capítulo cuarenta y uno

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_ Tu jefe no sabía lo que había ocurrido pero tu amigo le había pedido la mañana libre por un asunto que tenía que ver contigo, lo único que pudo decirme es que los dos estabais en el hospital, cuando llegué tú ya no te encontrabas en él pero Adam se veía nervioso, cuando me vio se cabreó mucho pensó que yo conocía a... ya sabes quién. Me costó mucho convencerlo para que me contase lo que sabía, estaba cabreado contigo porque te habías largado y rechazaste su ayuda, le dije que yo haría lo posible por encontrarte pero necesitaba que se calmase y me lo contase todo, me habló del mensaje que habías recibido y solo tuve que valerme de mis contactos para localizarte, creí que llegaría tarde y casi fue así. Cuando perdiste el conocimiento llamé a un amigo que se encontraba por la zona y te traje aquí.
_ ¿Un rastreador?
_ No necesitas saber eso, lo importante era traerte lo más rápidamente posible, en todo el trayecto no habías cobrado la conciencia.
_ ¿Qué pasó con el cuerpo de Eduardo?
Declan miró en dirección a la puerta, como si temiese que pudiese entrar alguien en aquel momento.
_ Mi amigo se hizo cargo, de todas maneras eso no es que necesitas saber ahora, la policía te interrogará en cualquier momento y quiero que sepas lo que yo he contado. El personal sanitario que se hizo cargo de ti fue el que llamó a las fuerzas de seguridad, al rato se personaron en el edificio dos policías para tomarme declaración de lo sucedido, Adam me había pedido que si te localizaba que lo llamase y así fue, quería que se pusiese en contacto con tu madre para que supiese dónde estabas, cuando tu amigo llegó yo estaba hablando con la policía, les conté que había ido en tu busca pero no estabas en el lugar donde te habían citado, después de buscarte por la ciudad acabé encontrándote en un callejón a dos kilómetros en dirección contraria de donde habías quedado, que alguien te había golpeado para robarte y luego te abandonaron en ese lugar, no les conté nada de tu amigo el pelirrojo ni del camarero. De todas maneras tu otro amigo el barman no se ha creído esa versión, él piensa que fue el pelirrojo quien te atacó al igual que lo hizo con tu compañera de piso y así se lo dijo a los policías, así que ahora te toca a ti contarles a los policías tu versión de los hechos, digas lo que digas a los policías yo apoyaré tu versión.
_ ¿Aunque le diga que tú fuiste el asesino de mi amigo?
Se quedó callado durante unos segundos mirándome a los ojos.
_ Sabes que tenía que hacerlo, te hubiese arrastrado con él.
La rabia empezó a brotar de nuevo en mí, las imágenes volvieron a mi mente.
_ ¡Y tú como lo sabes!, yo te había llamado para que me ayudases a llevarlo de nuevo a la azotea, ¿y tú qué hiciste?, lo apartaste de mí, lo dejaste caer.
_ Beel.
_ ¡No!, no quiero oírte más, quiero que te vayas, ¡aléjate de mí!
_ Sé cómo te sientes pero...
_ ¡No, no quiero escucharte!, ¡vete! , ¡Espera un momento!, cuando llegué junto el cuerpo inerte de Eduardo vi salir una especie de bruma, ¿era el ente?
_ Puede ser, nunca he visto uno fuera de un cuerpo, es algo sorprendente, ¿has visto alguno otro?
Negué con la cabeza.
_ Tal vez por el estado en que te encontrabas pudiste verlo, si ves alguno más me gustaría que me lo contases.
_ ¿Para qué?, ¿crees que me voy a convertir en tu cómplice?
Una enfermera entró en la habitación y preguntó que estaba ocurriendo, no le contesté porque intentaba evitar volver a derramar las lágrimas, nos miró a los dos y luego le dijo a Declan que se fuese que yo necesitaba descansar, él me miró una vez más y luego se volteó para dirigirse al pasillo, cuando me quedé sola de nuevo dejé que mis emociones fluyesen. A la mañana siguiente mi madre apareció para hacerme compañía durante un rato, Olga llamó para preguntar cómo me encontraba y mis amigas se presentaron en la habitación dos horas después de que mi madre se marchase, me preguntaron qué había sucedido y más o menos le conté la misma versión que había contado Declan, en sus ojos vi que no me creían de todo, supongo que Adam estaba detrás de esa desconfianza, él aún creía que había sido Eduardo el que me había atacado y aunque en parte era cierto aquella historia se quedaría entre Declan y yo. Me dieron las nuevas llaves del apartamento y luego con la mirada baja me dijeron que se iban por unos días o tal vez unas semanas del apartamento y que yo debería hacer lo mismo, que cuando me diesen el alta estaría sola en el piso y necesitaría ayuda, lo mejor era que me fuese a casa de mi madre o donde me apeteciese pero en ningún caso debería quedarme sola en el apartamento.
_ ¿Y a donde pensáis ir?
_ Yo aún estoy intentado recuperarme de los golpes así que me iré con mis padres, me lo han pedido y yo he aceptado, así pasaré un tiempo con mi hermana.
_ ¿Y tú Ana?
Mi compañera de piso bajó la cabeza como si le avergonzase decir aquellas palabras.
_ Bueno yo..., Adam me pidió que me quedase unos días con él, que allí estaría bien.
_ ¿Qué significa que allí estarías bien?, ¡Oh, mierda no!, ¿vosotros creéis que fue Eduardo quien me golpeó verdad?, Adam os ha metido esa gilipollez en la cabeza, por eso os vais del apartamento, ¿qué coño le pasa a ese tío?, dile a tu novio que deje de involucrarse en mi vida, entre él y yo ya no hay nada, si queréis iros está bien pero que deje de meter mierda sobre mi amigo o lo lamentará. Mis compañeras de piso no dijeron nada más, después de despedirse se fueron con un sentimiento de decepción en la mirada. Dos policías aparecieron a media tarde para tomarme declaración, nuevamente tuve que contar la historia de los hechos, le dije que había quedado con mi amigo Eduardo y como no apareció lo busqué por los lugares que solíamos frecuentar y que cuando empezó a anochecer alguien me golpeó por detrás, quería robarme la mochila y que yo intenté resistirme, me golpeó y yo acabé en el hospital.
_ ¿Encontraron mi mochila?, dentro tenía mi teléfono, mi cartera, las llaves del apartamento y toda mi documentación.
_ Tranquila, sus compañeras ya llamaron al cerrajero para cambiar la cerradura, en cuanto a su documentación cuando salga de aquí podrá tramitar todo el papeleo para recuperar sus documentos y hacer todas las gestiones necesarias. ¿Puede describirnos al hombre que le robó y golpeó?
_ No mucho, era de noche y apenas pude verlo, llevaba una capucha, era más alto que yo y por supuesto más fuerte pero no recuerdo mucho más.
_ Está bien, si se acuerda de algo más póngase en contacto con nosotros.
_ ¿Saben que ha pasado con mi amigo?
_ ¿A qué amigo se refiere?
_ A Eduardo Nayede.
_ Seguimos buscándolo, ¿está segura de que él no tiene nada que ver con la agresión?
Cuando iba a contestar que por supuesto que estaba segura el doctor entró en la habitación y se sorprendió a ver a los policías.
_ ¿No les dije que les llamaría cuando estuviese lista para contestar a sus preguntas?
Así que el doctor no había sido el que los había llamado, ¿entonces quién?
­­_ ¿Puedo saber quién les dijo que ya había despertado?
_ Su compañero de trabajo, un tal Adam...
_ Sí, ya sé quién es.
_ Si terminaron con las preguntas deberían marcharse, la señorita tiene que descansar.
Al día siguiente después de que el doctor me dijese que solo necesitaba estar un día más en el hospital y que prepararía los papeles para mi salida un policía se presentó en la habitación, me dijo que habían encontrado el coche y el cuerpo de Eduardo al pie de un acantilado y todavía no sabían si había sido un accidente o si se trataba de un suicidio. Sabían que su madre estaba enferma y como su único pariente vivo era una tía que no le interesaba hacerse cargo de él pues sugirieron que debían informarme, además querían saber si me haría cargo de su cuerpo. Saber que mi amigo estaba muerto me había roto el corazón pero hacerlo oficial era un golpe de realidad que me había golpeado fuertemente, no lograba controlar el desenfreno de mi lágrimas que caían en raudal por mi rostro. Esa tarde un hombre menudo, con gafas y de unos cincuenta o casi sesenta años se presentó en mi habitación, me dijo que era el abogado de Eduardo. ¿Un abogado, desde cuando mi amigo tenía un abogado, por qué no me comentó nada?, no se había enterado de su muerte ni de mi hospitalización hasta esa mañana cuando había visto la noticia en los periódicos, tampoco sabía que había golpeado a mi compañera de piso, había estado en comisaría y le informaron de lo ocurrido, luego firmó los papeles para hacerse cargo del cuerpo y darle sepultura.
_ Yo puedo hacerlo, tengo algunos ahorros.
_ Estoy seguro de ello pero tenía contratado un seguro para ello, creo que él sabía que moriría pronto, ¿usted cree que se suicidó?
_ Yo, no lo sé.
_ Está bien, no importa no vine aquí para hacerle preguntas con respecto a mi cliente, me gustaría que después del entierro pudiese hablar con usted, Eduardo ha querido redactar un testamento y usted es una de las beneficiarias.
_ Pero yo no quiero nada.
_ Por favor escuche lo que le pide su amigo en ese documento antes de tomar una decisión.
Después de que aquel hombre se fuese empecé a preparar todo para mi salida al día siguiente, Declan no había vuelto desde que le pedí que se alejase de mí. Por la mañana después de recoger los papeles mi madre me ayudó a regresar a casa, aunque mi estado había mejorado seguía caminando despacio debido al dolor de los golpes que recibí, además uno de mis brazos estaba inmovilizado. Al entrar en el apartamento me invadió un sentimiento de soledad, mi madre insistió en quedarse pero le dije que necesitaba descansar antes de ir al entierro un par de horas después. Cuando llegué a mi cuarto la carpeta amarilla estaba sobre la cómoda, la cogí y empecé a leer algunos de los papeles escritos por la escritora. Hablaba del ser que sentía en su interior pero el escrito, las palabras y frases que habían en aquellas páginas, algunas de ellas no tenían sentido, no se parecía a las obras que había escrito con anterioridad, si no fuese porque hablaba de los entes no creería que ese manuscrito fuese obra suya. Seguí leyendo y era más de lo mismo, me sorprendían algunas de las frases, no les encontraba sentido con lo que estaba contando pero aparte de eso no había escrito nada interesante o que yo no conociese sobre los entes, ¿entonces qué cosa le preocupaba al ente gris que se descubriese? Escuché el timbre de mi puerta, ¿ya habían pasado dos horas?, guardé la carpeta y fui abrir. Después de prepararme lo más deprisa que pude agarré la dirección que nos había dado el abogado de Eduardo y nos fuimos hasta allí. Yo no conocía a los amigos de Eduardo, no estaba segura de que tuviese muchos y en cualquier caso después de conocer lo que había hecho seguramente no vendrían así que seríamos unos pocos despidiendo a mi amigo, tampoco sabía que ocurriría con su madre, yo le había prometido cuidar de su madre y aún no había ido a verla, ¿ qué le iba a decir?, ¿estaría en el entierro de su hijo? Cuando llegamos había en el aparcamiento bastante coches, me imaginé que tendría lugar otro entierro a la par que el de Eduardo, caminé hasta la sala de velatorios, mi madre iba a mi lado y me agarré a ella, me miró y pasó su mano por mi hombro, caminamos lentamente, era la primera vez en mucho tiempo que me sentía tan cercana a mi madre, ahora entendía que ella a pesar de todo iba a estar ahí para mí, de todas maneras ya no me quedaba nadie, a todos había alejado de mí, incluso mi intruso había dejado de hablarme.

EL ENTE QUE VIVE EN MÍ  ( Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora