
_ ¡No, mejor cállate!, no quiero oírte.
Había gritado aquellas palabras tan alto y fuerte que un par de chicos se habían parado unos segundos para observarme antes de seguir practicando footing. Sabía que me estaba arriesgando a perder a Adam o lo que estaba empezando a tener con él pero me preocupaba Eduardo, cogí el teléfono y marqué un número, después de varios tonos escuché una voz ronca al otro lado de la línea.
_ Siento despertarte Declan pero necesito hablar contigo, es muy importante.
Luego de darme su dirección cogí un taxi, estaba fuera de lógica o cuestión esperar el autobús que me saldría más económico, necesitaba hablarle con urgencia y temía que cambiase de parecer. El taxista me dejo en un bloque de edificios de reciente construcción, subí nerviosa, nunca había estado en su apartamento y si no fuese porque era importante hablar con él jamás vendría aquí. Llamé al timbre y un par de minutos más tarde me abrió la puerta, tenía el pelo mojado, cara de haber dormido poco y llevaba puesto una camiseta que se ajustaba perfectamente a sus abdominales y un pantalón de deporte corto dejando al descubierto unas fantásticas piernas bronceadas. Intenté controlar mi respiración que empezaba a querer dejarme sin aire y luego hablé.
_ Gracias por recibirme.
Se echó hacia un lado para que yo pudiese entrar, su apartamento era amplio con una decoración de estilo minimalista donde los colores que más predominaban eran varios tonos de grises y el blanco con algunos objetos decorativos en negro.
_ Es bonita tu casa aunque creo que le falta esencia, algunos detalles como fotografías para hacerla parecer más cálida.
_ Es alquilado, así está bien, no suelo quedarme mucho tiempo en un lugar, ¿ qué pasa Beel?, ¿por qué tanta urgencia para hablar conmigo?, tiene que ser importante para atreverte a venir a mi apartamento.
_ Necesito que me ayudes a buscar la manera de deshacerme de mi ente.
_ Ya te lo he dicho, solo puedo destruirlo si acabo contigo.
_ ¡Tiene que haber otra manera de deshacerme de él!, o por lo menos mantenerlo a raya hasta descubrir cómo sacarlo de un cuerpo que no lo pertenece.
Se acercó a mí y puso sus manos en mis hombros antes de mirarme a los ojos para hablarme despacio, como si temiese decirme aquellas palabras.
_ ¿Qué pasa Beel, estás perdiendo el control de tu cuerpo?
_ ¡No, yo no!, es... necesito que me ayudes a averiguar cómo puedo acabar con ellos.
Se alejó un poco de mí, las lágrimas empezaban a aparecer en mis ojos, intentaba mantenerme entera para que no descubriese en mis palabras el intento de salvar a mi amigo. Me miró de nuevo el rostro para luego posar su mirada en la mía durante largo rato hasta que ya no aguanté más y giré mi cabeza hacia un lado desapareciendo todo contacto con él. Se acercó de nuevo y me agarró de un brazo ejerciendo un poco de presión.
_ ¿Qué pasa Beel, qué me estás ocultando?
_ ¡No te estoy ocultando nada!, pensé que podía contar contigo para deshacerme de él.
_ No estás hablando con un principiante, ¿a quién proteges?
_ ¿Qué?
_ ¿Quién es ella o él?, ¿a cuántos más conoces como tú?
Seguía agarrando mi brazo aunque ahora con más presión.
_ ¡Me estás haciendo daño!, ¡suéltame!, creí que éramos amigos y que me ayudarías, me equivoqué contigo.
Solté mi brazo de la presión que ejercía su mano sobre él y giré sobre mis talones para escapar de allí, Declan no hizo ningún intento para detenerme, antes de que abriese la puerta del ascensor alzó la voz llena de odio.
_ Beel, no somos amigos, más bien todo lo contrario, la encontraré Beel, sea quien sea esa persona, no podrás protegerla por mucho tiempo y acabaré con ese...
_ ¿Ese qué, monstruo?, ¿es eso lo que somos para ti?
Salí de allí rápidamente y solo cuando cogí un autobús que me llevase lo más cerca de mi apartamento pude dejar escapar mis lágrimas e intentar abrazar mi cuerpo para calmar el temblor que me recorría por él. Antes de entrar en el edificio me limpié el rostro lo mejor que pude, sabía que aquello no sería suficiente para engañar a Adam y en cuanto me viese me haría preguntas que no podría responder, tendría que buscar algo convincente que decirle.
---- Tú misma has cavado la tumba de tu amigo, pronto descubrirá quién es y acabará con él.
_ ¡No!, no pienso dejarle, ¡y ya te dije que no quería oírte, déjame en paz!
---- ¿En qué estabas pensando?, ¿creíste que porqué os habíais dado un par de besos y porque aún no acabó con tu vida lo tendrías a tu merced?, eres sumamente tonta Beel.
_ ¡Ya no te soporto, te odio, os odio!
No pensaba contestarle pero sus palabras me habían hecho daño, odiaba que tuviese algo de razón, cerré mis manos apretando con fuerza mis puños y contuve las lágrimas que luchaban con salir nuevamente. Una vez que llegué al apartamento cogí las llaves y antes de introducirlas en el cerrojo la puerta se abrió y apareció Ana, mi compañera de piso con una sonrisa en la cara que desapareció en cuanto me vio.
_ ¿Beel estás bien?, ¿ qué ha pasado?, creí que aun seguías en la habitación.
_ Estoy bien, solo que... tengo una hermana, ha nacido hoy.
Me miró asombrada para luego abrazarme y darme la enhorabuena.
_ ¡Oh, me alegro por ti!, ¿pero ella está bien?
_ Oh, sí!, estás lágrimas son de alegría, ¿y tú a dónde vas?
_ Me ha llamado Alex
_ Creí que tú y él os estabais tomando un tiempo para ver a donde os llevaba esta relación.
_ Algo así pero parece ser que ha superado esa fase porque me dijo que quería hablar conmigo y que había sido un tonto por alejarse de mí, que me necesitaba, ¿ cómo estoy, crees que voy bien?
_ Estás muy linda Ana, me alegra que se diese cuenta de lo que vales, me alegro por ti.
_ Tal vez ahora podamos avanzar en nuestra relación e irnos a vivir juntos, llevamos cuatro años ya, conoce a mis padres y yo a los suyos, ¿crees que es eso lo que me quiere decir?
_ ¿Es eso lo que tú quieres?
_ No lo sé pero voy a averiguarlo, ¡mierda!, voy a llegar tarde, por cierto Beel gracias por escucharme y de nuevo enhorabuena.
Entré en el apartamento y me dirigí a mi habitación, ahora estaba un poco más calmada, al mirar en dirección a la cama me la encontré vacía, llamé a Adam pero ya no se encontraba en el apartamento. Esperaba que no estuviese muy enfadado conmigo y quisiese terminar con lo nuestro sin casi haber empezado, lo llamé a su celular y me contestó inmediatamente.
_ Hola cariño.
Suspiré, parecía que no estaba enfadado
_ Hola Adam, ¿ dónde estás?
_ Lo siento Beel pero me han llamado por un problema de tuberías y Fernando no se podía hacer cargo, quiero que todo esté listo para abrir mañana, por eso necesito que se den un poco de prisa. Prometo terminar con ellos lo más rápido que pueda para tener la cita que te había prometido.
_ Tranquilo Adam, te estaré esperando en el apartamento el tiempo que haga falta.
_ Por cierto, ¿ cómo te sientes teniendo una hermana?, ¿ cómo ha salido todo?
_ Ella es preciosa, aún estoy acostumbrándome a ella pero todo ha salido bien, gracias por preguntar.
_ Si se parece un poco a ti no dudo de su belleza.
_ Eres un encanto Adam, por eso te quiero.
_ Yo también cariño, nos vemos luego.
Me di una ducha y preparé café, llevé mi tazón al salón y llamé a mi amigo, quería saber cómo estaba pero me salió el buzón de voz, ¿aún no había encontrado su teléfono? Me despertó el timbre de la puerta, luego de estirarme corrí hacia ella, Adam me miró para luego abrazarme y besarme con intensidad.

EL ENTE QUE VIVE EN MÍ  ( Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora